Ya viene la cosa, no termino de recuperarme de Navidad con la gastadera y ya tengo que pensar nuevamente que viene LA FECHA en la que me restriegan como esponja de fregadero en la cara que... ¡estoy soltera!
Cupido y yo tenemos un romance eso es todo, cuando el pasa yo lo veo y le digo OLEEEEEE, lo chifeo y el se va de rumba y cuando regresa lo recibo con un misil “si me tocas, te mato”, estoy arisca ante el amor, lo estoy!
Sacando cuentas no recuerdo la última vez que me regalaron una flor pero ni de consolación, ¿será que tengo admiradores tan básicos que ni la florecita me dan? Lo más que he recibido es una flor por el WhatsApp; les digo, mis chats son suuuuperrr románticos, mi celular atrae más amor que yo misma, el pobre está inundado en puro destellitos y amoríos.
Mis expectativas de este San Valentín, ya como lo he bailado yo al son del SAMBA LENTIN quiero fuego, candela y no me refiero bajo las sábanas. Considero que debería regalarme una escapadita romántica (aunque sin romance) donde pueda ver una fogata bajo la luz de las estrellas y si no, bueno, me conformo con ver unas buenas brasas dándole candela en un restaurante bien skipitypower!
Cupido, dígnate aunque sea de prestarme ese día para una salidita a lo cutie pie!