En lucha por la Madre Tierra

Lun, 04/22/2019 - 09:00
Panamá cuenta con numerosas organizaciones que trabajan por el cuidado de su entorno natural y que están consiguiendo avances a pesar de los pocos recursos a su alcance

¿Se preocupa Panamá por sus espacios naturales? Aunque históricamente el Gobierno parece no haber puesto su foco en este tema, en la población panameña se ha despertado la conciencia a favor de la protección del entorno natural. Además de jornadas  puntuales como el Día Internacional de Limpiezas de Playas, compañas como las de “¡Sin carrizo, por favor!” o leyes concretas como la que prohibirá las bolsas de plástico en los supermercados, existe un gran número de profesionales y voluntarios que trabajan todos los días para cuidar nuestra Madre Tierra.

Panamá es un país rico en naturaleza. En el intento de proteger el territorio, un 40% se ha declarado área protegida –lo que triplica el promedio mundial- y el Plan Estratégico Nacional 2030 ha establecido el desarrollo de diferentes políticas en este ámbito.

No obstante, allí donde el Gobierno no llega o en acciones que requieren mayor celeridad, aparecen las entidades no gubernamentales. En Panamá se contabilizan más de una treintena de fundaciones, organizaciones y entidades que se especializan en diferentes ámbitos como la reforestación, el reciclaje, la limpieza de espacios naturales y la protección de los animales. Todos, buscando aportar su granito de arena en el trabajo de campo, pero, sobre todo, buscando la concienciación y participación de toda la población.

 

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Un camino repleto de retos

“Panamá es un país que ha tenido un gran desarrollo económico pero que, en consecuencia, ha traído cambios importantes en la forma de mantener a flote las organizaciones de la sociedad civil, particularmente las que trabajan en temas ambientales”, explican desde la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Ancón). En este sentido, aseguran que la financiación es uno de los principales retos de estas organizaciones: “con pequeñas excepciones, los fondos que financian nuestras actividades provienen de fuentes internacionales, por lo que el sector privado ha empezado a tomar ese papel cada vez más conscientes de que nuestros retos deben ser responsabilidad de todos”.

Los fondos también son una de las principales complicaciones para la Fundación Pro-Conservación de los Primates Panameños (FCPP),  quienes lo acompañan de la “credibilidad internacional para obtener presupuesto de investigación, ya que en 2001, cuando nacimos, no había oportunidades de financiamiento para recién graduados que quisieran investigar en Panamá”. Pero no solo eso, a la hora de investigar, también surgen algunos contratiempos, como el hecho que no existiera investigación previa en su campo, “me costó mucho echar adelante sin tener asesoramiento profesional, me tocó leer bastante y hacer trabaos que quizás pudieron haberse hecho mejor, pero todo es un proceso”, explica Pedro G. Méndez-Carvajal, investigador y fundador. “Pero lo más preocupante fue y es el lograr la conservación de primates con lo mínimo, utilizando como base nuestro propio salario”.

Pero no solo los presupuestos suponen un reto. “Lograr la participación ciudadana y hacer entender a cada persona que la situación de los animales es un problema social, es un trabajo difícil”, explican desde Fundación San Francisco de Asís (Fundasis). Por ese reto se decantan también desde Spay/Panamá, quiénes manifiestan que lo difícil es “crear conciencia de que los perros y gatos callejeros no eligieron el abandono, que sus vidas merecen respeto, compasión, y la oportunidad de encontrar un hogar”.

 

 

Por ese sentido se expresan desde Panamá Reptiles, quienes aseguran que “lo más difícil de todo es cambiar la percepción generalizada que se tiene contra el grupo y que desde tiempos bíblicos, principalmente en las culturas influenciadas por las religiones abrahámicas, se ha catalogado a las serpientes como animales del mal”. “Entonces es difícil llegar y explicar que lo que le han dicho toda la vida no es cierto, que tan solo un 16% de las especies nacionales y un 13% de las mundiales son venenosas, que son animales indispensables en los ecosistemas. Te catalogan de loco, pero afortunadamente las cosas están cambiando poco a poco”.

“Dese 1989 hasta la fecha se han matado 342 jaguares en Panamá, cifra que solo incluye casos reportados y confirmados, con lo que el número puede ser el doble o más. Mayormente se hace en represalia por depredación de animales domésticos”, explican desde la Fundación Yaguará Panamá, quienes añaden que, “para revertir esta situación crítica, es urgente cambiar la percepción de los lugareños hacia el jaguar, otras especies de vida silvestre y su entorno natural”.

“Son múltiples los retos con los que nos hemos encontrado, pero el principal ha estado vinculado al desconocimiento de la importancia del jaguar en los ecosistemas y para nuestro bienestar. Esto se debe a la falta de información y vacíos en la educación, que profundizan el miedo hacia la especie y aumenta los conflictos entre los humanos y los jaguares”, enfatizan, criticando que “la población conoce más sobre las especies de vida silvestre de África –como elefantes, hipopótamos, leones, leopardos, etc.-, que las de nuestros bosques –tapires, puercos de monte, jaguares, hormigueros gigantes, mono aullador, etc.-.

Ese desconocimiento en algunos temas es también un punto importante para superar retos en este ámbito. Así lo enfatizan desde la Asociación Nacional de Reforestadores y Afines de Panamá (Anarap), quienes aseguran que “el desconocimiento del sector forestal por parte del panameño en general es un problema”. Pero también lo es el hecho de que “por cada dólar que invertimos en ingenieros forestales, nos tenemos que gastar tres en abogados para poder cumplir con la tramitología de todos los ministerios”, remarcan.

Ese punto gubernamental también lo enfatizan desde el Centro de Incidencia Ambiental (CIAM), quienes ponen como su principal reto la “coordinación de entidades gubernamentales que comparten la gobernanza sobre una materia, el desconocimiento de ciertos temas importantes y las violaciones a la ley de transparencia” que se da en muchas ocasiones.

 

 

El papel del Gobierno

Precisamente del CIAM recuerdan que ellos no reciben ayuda gubernamental “ni aceptamos donaciones de empresas contaminantes del ambiente o violadoras de los derechos humanos”. No obstante, admiten que “el apoyo de la administración es necesario para aquellas organizaciones que están comenzando y no pueden conseguir fondos internacionales”.

Casi ninguna de las entidades que trabajan por el medio ambiente en Panamá recibe ayudas directas del Gobierno en Panamá o reciben muy poca cantidad. La supervivencia de estas organizaciones depende más de los fondos internacionales o de las ayudas privadas. “A nivel económico recibimos un subsidio por parte de la Alcaldía y la Lotería Nacional, que representan el 3.6% de los fondos que manejamos”, explican desde Ancón, quienes añaden que “los gobiernos deberían apoyarse de la flexibilidad, experiencia y apalancamiento de fondos que tenemos las ONGs para ejecutar proyectos mediante alianzas público-privadas, donde las ONGs sirvan de engranaje para ejecutar programas ambientales, sociales, de salud pública, educación y tantos programas que hoy en día tratan de ejecutar las instituciones gubernamentales con limitaciones para reaccionar o traer recursos privados”.

 

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Respecto a esa organización gubernamental se expresan también desde Anarap: “el Gobierno debería trabajar como un todo, ya que los esfuerzos aislados son lentos y costosos, no tenemos un plan maestro, sino todo tipo de iniciativas que no acaban en ningún lado, varias entidades trabajando en lo mismo sin ponerse de acuerdo, una Asamblea proponiendo leyes que no resuelven el problema, poco compromiso a los grandes cambios por parte de los sectores de la población… Pero cuando se habla del tema ambiental nadie quiere asumir los costos políticos que corresponde”.

“La clave como siempre, está en la educación y en mejorar nuestra cultura ambiental que es muy pobre”, remarcan desde Panamá Reptiles. Añaden que “a veces se enfoca el esfuerzo en las acciones posteriores al daño y no tanto a la prevención. Si tuviéramos una población educada no sería tan necesario la ejecución de muchas cosas y eso debe ser una prioridad para el Estado y para todos los panameños: conservar nuestra diversidad biológica, incentivar el ecoturismo y ver que Panamá vale más verde que contaminado o todo repleto de cemento”.

“A su favor, si debemos ver que este Ministerio sí ha promovido el enlace entre personas no influyentes en círculos políticos, sino más bien profesionales que han estado trabajando duro y sin apoyo, unidos por la preocupación respecto a especies clave como el águila arpía, los monos, los jaguares, las ballenas, los perezosos, etc.”, recuerdan desde la FCPP. “Ha creado caminos para poder llegar a entendimientos con los Gobiernos, no solo el de ahora, sino los futuros, lo cual es bueno porque abre un puente entre los profesionales dedicados a la conservación y los diplomáticos”, añade.

“Para que programas como el que llevamos a cabo sean exitosos deben estar acompañados del gobierno, para que sean efectivos y a largo plazo, y esto requiere que entidades alineadas con la causa”, aseguran desde Yaguará Panamá. Y eso parece que se está dando a través del tiempo, ya que “después de 20 años trabajando en la conservación de los felinos silvestres, tenemos que reconocer que las cosas están cambiando. Y que por primera vez se están destinando recursos financieros gubernamentales para la conservación del jaguar y otras especies de vida silvestre”.

En este sentido, explican que actualmente están trabajando en colaboración y con el apoyo del Ministerio de Ambiente en el marco del Convenio de Cooperación que se suscribió en 2017 y de la Secretaría Nacional De Ciencia, Tecnología E Innovación (Senacyt) a través de proyectos de investigación y uso de tecnologías.

 

Proyectos con resultados

A pesar de las dificultades, las entidades continúan su lucha por la protección del medio ambiente y, en mayor o menor medida, todas consiguen resultados visibles, tanto en campo, como en concienciación de la población. “Nuestras charlas de educación ambiental en las escuelas primarias causan impactos inmediatos en los niños, impacto que esperamos que llegue hasta la vida adulta”, explican desde Tortugas Pedasí quienes añaden que han conseguido “ser agentes multiplicadores para otras personas que quieran replicar grupos de conservación ambientales en la región de Azuero”.

 

 

“Somos uno de los tres primeros productos de exportación del país, pero ni siquiera llegamos al 5% de nuestro potencial”, remarcan desde Anarap. “Podría decir que somos un éxito, pero en realidad somos un sector joven. Recién se hacen las primeras cosechas pero nuestro potencial es tan grande como el Canal”. A pesar de ese potencial de futuro, sus responsables lamentan que “nuestros resultados son tímidos y silenciosos, sin cifras que nos respalden, ni ningún despacho gubernamental que nos tome como su Chamipion. No hay una sola oficina que se dedique a promover la reforestación, ni a ayudar al productor forestal a mercadear su producto”.

Por su parte, Ancón expone que hasta ahora han ejecutado “más de 250 proyectos en el campo a nivel nacional, además de numerosas contribuciones a leyes, políticas, orientación a las comunidades, foros ambientales, etc.”.  Entre sus logros se encuentran la promoción del 60% de las áreas protegidas de Pamamá, la creación de la segunda reserva natural privada más grande de Centro América, la de Punta Patiño, de 30.000 hectáreas, el impulso de dos alianzas público-privadas y el cierre de casi la tercera para la gestión integral de los residuos de la Isla Taboga.

También desde el CIAM recuerdan que su aporte se ha visto reflejado en la colaboración por “cambiar la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia en materia de ambiente y participación ciudadana”.

El equipo de FCPP enumera tres objetivos principales: realizar investigación, educación ambiental y formación de primatólogos panameños. “Hemos logrado publicar al menos 10 artículos a nivel internacional y, a nivel nacional, hemos publicado en revistas destacadas de la universidad de Panamá, somos autores de dos guías educativas y co-autores de varios capítulos de libros de primates en conjunto con grandes personalidades primatólogas de todo el mundo”. También organizan simposios internacionales con la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación y han logrado más de 15 fondos internacionales de investigación.

“Nuestro principal resultado es que la generación de información científica ha permitido tomar mejores decisiones y otras acciones relacionadas a la conservación del jaguar, así como reducir el conflicto de esta especie con las poblaciones humanas por parte del Ministerio de Amiente. Como resultado de este esfuerzo, se han generado proyectos gubernamentales y se declaró el primer sábado de marzo como el Día Nacional de los Felinos Silvestres en Panamá, dándole la relevancia que tiene el tema en favor de que pueda haber una coexistencia entre felinos y seres humanos, para el beneficio de todos los panameños”, explican desde Yaguará.

A nivel más local, Fundasis explica que en los últimos cinco años han conseguido dar en adopción a más de 1,500 animales, se han esterilizado más de 7,000 en los últimos tres años, “y se han incrementado más personas que aportan donativos”.  De la misma manera, Spay / Panamá presenta unos datos muy interesantes, ya que en sus 18 años de existencia, ha esterilizado a más de 178,000 perros y gatos, “así como se convirtieron en mascotas, como cerdos, caballos, cobayos, zarigüeyas y conejos”. “Cada 100 animales esterilizados previene la concepción de unas 800 crías, que en su mayoría sobrevivirían buscando alimentarse de la basura. Ninguna sociedad civilizada y justa debe permitirse crecer ante semejante visión”, sentencian desde Spay / Panamá.

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