- Mente y Cuerpo
Y cómo lidear con esta silenciosa enfermedad
“Mi nombre es Carmen, bueno también Ana, María, Madre, Deli, Antonia… dependía del momento en que Ella estuviera viviendo en su mente”, cuenta Carmen Lucena en su libro “Vivir sin Vivir: Ella, el Alzheimer y yo”, después de haber cuidado por ocho años a su suegra, quien padecía la enfermedad en estado avanzado. Nadie imagina, salvo aquellos que lo viven en carne propia, los muchos sacrificios y sufrimientos que existen detrás de esta afección.
El alzhéimer es una enfermedad cerebral degenerativa que afecta la memoria, la forma de pensar y el carácter o manera de ser de aquel que la padece. Es una de las formas más comunes de demencia y se desarrolla a partir de los sesenta años. “Recuerdo un día, de tantos, que fui a buscar a mi suegra para llevarla a mi casa. Me esperaba muy contenta, y bajando por las escaleras de pronto se paró, se quedó bloqueada, no recordaba cómo levantar la pierna para bajar las escaleras, en vez de levantar la pierna echaba todo el cuerpo hacia delante”, narra Lucena en su blog, “Ella, el alzheimer y yo”.
Se estima que a nivel mundial 35.6 millones de personas se ven afectadas por la demencia senil. La Organización ADI (Alzheimer’s Disease International) predijo en un estudio que en las próximas dos décadas, el aumento de este padecimiento en América Latina sería de un 77%. Sin embargo, los casos no se diagnostican en fases tempranas, sino cuando la enfermedad ya está avanzada. “Tenemos un problema, se dice que cuando el familiar se entera ya la enfermedad lleva diez años de evolución. Los casos nos están llegando tarde. Esta enfermedad evoluciona en cuatro etapas y nos gustaría que llegaran en la primera porque es una enfermedad degenerativa progresiva”, explicó el Dr. Ernesto Triana Bernal, neurólogo clínico. “Cuanto más rápido se diagnostiquen las enfermedades, más rápido se puede aplicar el tratamiento y la evolución se retarda”.
El diagnóstico del alzhéimer se lleva a cabo a través de una serie de estudios en los que se ven involucrados una historia clínica detallada, el minimental (evaluación cognoscitiva del estado de la memoria del paciente), una tomografía axial computarizada, un electroencefalograma y exámenes de laboratorio.
Lo recomendable para que la enfermedad se encuentre a tiempo es que el individuo, cuando comience a tener problemas de memoria o cambios bruscos en su personalidad, consulte de inmediato con un neurólogo y se realice los exámenes del diagnóstico. Una vez detectada la enfermedad, se podrá aplicar el tratamiento correspondiente.
“La primera fase del tratamiento es la conducta de los familiares. La mejor receta para esta enfermedad es mucho amor y paciencia, y nunca discutir porque esa persona había sido una buena persona hasta ese momento, entonces en ese instante usted va a discutir no con la persona, sino con la enfermedad”, aclaró el Dr. Triana Bernal. Además se van aplicando medicamentos en dosis progresivas al paciente, que trabajan sobre la acetilcolinesterasa, permitiéndole al cerebro producir acetilcolina (neurotransmisor).
Existen además en el mercado diferentes alternativas como los parches, un sistema simple que brinda por 24 horas la dosis justa de medicamentos al cuerpo. El ejercicio cognitivo, aquel que pone a trabajar las reservas del cerebro, como jugar barajas, dominó, hacer dibujos y recordar poesías, también es una parte fundamental del tratamiento.
“Mucho se habla del alzhéimer, pero poco se comprende; recuerdo que en el supermercado donde yo trabajaba, les decía a todos que le dieran lo que quisiera Ella, después yo lo pagaba. Hasta que un día le dijo a la cajera que era una ladrona, la cajera me dijo llorando que ella no tenía que aguantar eso”, describe Lucena en “Vivir sin Vivir”.
Diez señales de advertencia de alzhéimer
La Alzheimer’s Association ha creado una lista de 10 señales de advertencia. Cada persona puede padecer una o más señales. De ser así, se recomienda la consulta rápida con un médico.
1. Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana.
2. Conflictos para planificar o resolver problemas.
3. Impedimentos para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre.
4. Desorientación de tiempo o lugar.
5. Dificultad para comprender cabalmente imágenes visuales y cómo los objetos se relacionan uno al otro en el ambiente.
6. Nuevos problemas con el uso de palabras en el habla o lo escrito.
7. Colocación de objetos fuera de lugar y la falta de habilidad para retrazar sus pasos.
8. Disminución del buen juicio.
9. Pérdida de iniciativa.
10. Cambios de humor o personalidad.