Hay muchos tipos de amores, los hay de esos que te dan cosquillitas en la panza, que se acompañan de manitos sudadas; hay de esos que son “de quien te enamoras” y solo sientes encaprichamiento, y hay de esos que te provocan un cúmulo de sentimientos que paulatinamente vas descubriendo nuevas formas de reír, nuevas formas de llenarte como ser humano, y BOOM, eso es el verdadero amor. Nos crían siendo calculadores, de sentimientos egoístas, herméticos en el amor, a hacer una lista de especificaciones de lo “correcto” para una pareja.
Primero, chicas, claro está que nacimos enteras. Y no nos falta ninguna mitad; un alma gemela es una dualidad emocional, alguien que está al mismo nivel de conciencia que tu estás y que es capaz de amar toda esa belleza imperfectamente perfecta que tú eres sin limitar, sin despreciar y con una suficiente armonía para empoderarte a que llegues aún más lejos, cumplas tu cometido en la vida y a sacar esa hermosa esencia que tienes en ti haciéndote siempre mejor y mejor.
Dicen que tu alma gemela es un ser que ronda por la vida construyéndose primero para luego toparse cuando menos lo esperas; puedes intentar vivir a miles de kilómetros de distancia, puedes salir con otras personas, y aun con todo eso no querrás perderlo jamás de vista, simplemente no puedes… porque, inexplicablemente, te da paz, te sientes complementada, con química increíble que jamás pensaste pudieras experimentar. Dichosos aquellos que son capaces de reconocer y atreverse a mantener en su vida a su alma gemela.
¿Cómo discernir entre tantos amores? Porque de ese amor encaprichado, la llama de lo físico eventualmente se apaga, las máscaras se caen y la creatividad se pierde cuando se acaban los motivos, pero con ese amor que nace del alma, no hay mariposas cuando lo vas a ver, aunque sientes un vacío cuando no está cerca, la felicidad es genuina tirados en el sofá en pleno silencio, sus alegrías también son tuyas, te dirán que estás hermosa porque el amor nutre por dentro y simplemente se siente, desde un corazón que brinca, se te hace la piel de gallina solita y se escapan las sonrisas. El amor verdadero se siente.