
¿Quién no ha sufrido con una final de la NBA? Personalmente, creo que el baloncesto es uno de los deportes que más disfruto mirar... Es un juego rápido, ágil, de mucha precisión... pero también de mucha presión y nervios.
Muchísimos partidos tienen que resolverse en el último minuto, en una sucesión decisiones que puede parecer aleatoria, pero una nueva investigación sostiene que tiene mucho más que ver con las mismas leyes que rigen la evolución que con el azar.
Cuatro investigadores de las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria y Playa Ancha (Valparaíso, Chile) acaban de publicar en la revista de la Asociación Internacional de Ingeniería y Tecnologías de la Información (IETA) los resultados que han extraído después de analizar 6.130 partidos de 5 temporadas de la NBA, y sus ritmos de anotación y juego.
Y su conclusión es clara: "El flujo y el diseño del juego en el baloncesto puede describirse igual que el de muchos sistemas naturales", de modo que los equipos de este deporte se pueden estudiar como si se tratasen de "sistemas autoorganizados".
Quizás te preguntes qué significa esto especificamente... pues quiere decir que se pueden analizar desde otra perspectiva: el viejo problema biológicas sobre cómo entender las condiciones que se requieren para poblaciones que evolucionan emerjan y consigan mantenerse. En otras palabras, el equipo que consigue las condiciones necesarias, es el que prevalece vencedor.
"Se trata de cooperar sin esperar reciprocidad, sin egoísmo", argumentan. Y para explicarse, citan a una las grandes glorias de la NBA, el legendario entrenador de los Chicago Bulls y los Lakers, Phil Jackson: "El baloncesto es el yo al servicio del nosotros".
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Los datos que han recopilado de cinco temporadas de la NBA demuestran que el 63 por ciento de los partidos se resolvieron por diferencias menores a once puntos, muchos de ellos en 60 segundos finales en los que puede pasar de todo y en el que desempeñan un papel clave las faltas (representan el 94 % de los puntos).
"El caso", argumentan el artículo, "es que en los momentos finales del partido, la incertidumbre puede ser la clave: los árbitros, la fatiga, las malas decisiones...", añaden.
Y en esos instantes, apuntan, los equipos de baloncesto se comportan como si fueran un ejemplo del "efecto Reina Roja", una hipótesis científica que toma el nombre del personaje del cuento de "Alicia en el País de las Maravillas" y que suele utilizarse en los estudios sobre la evolución natural y la extinción de las especies.
Así como los habitantes del mundo de fantasía ideado por Lewis Carroll deben correr lo más rápido que puedan solo para no moverse del sitio donde están, esta hipótesis sostiene que las especies se ven obligadas a mejorar continuamente solo para mantenerse.
En el baloncesto, las compañeros y rivales se influyen mutuamente con sus interacciones durante todo el partido y el propio juego permite que surjan comportamiento creativos, de modo que el que mejor se adapte, prevalece. Como en la propia naturaleza.
Noticia original de EFE, modificada para su publicación.