Enero es considerado por muchas asociaciones internacionales como el mes de la concienciación la tiroides.
Existe un alto grado de ignorancia sobre esta pequeña glándula; por lo general, los problemas de la tiroides son confundidos con otros padecimientos, lo que retrasa el diagnóstico y su tratamiento. Así que, nos tomamos un tiempo para aclarar ciertas cosas.
La tiroides es considerada una glándula neuroendocrina (segrega hormonas), ubicada sobre la tráquea. Su forma se parece a la de una mariposa.
Sus funciones son muchas: regula el metabolismo del cuerpo, es productora de proteínas y regula la sensibilidad del cuerpo a otras hormonas.
Debido a su importancia en el funcionamiento del organismo, las enfermedades de la glándula tiroidea pueden afectar a gran parte del cuerpo.
La mala noticia es que en este tema, las mujeres estamos en desventaja. Según The American Congress of Obstetricians and Gynecologists, el sexo femenino padece ocho veces más este tipo de enfermedades que los hombres. En algunas mujeres ocurren durante el embarazo y en otras después.
El hipotiroidismo es una de las enfermedades que mayor complicación trae a las muje- res. Según la Sociedad de Endocrinología de España, aproximadamente una de cada 100 mujeres en edad fértil sufre hipotiroidismo, pero muchas ni siquiera lo saben, o no se les ha diagnosticado.
Lo peligroso de esta enfermedad es que genera una alteración en la función de los ovarios, a través del aumento de la prolactina (hormona estimuladora de la producción de leche). Como consecuencia, algunas mujeres paran de ovular y se dificulta la fertilidad.
Cuando la mujer ya está embarazada, el caso es otro. La enfermedad puede causar riesgos severos en la gestación. Por estas razones, es importante que puedas realizarte las pruebas médicas adecuadas.
El examen de la función tiroidea es un grupo de pruebas bioquímicas que evaluarán cómo está funcionando esta glándula. Los más frecuentes son el examen T3, la captación de resina T3, el examen T4, una gammagrafía de la tiroides y el examen de la hormona estimulante de la tiroides. La mayoría se puede llevar a cabo mediante muestras de sangre. Si no estás embarazada, los controles los debes realizar cada 4 o 6 meses. De lo contrario, debes chequearte cada 45 días, para no perjudicar tu vida ni la de tu bebé.