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La falta de luz eléctrica es uno de los problemas principales que enfrentan poblaciones como la comarca Ngäbe-Buglé
Para las comunidades rurales aisladas de Panamá, las actividades productivas y las posibilidades de realizar cualquier emprendimiento constituyen todo un reto. Sus fuentes de ingreso son limitadas y la carencia de servicios básicos como es el caso de la energía eléctrica es una gran limitante. Sin luz eléctrica, el tiempo diario que los miembros de estas poblaciones dedican a distintas actividades que les generan ingresos, es menor. La cantidad de horas para el estudio también se ven limitadas. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo quedan unas 90.000 familias sin acceso a electricidad en el país.
Precisamente ante esta necesidad, entidades sin fines de lucro como acciona.org trabajan para aportar soluciones. Esta organización en alianza con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, en coordinación con la Oficina de Electrificación Rural (Ministerio de la Presidencia) y con la aprobación de las autoridades tradicionales indígenas, trabaja en Panamá desde el 2017 ofreciendo acceso a electricidad de manera sostenible, con sistemas fotovoltaicos domiciliarios a 400 familias de la comarca Ngäbe-Buglé (la más desfavorecida del país). Esta labor la realiza a través del programa Luz en Casa, que a finales del 2019 beneficiará a 500 familias más con acceso a electricidad, una clara mejora a su calidad de vida y un impulso a las actividades productivas.
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Con la electricidad de estos sistemas, los usuarios tienen a su disposición más de 6 horas de luz, carga de un teléfono y 2 horas de operación de aparatos como radio, TV o Tablet al día. Esto supone que cada hogar dispone de unas 2.200 horas de luz eléctrica al año que se traducen, según las estimaciones de impacto de acciona.org, en alrededor de 900 horas de actividad adicional (170 horas para tareas escolares).
La disponibilidad de más horas de luz eléctrica les permite prolongar sus actividades habituales, incluyendo las productivas, e iniciar otras nuevas, no solo por disponer de más tiempo sino también de más recursos con el ahorro en el gasto en energía –estimado en un 30% inferior al gasto promedio anterior que tenían y por lo tanto supone un ahorro de 12.000 balboas/año para el total de las actuales familias beneficiadas–. Además, esas horas adicionales de luz permiten que los niños realicen sus tareas de la escuela más fácilmente y durante más tiempo, lo que resulta en la extensión de su escolarización y, a la larga, probablemente en una mejor cualificación que favorezca su desempeño profesional.
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Esta promoción de la actividad productiva y formativa del programa en la población local, también ofrece una oportunidad de emprendimiento con una actividad económica adicional para pobladores con tiendas en la zona. acciona.org los identifica y capacita en cuestiones técnicas y de gestión para que, además de su actividad habitual, ofrezcan servicios técnicos de mantenimiento, venta de aparatos eléctricos y gestionen los cobros relacionados a los usuarios del programa. Efraín, emprendedor del actual centro en operación, explica la satisfacción que para él supone atender a los vecinos de las comunidades más humildes de la comarca. “Muchas personas vienen y me dicen que se sienten contentos porque ahora pueden trabajar de noche, sus hijos pueden estudiar, sus esposas pueden coser de noche", expresó.
La mujer: una figura clave en el desarrollo
Las mujeres rurales son quienes mayor tiempo pasan en el hogar sufriendo la falta de acceso a servicios básicos como la electricidad y empleando parte de su tiempo en trasladarse a adquirir energéticos alternativos (pilas, velas, combustibles para lámparas). Por tanto, son quienes más disfrutan de la electricidad y los beneficios asociados para su salud y actividad; ya no padecen enfermedades oculares o pulmonares por falta de luz y respirar humos generados por energéticos alternativos y ahorran tiempo en desplazamientos que pueden dedicar a otras actividades domésticas, productivas, recreativas, familiares.
En lo referente a las actividades que emprenden los usuarios en sus hogares, se da la circunstancia de que el programa beneficia especialmente a las mujeres en la comarca Ngäbe-Buglé: un alto porcentaje de ellas se dedica a desarrollar actividades productivas en casa (65%) como, por ejemplo, la confección de vestidos y otros artículos textiles que posteriormente venden para obtener ingresos para sus familias.
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Las horas de luz adicionales les permiten aumentar su productividad y, por tanto, esos ingresos. “Estoy contenta, nos pusieron la luz y así coso y hago plata; por la noche me voy a dormir a las diez” cuenta Faustina, usuaria de Luz en Casa en la comarca Ngäbe-Buglé, explicando cómo se han visto favorecidas sus actividades cotidianas desde que tiene electricidad “Hago artesanía y también le enseño a mis hijos. Por las noches cocino y podemos comer todos en la mesa”.
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