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Aunque la vacunación en niños es común, son los mayores del hogar los que aún no comprenden el grado de eficacia que esta herramienta puede tener para mejorar la calidad de vida
En los últimos años se ha fomentado una discusión en torno al tema de las vacunas y por qué se deben o no vacunar los niños. Y aunque la sociedad parece solo haberse enfocado en los infantes, los adultos también necesitan de esta herramienta de prevención.
Las vacunas, desde el punto de vista de salud pública, tienen como objetivo primario prevenir una enfermedad determinada que tiene alto impacto en la población y cuya reducción va a originar un beneficio a la comunidad. Es decir, son una importante herramienta de prevención, como las define el doctor Daniel Curcio, Director de Vacunas en Desarrollo de América Latina (Pfizer) quien conversó con Revista Mujer durante un seminario sobre vacunación realizado en la Ciudad de Panamá.
El Dr. Curcio expresa que la concientización en la región sobre vacunar a los niños es alta, pero que aún falta crearla en la población adulta. “Hay un grupo importante de enfermedades prevenibles de las cuales se pueden salvar los niños con las vacunas. Algunas son tan graves que pueden traer, no solo consecuencias sobre la vida del infante, sino en su vida adulta y hasta todo el sistema de salud. Vacunar a los niños es invertir en el adulto del futuro”, asevera el doctor.
En la medicina actual existen vacunas específicas para niños, adolescentes, adultos y adultos mayores. En los adultos, una de las más comunes es la antigripal. Otra es la nuemocócica, que previene la enfermedad producida por la bacteria del neumococo y afecta fundamentalmente a las edades extremas de la vida: los menores de 5 años –menores de 2–, y a los mayores de 50 años –mayores de 65–. En los niños puede producir neumonía, meningitis, otitis media u otitis media aguda; en el adulto produce neumonía. Además, se encuentran otras como la vacuna doble –previene enfermedades como el tétano–, la del herpes zoster y la del papiloma humano.
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A pesar de existir estas herramientas de prevención, el Dr. Curcio asegura que en la región latinoamericana aún falta educar para que el adulto comprenda que “las vacunas son para todas las edades y que estas pueden brindar una mejor calidad de vida”. Además, el especialista asegura que el médico juega un papel primordial en el proceso de concientización, ya que él debe explicarle a los pacientes lo beneficiosas que son. Y agrega que muchas veces ellos poseen bajos conocimientos del tema por lo que se hace imposible crear un cambio de mentalidad en la población.
El reto de la vacunación en adultos
El especialista reconoce que en América Latina está bien establecido que el niño debe vacunarse, e inclusive la mayoría de los países de la región tienen la neumocócica en su calendario de vacunación. “El reto en la mayoría de los países de Latinoamérica está bien establecido y es combatir el bajo nivel de concientización de los adultos. Los médicos y los medios de comunicación pueden ayudar en eso, al igual que las campañas”, expresa el Dr. Curcio. También agrega que “los adultos tienen que entender cuáles son las características de la enfermedad, cuáles son las potenciales consecuencias de ella y los beneficios de poder prevenirlas. Con esto, la persona se dará cuenta que vacunarse es lo mejor”.
Si bien las vacunas más comunes pueden encontrarse gratis o a un bajo costo en los centros médicos públicos, existen algunas que son más difíciles por los altos precios. El Dr. Curcio opina que esto puede reducirse y brindar un acceso más global si los gobiernos se involucran en el proceso. “Se debe negociar con las farmacéuticas, con los proveedores de vacunas y para que puedan llegar de manera gratuita o de muy bajo costo a la población. No tienen que ser esfuerzos individuales, tienen que ser políticas de gobierno para negociar”, comenta.
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El futuro de las vacunas
La tecnología en este campo de la medicina ha avanzado a pasos agigantados, a tal punto que ya no se inyecta la cepa de la enfermedad. En las de última tecnología solo se tomar parte del microorganismo; son vacunas muy avanzadas a nivel bio-tecnológico. Aún así, como el objetivo de ellas es estimular el sistema inmunológico del individuo, este estimulo puede generar algunos malestares como dolores, fiebre y fatiga; efectos secundarios pasaderos que no deben causar mayores problemas.
Para el Dr. Daniel Curcio la educación en cuanto a las vacunas se respalda y es efectiva cuando se muestra a la población estudios científicos, soportados de la misma forma por doctores, donde se visualizan lo efectivas que son. En Pfizer Vacunas, donde ejerce su cargo de director, poseen vacunas como la neumocócica y la antimeningocócica, y se encuentran desarrollando otras para males como la diarrea, la cual sería de gran beneficio para hospitales a nivel mundial. “Se trata de desarrollar vacunas para enfermedades de alto impacto en la sociedad”, asevera el Dr. Curcio.
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