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El doctor del diseñador le recomendó descanso tras ser diagnosticado de "burnout" debido al exceso de trabajo
Son pocas las veces en las que un diseñador no sale a saludar tras su desfile. La escena se vivió con inquietud este jueves en París en el desfile de Off-White, firma del último niño mimado de la industria y director creativo de Louis Vuitton, Virgil Abloh, víctima del síndrome del trabajador quemado. Además de estilista, el estadounidense posee un largo y variado currículo: DJ, músico, productor de música, influencer y amigo de famosos. Suficiente para que la revista Time lo considerara en 2018 una de las 100 personas más influyentes del mundo.
Pero la bomba ha estallado y Abloh, de 38 años, está de baja. Su médico le ha recomendado descanso tras diagnosticarle un "burnout", es decir, un desgaste por exceso de trabajo conocido en español como síndrome del trabajador quemado. El tema ha sido uno de los asuntos más comentados en esta semana de la moda: mientras unos se muestran sorprendidos otros entonan el "se veía venir". Y esto cuando las grandes empresas de la moda intentan liderar la transformación hacia la sostenibilidad: LVMH, el conglomerado al que pertenece Louis Vuitton, fue una de las multinacionales que firmó en el G7 de Biarritz, el pasado mes de agosto, una carta de compromisos ecológicos.
Pero la llamada "moda lenta", la que aboga por menos colecciones y un ritmo de tendencias más pausado como solución ecológica y forma de recuperar la creatividad por encima del negocio, no parece todavía entrar en las discusiones. Para el instructor de jóvenes diseñadores Philippe Pourhashemi el desgaste de Abloh es "sintomático" del problema que vive la industria. "La moda necesita ralentizar. Hablamos cada vez más de ser sostenibles, de bajar el ritmo de la industria, de consumir mejor y, por tanto, también de vivir mejor, tener más tiempo para uno mismo. Abloh tiene su familia en Estados Unidos, una oficina en Milán y otra en París, no sé cómo lo gestiona", opina.
Según sus más cercanos, desde que asumió el control del diseño masculino de Vuitton en 2018, tomaba un mínimo de ocho vuelos semanales. El diseño de Off-White se realiza en Milán y el de la "maison" francesa en París, además, solo en los últimos meses Abloh anunció una colaboración con Nike, otra con Ikea, una tercera con el artista Takashi Murakami, una exhibición sobre su trabajo en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago y se acaba de incorporar al equipo directivo de la Federación de la Alta Costura y la Moda.
"Teniendo en cuenta que no hay un solo día en el que no escuche hablar de una nueva colección o proyecto de Abloh, no me sorprende que haya sufrido un desgaste. Pero esta situación es responsabilidad suya, siempre podía haber dicho que no", opina la periodista de moda Dana Thomas. Thomas, autora de 'Fashionpolis: The Price of Fast Fashion and the Future of Clothes", publicado próximamente en español por la editorial Superflua, recuerda la reciente supresión de líneas como D&G dentro de Dolce & Gabbana o Marc by Marc Jacobs una estrategia para concentrar las energías de los creadores en la matriz. "La sobrecarga de Abloh no fue impuesta por los ejecutivos", estima la escritora.
Pero Abloh también responde ante sus 4,4 millones de seguidores en redes sociales. Su actividad no decae ni un solo día -ni siquiera durante este descanso- y hay quien señala la clave del rápido ascenso de Abloh es su constante mediatización. "Todo esto es como las tendencias, ¿las crean los creativos o las marca el público?", se pregunta el diseñador Miguel Becer, director creativo de la firma española Mané Mané. La sociedad "no disfruta de un enmarañado de moda en el que solo resuena un nombre", añade y vislumbra un "burnout" mutuo por parte del público si la figura del estadounidense sigue siendo omnipresente.
El mediático caso de Abloh recuerda al de Rihanna, que además de ser ídolo del pop lanzó este año con la marca Fenty, también dentro de LVMH. "A Abloh como a Rihanna lo contrataron por su capacidad de crear ruido mediático, de crear novedad todo el tiempo. Es el problema de todos estos diseñadores, como el francés Jacquemus, su éxito está ligado a su personalidad y visibilidad", señala Pourhashemi.
De momento, Abloh sigue la prescripción médica y trabaja desde su casa en EE.UU. preparándose para, según él mismo dijo, "bajar el ritmo". ¿Quién será el próximo?
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