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La fémina que se desempeñó como la máxima autoridad del programa de ampliación del Canal, siempre ha reconocido que la perseverancia y responsabilidad han sido su clave para triunfar en una industria tradicionalmente dominada por hombres.
Durante la ampliación del Canal de Panamá, que tomó más de ocho años en llevarse a cabo y se inauguró el 26 de junio de 2016, nos cautivó la mujer que lideraba el proyecto. La ingeniera Ilya Espino de Marotta se caracterizaba por usar su casco y chaleco rosa, como una forma de plantar bandera y demostrar el poder femenino en una industria mayormente dominada por hombres: la naútica.
La fémina, quien labora en la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) desde hace más de 30 años, y cuya experiencia y capacidad la llevaron a desempeñar el cargo de vicepresidenta de Negocios de Tránsito del Canal, desde 2019, fue elegida este 15 de febrero por la Junta Directiva de la ACP como la nueva subdirectora de la ruta interocénica, por lo que desde enero de 2020 reemplazará en el cargo al ingeniero Manuel Benítez.
Con esto, Ilya Espino se convierte en la primera mujer en asumir un alto cargo en la entidad.
Sus inicios
Ilya no siempre tuvo claro que quería ser ingeniera, cambió dos veces de carrera antes de encontrar la profesión que le daría grandes logros.
Desde niña amaba bucear y quería ser bióloga marina. Y se ganó una beca para estudiar en Estados Unidos. "Al año y medio cuando vine a Panamá a ver las posibilidades de trabajo, no eran las más glamurosas, era más que nada fincas de camarón, en Aguadulce o en Santiago. Me gustaba la biología marina, pero no para eso, y vi que no había mucha posibilidad. Eso fue en 1982", señaló recientemente Espino durante un "Panel steam", organizado en el Teatro Gladys Vidal por la doctora en farmacología Ivonne Torres, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia.
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Luego Ilya estudió un semestre de Oceanografía y perdió la beca para Biología Marina. "Vine a Panamá, me entrevisté con el doctor Ariano Lenos y me dijo que la Oceanografía en el país era peor que Biología", rememoró. Como a la joven le interesaba estar cerca al mar, pensó en estudiar Ingeniería Naútica para construir y reparar barcos. "Así fui buscando algo para un futuro profesional que me diera un buen trabajo; pensaba que podía trabajar en el Canal de Panamá en un astillero de reparación".
Estudió Ingeniería Naútica en la Universidad de Texas A&M, en Estados Unidos. Y efectivamente, al graduarse, consiguió su primer trabajo como técnico en ingeniería temporal en el astillero del Canal, en el Atlántico. "Una vez que empecé a trabajar la ingeniería en el astillero, me enamoré de la carrera, porque era muy bonito diseñar algo en la oficina (como un sistema de ventilación), caminar a los talleres, ver cómo los fabricaban, cómo se ponían dentro de un buque... Entonces, es una carrera muy estimulante porque uno vé lo que hace al final y dice 'yo diseñé eso' . No fue lo que inicié, pero al final del día, como a uno le gustan la ciencias y las matemáticas, fue una carrera maravillosa y no me arrepiento".
Un mundo de obstáculos
Llegar a la cima no ha sido tarea fácil para Ilya. Ha afrontado desde retos profesionales, por el hecho de ser mujer en un mundo mayormente dominado por hombres, hasta momentos duros en su vida personal.
"La vida de uno es una montaña rusa, a veces estamos arriba, otras abajo; y a veces las subidas son altas y las bajadas profundas", manifestó en el foro.
Cuando comenzó a trabajar en el astillero, los hombres no creían en su capacidad. "Es muy importante demostrar la capacidad que uno tiene, porque también quita ese desmérito que porque uno es mujer no puede; sino que, al contrario, demuestra que es una profesional... Y así uno se va dando un nombre y creando una trayectoria, entonces lo resultados hablan por sí solos".
No obstante, la ingeniera considera que a medida que la mujer asciende a puestos de liderazgo y de toma de decisiones es más dificil el trabajo, "porque no son cosas palpables como diseños o resultados, entonces uno tiene que demostrar un poquito más, y sí he sentido que a las mujeres nos miden con una vara un poquito más larga mientras más alto se mueve uno".
Para la ingeniera lo más difícil de su trabajo en el Canal ha sido pertenecer a la minoría, es poder contagiar su perspectiva a los demás. "El reto mayor en una industria dominada por hombres es influenciar a esas otras cabezas que piensan diferente a ti. Entonces toca tener perseverancia, porque no quieres ser descalificado nada más porque son varios contra ti", manifestó.
Un momento de crisis de Espino ocurrió durante su trabajo en la ampliación. "A mi hijo mediano le dio cancer... fue un año muy dificil, pero allí vi lo que uno crea con su carrera profesional, porque tuve un apoyo incondicional en mi trabajo".
La clave del éxito
Para Ilya Espino de Marotta, quien es reconocida como una de las mujeres más influyentes del país, la dedicación y educación son claves del éxito, pues "es más fácil que se le abran oportunidades a una mujer cuando está preparada".
La ingeniera considera que todas las personas están en la capacidad de sobrepasar las dificultades, y aunque no exista una receta mágica para hacerlo, a ella le ha funcionado la perseverancia, el trabajo en equipo y su fe. "Siempre que uno tenga una crisis en su vida, es muy importante creer en uno mismo y apoyarse en los demás. Para mí es importante Dios, que fue quien me mantuvo ese año flotando para hacer bien mi trabajo".
El apoyo familiar es otro pilar para la próxima subadministradora de la ACP. "La vida es un balance, donde vamos a tener problemas en el trabajo, la casa, tienes que atender a los hijos... Debes encontrar una pareja que realmente te apoye en la casa, esa es una decisión muy importante tomar, la persona te debe valorar y apoyar; mi esposo ha sido mi fan favorito y me ha ayudado con mist res hijos", reconoció.
La fuente de inspiración de Ilya han sido sus padres, un médico del sistema de salud público y una madre terapista de voz y lenguaje, "ellos me inculcaron lo que es ser responsable, una persona dedicada, trabajar muy duro para salir adelante. Siempre me dieron mucha libertad, nunca me pusieron limitantes, no me inculcaron temor a nada, me abrieron las opotunidades con responsabilidades".
También ha tenido mentores, todos hombres. Pero ella ha decidido convertirse en una mentora para empoderar a más mujeres y aportar al desarrollo del país desde otras esferas. Ella pertenece a la Asociación de Mujeres Directoras Corporativas de Panamá (WCD-Panamá) y ha trabajado de la mano dela vicepresidenta de la República Isabel De Saint Malo en una ley para que el 30% de las juntas directivas de las empresas estatales y reguladas esté conformado por mujeres.
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