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Cuando se produce este trastorno que impide al sueño ejercer su función reparadora, la salud se ve muy afectada.

Madrid, 21 sep (EFE).- Sólo entre un 5 y un 10 por ciento de las personas que padecen apnea del sueño han sido diagnosticadas y tratadas de este trastorno, cuyas principales señales se manifiestan roncando en exceso y con somnolencia excesiva durante el día.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ofrece estas cifras en el Día Nacional de este trastorno, caracterizado por la obstrucción de las vías respiratorias repetidas veces durante el sueño, lo que provoca paradas respiratorias que pueden durar entre unos pocos segundos y varios minutos.
Luego, según explica el coordinador del área del sueño de Separ, la respiración recupera la normalidad con un ronquido fuerte o con un sonido gutural, y de ahí que la persona más adecuada para detectar este trastorno sea a menudo nuestra pareja.
Cuando se produce este trastorno que impide al sueño ejercer su función reparadora, la salud se resiente y las personas que lo padecen tienen síntomas como fatiga, pérdida de concentración, somnolencia diurna e irritabilidad, pero también síntomas físicos que pueden afectar a órganos vitales y derivar en hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.
Se considera síndrome de apnea de sueño cuando las paradas respiratorias en un adulto se producen al menos 30 veces en una hora.
Sin embargo, un estudio reciente publicado en la revista Lancet considera que ya es síndrome de apnea de sueño relevante una cadencia de 15 paradas a la hora.
Basándonos en esta consideración -dice el especialista-, se doblaría el porcentaje de varones adultos afectados y llegarían al 40 %, y en torno al 20 % de las mujeres.
El paciente tipo suele ser un varón con sobrepeso, roncador y mayor de 65 años. Sin embargo el síndrome de apnea del sueño también afecta a las mujeres especialmente a partir de la menopausia.
Los factores de riesgo de la apnea del sueño son el sobrepeso, la edad, el tabaco, el consumo de alcohol en las horas vespertinas, los sedantes y los tranquilizantes.