Durante varias temporadas vienen adornando nuestras calles los mini “shorts”, y esta prenda se ha convertido en algo que parecería ser una pieza fundamental en los armarios de las quinceañeras. Pero parece ser que cada vez son más y más las adeptas a esta nueva moda de usar esta prenda que habitualmente estaba destinada a un ambiente playero, y pasarla al uso cotidiano y diario de la gran ciudad, encontrándonos a mujeres de cualquier edad vestidas en mini “short” paseando por las calles, en el “shopping” o en el supermercado.
Y muchas se preguntarán: ¿qué tiene de malo llevar “shorts”? La respuesta es nada si sabemos elegir el “short” adecuado para cada edad y momento. Tenemos “shorts” de muchos estilos y tamaños, pero en este artículo me refiero fundamentalmente a la nueva versión deteriorada del mini “short”, a ese que cada vez es más y más pequeño, ese que, encima y para rematar la cuestión, lo usan con cintura alta, ese que parece más una braga que un “short”, ese que deja todas las nalgas al aire porque ese es el objetivo. Y que está tan pero tan metido en nuestras partes íntimas que parece que se van a partir en dos y me genera realmente dolor solo de mirarlo. ¡Vaya!, que lo voy a denominar “pantyjeans”. Realmente, ¿qué necesidad hay de usar algo tan estéticamente desfavorecedor, algo que parece salido de una película porno antigua?
Esas cinturas altas con esas nalgas saliendo por esos pedazos de jeans mal cortados hacen que el mejor de los cuerpos luzca mal, porque nos ensancha la parte baja de la cintura, y nos da un “look” de nalga caída de lo más desagradable.
No olvidemos, además, que lo “sexy” no pasa por mostrar, sino por sugerir y jugar con la imaginación del otro, en este caso no dejamos nada a la imaginación, sino más bien todo al descubierto.
El mini “short”, siempre fue una prenda “sport”, destinada a situaciones de playa, piscina, etc… ahora hemos pasado del mini “short” al “pantyjeans” (versión deteriorada de lo que para nosotros es el mini “short”) y encima lo hemos incorporado a nuestra vida cotidiana.
Esta prenda se volvió tendencia tratando de copiar a algunas celebridades que usaban este tipo de prendas en sus espectáculos, pero, ¡por favor! Entendamos que una cosa es un espectáculo y otra muy diferente la vida diaria... Usemos la lógica y mirémosnos al espejo antes de salir a la calle, porque estoy segura de que si más de una tuviera la oportunidad de verse de espalda, entendería lo desagradable que es tener que soportar esa imagen.