- Sexo y Pareja
Cuando nos enamoramos, todos realmente lo hacemos de una fantasía. Dentro de la relación, es parte del proceso. Después de estar casado, la fantasía se va desvaneciendo, y es el momento de poner los pies en la tierra.
Tener a Joaquín Disla Ph.D en mi show dranancy.com, es una maravilla. Ese día tocó un tema muy común e importante en la pareja: “La fantasía de una relación”.
Cuando nos enamoramos, todos realmente lo hacemos de una fantasía. Dentro de la relación, es parte del proceso. Esa fantasía llega para llenar tus vacíos, carencias y necesidades. Después de estar casado, la fantasía se va desvaneciendo, y es el momento de poner los pies en la tierra. Es cuando conoces a “la verdadera persona con la que te casaste”. Seguro que ya sabes los defectos del elegido, pero que ahora deseas cambiar. Se te olvidó que el cambio viene de cada ser humano, no de ti. Por más que lo quieras, quien los tiene que desear y asumir es tu pareja.
Si no quiere cambiar, no depende de ti... Y ahí viene entrando un ladrón de la pareja, ya que empieza a destruir la relación. Tienes que aceptar a esa persona como es, sin pretender cambiarlo: “él es un borracho, pero yo lo voy a cambiar”, “él es agresivo, pero yo lo voy a cambiar”.
Ambos se cansan de ese ladrón. Si después de explicar a tu pareja los cambios que deseas, e incluso él asumirlo y prometer llevarlos a cabo, lo cierto es que, del dicho al hecho, hay mucho trecho. Cambiar significa que seas humilde. Entender que estaba mal lo que has venido haciendo por años, es difícil de aceptar. Para que se dé ese cambio, hay que crecer, sanar y reconocer las fallas. Crecer duele, y mucho. Los cambios son dolorosos.
Cuando no se puede cambiar, y el otro lo exige, esto se convierte en un ladrón de la vida de pareja. Se va diluyendo y dañando la relación, vives sacándole defectos al otro, humillándolo y amenazándolo con irte. El otro se siente rechazado, criticado, no valorado. Hechos y acciones es lo que estamos pidiendo. Si eso no pasa, llega el momento de enfrentarlo y decidir. Si lo acepta así, surge un poco de paz, pero si ya decidiste, no puedes seguir repitiendo y criticando lo mismo.
Un ejemplo muy típico es dejar de fumar. Puedes tener claro el daño que te hace, puedes odiar que él/ella fume, pero fumar es una manera de bajar la ansiedad. Muchas veces, aunque tu pareja desee complacerte, no puede. Para hacerlo, necesitaría ayuda profesional, y muchos se niegan.
Eso no depende de ti, sino del otro. Se ve en los padres, en cómo luchan con problemas serios con sus hijos. Tú puedes hablar y explicar las consecuencias de tales conductas, pero solo ellos deciden si hacen el cambio. Y tú solo puedes decidir quedarte o irte.
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