Cuando todavía somos bastante jóvenes y de repente se nos ocurre la genial idea de casarnos porque estamos perdidamente enamorados y calientes, pensamos que todo es como nos lo pintó Disney; la gran boda y luego como par de tortolos empezar a vivir juntos, felices y enamorados por siempre, lo que muchos mal llaman amor para toda la vida. Pero adivinen, comprobado por mí misma y mi flamantisimo, el amor para toda la vida no existe, pa’que lo sepan. Descubrimos en nuestra ya bastante cargada experiencia que uno se desenamora y reenamora varias veces a lo largo de los años. Y aquí viene la parte sabrosa.
El poco de divorcios que hay por ahí es debido a que en alguna de esas desenamoradas “guindan los guantes” y se dan por vencidos (bueno hay excepciones, hay gente que nunca debió ni casarse), pero refiriéndome a matrimonios compatibles, enamorados, mancuernas esos que dan gusto cuando están pegados como siameses, bueno esos jejejeje.
Ocurre un fenómeno horrible en donde la monotonía y problemas externos van mermando y amenazando sumado al hecho de que cuando hay hijos y ambos desean ser padres comprometidos (como debe ser) los chicos nos absorben como esponjas; y es en ese momento en que dices “nombre no lo quiero ver ni en pintura, que se largue ya mismo para estar en paz”, muchos hasta ponen sus ojos en terceras personas pensando que serán la pomada para tan grande herida.
Pero al final aquellos que revuelven los hermosos recuerdos y ven atrás todo lo vivido y construído juntos y ese nido lleno de pichones dicen: mejor demosle una oportunidad a esta relación y es entonces cuando descubren que se reenamoraron y con mas fuerza que la vez anterior.
En nuestro caso una vez que lo vivimos nos dimos cuenta cómo volver a empezar y lo usamos como testimonio para todas aquellas parejas que percibimos enamoradas que están empezando. Llega un momento en que todas esas mañas que ambos tenemos y por las cuales agarramos las verdaderas furias, se van convirtiendo en costumbre y te siguen molestando pero aprendes a vivir con eso jajajaja que cosa no!! La mala vida!
Al final solo les puedo decir que el matrimonio no es cuestión de llegar sino de mantenerse, nos convertimos todos como en pilotos de avión el que no sepa pilotear se va ya saben donde.
Consejos importantes para mantenerse:
- Una cantidad absurda de paciencia.
- Darle importancia a la cosas que de verdad la tienen.
- Ser reservados con sus vidas (no todo mundo tiene por qué saber sus cosas) no permitir que NADIE interfiera y eso incluye suegras y otros familiares metiches.
- Buscar soluciones y tomar decisiones juntos.
- Tomarse tiempo a solas (sin los hijos) escaparse si es necesario.
- Tener todo el sexo que se pueda de acuerdo al tiempo que llevan (al principio es casi a diario con los años eso cambia), pero consejo a las damas: lo que usted no dé, otra se lo da “ley de vida”.
- Y tener sueños y proyectos juntos; siempre algo que deseen hacer, en la medida que se van cumpliendo, poner otra nueva meta.
- Y al final del camino convertirse no en jubilados sino en “jubilosos”, (como los bellos padres de mi amiga Chiqui).
- En fin el “felices por siempre” tiene sus tropiezos, lo que nunca dicen es que hay que volver a empezar varias veces como quien te tumba un rompecabezas.
- A aquellos que tuvieron un matrimonio y no funcionó pues siempre hay segundas oportunidades (terceras y cuartas) la cosa es que encuentres a tu otra mitad y seas felíz, al final a eso venimos a este mundo pero muchos aun no lo entienden.
- Le dedico el blog de esta semana a mi flamantisimo a quien he tolerado bastante, pero el pobre se ha casado conmigo y le ha tocado bien difícil también jejejeje creo que si hubiera sido musulman me hubiera “repudiado” mi buen par de veces y me devuelve a la casa de mi mamá, ay! Dios no mejor me quedo acá con él…
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