- Salud
Cuando el mundo tuvo que quedarse en casa debido a la pandemia por coronavirus, las pantallas tecnológicas se convirtieron en la vía para trabajar, estudiar y en un aliado contra el aburrimiento, esto tuvo repercusiones.
Los problemas de visión entre la población han estado presentes desde antes de la pandemia por la COVID-19; sin embargo, la cuarentena para evitar más contagios trajo consigo teletrabajo y clases virtuales: más horas frente a una pantalla que comprometieron aún más la visión de muchos.
Si antes una persona pasaba un promedio de hasta ocho horas al día frente a una pantalla, con el panorama antes descrito, el tiempo se ha podido duplicar, de hecho, hace un año la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que 324 millones de personas podrían desarrollar miopía para el año 2025, debido al aumento en el tiempo que se pasan en actividades relacionadas a estar frente a objetos como las pantallas. Ahora, se debería pensar en ese cálculo cuando se adicione el tiempo por la pandemia.
Luz azul, ¿qué es y cómo afecta la salud ocular?
La luz azul es aquella emitida por fuentes naturales como el sol y artificiales como la de los focos LED o de las pantallas tecnológicas, tales como las computadoras, tablets, celulares o televisión.
El doctor Juan Manuel Muñoz es oftalmólogo en el Hospital Santo Tomás (HST) y destaca que hay estudios que sugieren que el componente azul de la luz LED inhibe la producción de melatonina que es necesaria para conciliar el sueño, y aunque es un tema controversial la intensidad y tiempo de exposición para que ocasione daño directo a los tejidos de los ojos, los estudios de seguridad para la fabricación de dispositivos usan la toxicidad por periodos cortos de exposición; sin embargo, cada vez usamos las pantallas con más frecuencia y por más tiempo, por lo que podemos esperar que la luz azul sea tóxica, cuando su uso es por tiempo prolongado.
El médico señala que aunque los dispositivos electrónicos son nuestros amigos y nos han facilitado varios aspectos durante la pandemia, su uso en exceso (como todo) es malo. “El principal problema que hemos tenido en estos meses ha sido que la necesidad de estar en casa nos ha llevado a usar pantallas tanto para trabajo, como para la educación, e incluso como una de las pocas formas de entretenimiento”.
Cuando prestamos atención visual, parpadeamos menos veces por minuto, lo que facilita la evaporación de la lágrima y produce sequedad en los ojos. “La mayoría de las pantallas (tabletas, celulares y computadoras) las vemos de cerca, lo cual se ha asociado al desarrollo de miopía durante la niñez y la adolescencia”, apunta el especialista.
Muñoz acota que también se le atribuye a la luz azul de las pantallas tecnológicas, la responsabilidad de producir daños en los tejidos sensoriales de los ojos (retinas) y de producir trastornos del sueño. “No podemos dejar a un lado el estrés ocasionado por la crisis económica, el teletrabajo y la escuela virtual. El estrés también se ha asociado al ojo seco y al no dormir bien por la exposición prolongada a la luz azul. Ahora se ha sumado que el descanso al aire libre ha estado restringido”.
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Ya hay consecuencias
Todo este panorama, sin lugar a dudas, aumentará los problemas de visión y el doctor Muñoz dice que ya se están viendo las primeras consecuencias.
“La revolución tecnológica ya estaba produciendo problemas de sequedad en los ojos y trastornos del sueño. Impresiona que los cuadros de sequedad ya han aumentado en número y severidad a lo largo de la crisis por el coronavirus. A mediano y largo plazo, no sabemos qué otras consecuencias pueda haber por la toxicidad de la luz azul”.
De hecho, el doctor también es docente en la carrera de Optometría de la Universidad Especializada de las Américas (Udelas) y adelantó que ya hay trabajos de tesis que buscan medir el impacto de la exposición a pantallas y a la luz azul, relacionado a la pandemia.
Por si fuera poco, quienes ya tenían algún problema de visión podrían tener nuevas repercusiones. “Las personas que tienen ojo seco por otra causa, pueden notar que los síntomas empeoran debido al aumento en el uso de pantallas. Los niños y adolescentes que ya tenían miopía, pueden experimentar el aumento rápido de esta”, aduce el entrevistado.
Las señales
Para distinguir si la visión se está afectando por el uso y/o abuso de las pantallas tecnológicas, el oftalmólogo explica que se puede notar una sensación de arenilla en los ojos, ardor, enrojecimiento, sensación de amanecer con los párpados pegados, sensación de punzadas en los ojos e incluso pueden cursar con episodios de visión borrosa a lo largo del día. En el caso de los usuarios más jóvenes, pueden notar que la miopía aumenta más rápido de lo esperado, cuando acuden a renovar sus lentes.
Recomendaciones
El doctor Muñoz recomienda que cada vez que se realiza alguna actividad que implica atención visual, se tomen recesos de 20 segundos, cada 10 o cada 20 minutos. Hay que poner cuidado a las corrientes de aire de los aires acondicionados y de los abanicos, así como evitar hacer actividades que impliquen atención visual en frente de tales corrientes. “En lo personal, recomiendo a mis pacientes trabajar con la luz más tenue, que les permita ver lo que necesitan en la pantalla. Otra opción es poner filtro a la luz azul en las gafas. Estos filtros parecen reducir de forma importante la alteración del sueño producida por la luz azul”.
En ese sentido, Alex Neuman, referente en tecnología digital en Panamá, apunta a que la afectación por la luz azul no ha sido desaprovechada por las ópticas para vender "filtros de luz azul" que realmente hacen poco o nada, como lo demuestran algunos estudios “y hay vídeos en Youtube que lo explican muy bien”. Él se inclina más en mitigar los efectos de dicha luz, a través de configuraciones disponibles en Windows 10, MacOS, Android y iOS que le dan un tinte rojizo bajando el nivel de luz azul que observamos.
“Lo interesante del asunto es que evolucionamos como animales al detectar movimiento y a enfocar lejos. El trabajar múltiples horas al día mirando objetos fijos no es para lo cual estamos configurados naturalmente, por lo que no está de más tener interrupciones de al menos cinco minutos cada hora para mirar lejos, estirarse y activarse”. Indica que “el ojo en sí no se afecta tanto por la luz azul como por el quedarse quieto mirando algo que no se mueve por horas. La luz azul lo que puede hacer es que te dé problemas para dormir, porque el cerebro jura que todavía es de día”.
A juicio de Neuman, la mayoría de los estudios que confirman que “estar pegado a la pantalla tanto tiempo te va a dañar la vista", no son válidos para la mayoría de los adultos; sin embargo, los niños de menos de seis años sí deben limitar dentro de lo posible el utilizar pantallas de cerca por mucho tiempo ya que algunos estudios indican que puede influir negativamente en el desarrollo de su vista y/o coordinación.
Enfermedades oculares en Panamá
Al hablar de salud ocular, no se puede olvidar que las principales causas de ceguera en Panamá son las cataratas, el glaucoma y los daños a los ojos asociados a la diabetes. El doctor Muñoz admite que la cuarentena ha afectado la atención y tratamiento de las tres enfermedades, por las limitaciones que ha implicado la pandemia; sin embargo, los cuadros de sequedad ocular son una causa frecuente de consulta médica. La sequedad no suele poner en peligro la visión, pero sí afecta de forma importante la calidad de vida de los pacientes”.
¿Será que no todo es malo?
Siempre se cuestiona sobre la luz azul y sus efectos negativos, sin embargo, algunas publicaciones resaltan su beneficio en lugares de trabajo, hospitales, colegios e incluso para conducir. El portal muyinteresante.es rescató los estudios del cronobiólogo alemán Dieter Kunz, que explica que aumentando la cantidad de azul en la luz artificial podríamos incrementar el rendimiento y la capacidad de aprendizaje tanto en los colegios como en las oficinas y en otros lugares de trabajo en espacios cerrados, incluso mejorar la salud de pacientes en hospitales.
El escrito también hace referencia a un estudio reciente de la Universidad de Burdeos y el CNRS francés que detalla que para evitar los problemas de somnolencia cuando se maneja de noche, basta con exponer al conductor a la luz azul monocromática, pues es prácticamente lo mismo que tomar 400 mg de café.