Rolo De Sedas

Lun, 12/07/2015 - 20:07
Creció entre flores, creatividad y mucho color, una influencia que hoy cosecha frutos, pues con su serie de obras tituladas ‘Las Mamis’ transmite un sorbo de la identidad panameña.

¿Cómo fueron tus inicios?

Bueno, desde pequeño siempre tuve la fantasía de ser artista. Mi mamá siempre me inscribía en talleres de pintura en Ganexa, pero a medida que creces te das cuenta de  que la sociedad te va recortando, por eso  primero estudié comunicación social en la Usma, tuve trabajos en publicidad, como relacionista, en la ONU, etc, bastante trabajo de oficina, pero eso no era lo mío, era demasiado creativo para horarios. Hasta que un día me dije, tengo que hacer esto porque me voy a morir, me estaba marchitando, amargando, asfixiando. Fue cuando  empecé de  cero a estudiar arte en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Panamá, después me fui a Barcelona y tomé un posgrado en arte, artesanía y arquitectura efímera y un doctorado en arte para espacios públicos y recuperación urbana.
 

¿Cómo nacieron ‘Las Mamis’?

“Las Mamis” nacieron en Barcelona, en una clase de identidad nacional; estábamos en un grupo bien ecléctico de gente de Corea, América, Grecia y Europa, y había que hablar de la identidad de los países y yo empecé a explicar sobre mi  Panamá  porque existía un signo de interrogación sobre el país, nadie tenía idea. Entonces hice un garabato de las polleras y la gente quedó encantada.   “Las Mamis” tienen que ver con la madre naturaleza, también con el significado del nombre de nuestro país “abundancia de peces y mariposas”. Y antes de que naciera esta obra, me gustaba esta onda de vida verde, ecológica, por lo que ya estaba la influencia.

Tus obras se caracterizan por ser un derroche de color y formas, ¿qué comentarios te dicen las personas al verlas?

Me han dicho de todo... una conocida me decía que para ella era como tener horas de terapia, pues llegaba a su casa después de un día largo de trabajo, se tiraba en el sofá y el solo ver las pinturas le resultaba desestresante. Otra persona me  comentaba que el verlas le trae recuerdos de infancia, algo así como un laberinto de momentos; Ana Pérez me dijo que son  golosinas visuales, pues el color se te mete por la mirada.
 

También eres parte de Sembrarte, háblanos sobre esta faceta

Yo hago pintura, pero el arte que desarrollé y estudié —monumentología, espacios públicos, participación— lo he  llevado a otros niveles, a otras plataformas creativas. Con Sembrarte hemos trabajado un montón con los barrios del país. Antes éramos un grupo de amigos que trabajamos juntos, ahora somos una fundación oficialmente establecida. Los talleres y demás actividades que realizamos son enriquecedoras. A parte se da  una experiencia de autorreflexión, que colectivamente es  positiva y le  llevas una distracción, algo sano y diferente.  La gente cuando está creando es increíble y sorprendente. Nos ha pasado que hay personas que gracias a los talleres  descubren el artista que llevan consigo, lo cual es importante para su desarrollo como persona.  

 

El arte y la decoración

Pasan dos cosas: tú adquieres un cuadro porque quieres que decore una pared o porque te enamoras de una pieza. Yo prefiero vender una pieza porque estás enamorado de ella. Además, el arte es eso: pasión, se trata de que  te enamores de ese objeto, que lo veas todos los días y sientes un “ufff”. Algo superimportante, es decir que cuando adquieres una obra, adquieres un activo, es algo positivo. Tú no estás gastando en arte, estás invirtiendo en algo  que se está valorando y que con los años tendrá un costo más elevado. Lo que pasa es que la gente  en Panamá no consume arte, ya que le tiene miedo,  lo sienten como algo muy abstracto y lejano.  Pero ¿hasta cuándo vamos a tener estos miedos tercermundistas?

  • Compartir: