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La soltería, para algunos, es el periodo mientras encuentran pareja, para otros, es un estilo de vida por decisión propia.
Paula tiene 35 años, es de padres judíos y nació en Argentina. Actualmente vive en Nueva York, Estados Unidos, donde se desempeña como cineasta. Es de estatura media, castaña, en general, bastante guapa, pero no tiene novio, ni está casada. Según su abuela, es muy feo quedarse sola, a lo que Paula le respondió al mundo, mediante su corto presentado en el “New York Times” y en el Tribeca Film Festival, ‘no me importa’. La historia de Paula Schargorodsky empezó a sus veinte años, cuando grababa todos los sucesos importantes de su vida, desde graduaciones, noviazgos, fiestas familiares, casamientos, hasta las rupturas amorosas. “Yo tenía una vida que me gustaba, que estaba feliz, me dedicaba a lo que me gustaba, me iba superbien, pero algo me empezaba a dar vueltas. Y en el casamiento de una de mis últimas amigas, en vez de ir al casamiento me fui a hacer una siesta y me quedé dormida y, desvelada a las cuatro de la mañana, me pasé una madrugada en vela y me empecé a hacer todas estas preguntas”. Así como Paula hay muchos solteros que viven día tras día un nuevo estilo de vida, cuestionado por la cultura latina y religión.
“35 and single”, el cortometraje de Schargorodsky, discute la disyuntiva del matrimonio y la juventud extendida del adulto contemporáneo, un estilo de vida que se ha vuelto muy popular en los últimos 15 años. El profesor de la Universidad de Nueva York, Eric Klinenberg, comentó en el diario “La Nación” que el éxito del vídeo se debe a que hoy día son muchos los hombres y mujeres que viven solos: “La gente está experimentando una nueva forma de vida que el vídeo ilustra bien. Pero, ¿esta modalidad de dónde surgió?”.
Los neosolteros -término que se le atribuye a la escritora española Carmen Alborch autora del libro “Solas: Gozos y sombras de una manera de vivir”- son “profesionales muy calificados, desenvueltos, competentes, seguros de sí mismos, con un alto nivel cultural”. Personas que simplemente disfrutan de la soltería, para ellos no es una etapa temporal en la que buscan a su media naranja, más bien una etapa de libertad. Según Paulina Zamora, periodista de belelu.com que comentó sobre este tema, vivir solo es, “más que un acto de egoísmo, una oda al individualismo, a la independencia y la autonomía, anteponiendo metas personales y profesionales, preferir el poder de decisión absoluto y, claro, la libertad sexual también cabe, y así abandonar la visión del matrimonio como un objetivo en la vida”. Resaltó que sus prioridades son: viajes, tecnología y el cómo mejorar su carrera profesional.
Este fenómeno ha sido estudiado mundialmente, específicamente bajo el título “hogares unipersonales”, los cuales son espacios habitados por una sola persona. En México, por ejemplo, hay 20 millones de solteros, cifra que aumentó de 2000 a 2010 en un 97% entre las edades de 20 a 47 años. Asimismo, el censo de 2010 reveló que 9% del total de los hogares son unipersonales, mientras que en Colombia el panorama no es tan diferente, el 11.1% de los hogares son unipersonales, teniendo en cuenta que Cali y Bogotá tienen las cifras más altas, siendo este un tipo de hogar característico de personas que trabajan y/o estudian y provienen de ciudades intermedias.
En Panamá el panorama no se muestra tan diferente, mientras en otros países parece ser una tendencia practicada por un grupo social alto, en nuestro país es todo lo contrario. La psicóloga clínica Geraldine Emiliani nos explicó los factores que afectan:
- Económico. La falta de un empleo formal y/o un salario limitado hace que el hombre o la mujer no se arriesguen a formar una unión con miras a tener hijos, por no poder cumplir con las obligaciones que esto implica.
- Cultural. Dependiendo del nivel cultural de la persona y si es alto, tiende a la vida de soltero o soltera. Sin apegos emocionales.
- Libertad. No les interesa vivir en compañía de nadie y ni pensarlo que sea de por vida. No les gusta ser convencionales, eso de estar amarrados a la pareja les molesta.
- Egoísmo. Consideran que lo que tienen es suyo y por qué compartirlo con otra persona.
Ante la duda, de cuál era el sexo que más se inclinaba por este estilo de vida Emiliani nos contestó que el hombre. “La sociedad tiende a culpar a la mujer si no ha formalizado su relación. Es como un estigma. Y la mujer tiende a deprimirse por esto. Además, el concepto de madre las hace pensar en que eso es parte de su realización como mujer”.
La psicología explica este fenómeno basándose en la investigación de Sheena Iyengar: “El arte de elegir”. La autora propone que la elección de los seres humanos puede describir nuestras vidas, nuestros deseos, motivaciones, sesgos e influencias que impulsan o dificultan esas elecciones. En los experimentos que realizó la autora usó frascos de mermelada, en un supermercado. Colocó seis sabores distintos en un mueble, mientras que en otro puso veinticuatro. Aunque mucha más gente optó por acercarse a la última mesa, fue en la de seis donde más frascos se vendieron. Iyengar concluyó que la simple acción de elegir es casi siempre experimentada como sufrimiento, no como un acto placentero. De esta forma las grandes ciudades se vuelven un inmenso supermercado de posibles, son tantas que tanto hombres como mujeres terminan intimidados. ¿Y si me quedo con este?, ¿será ella mejor?, etc.
Con respecto al sexo, es muy común que se confunda la soltería con el celibato. Anjo Nava, experto en relaciones de pareja, aclaró que el sexo es vital en la vida de todo soltero, como comer o dormir, y el no tener una pareja no significa que no lo tenga. Es por eso que relaciones casuales, sin compromiso y de corta vigencia, están imponiendo moda entre este particular segmento poblacional.
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