Haz memoria por un momento y recuerda cuándo fue la primera vez que hablaste un tema sexual con tus papás. Para muchos padres, este tópico era tabú —para algunos todavía lo es—, entonces los niños se encontraban indagando entre mamá y papá, sin tener éxito, porque es que en casa no se hablaban de esas cosas.
Muchos creemos que el término “educación sexual” solamente se refiere a información, sin embargo, la Organización Mundial de la Salud identifica que “la educación sexual debe abarcar mucho más que la información. Debe dar una idea de las actitudes, de las presiones, conciencia de las alternativas y sus consecuencias. Debe de aumentar el amor, el conocimiento propio, debe mejorar la toma de decisiones y la técnica de la comunicación”. Por lo tanto, no solo es la transmisión de información, sino que involucra un proceso en el cual se deben transmitir valores humanos también, una tarea que primero debe ocurrir en casa.
El acceso a esa educación sexual es indispensable cuando conocemos los derechos humanos. Esto les permite a los adolescentes y niños disponer de información de calidad y desarrollar habilidades para la toma de decisiones y la comunicación interpersonal que contribuyan al ejercicio placentero y saludable de su sexualidad.
Su importancia en niños y adolescentes
“Todo lo que tenga que ver con el desarrollo del ser humano debe ser integral”, nos comentó la Psicóloga panameña Geraldine Emiliani. “La sexualidad es comunicación humana, por tanto, el ser humano debe aprender a manejar esta condición de vida, a través de una adecuada educación sexual y afectiva con información dependiendo de la edad”, explicó la experta. Por eso es importante que la educación sexual no solo sea transmisión de información, “dependiendo de la edad se les debe ayudar, guiar y orientar a conocerse como persona, entenderse, y cuidar su cuerpo como algo inviolable, sagrado. Ayudarles a conocer y resolver sus dudas, sus emociones, sentimientos y conflictos internos propios de la edad”, explicó Geraldine.
El Comité de los Derechos del Niño, órgano que supervisa el cumplimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño, recomienda “mejorar la educación de los adolescentes en materia de salud sexual y reproductiva, especialmente en las escuelas, con miras a reducir la incidencia de los embarazos y de las enfermedades de transmisión sexual entre los adolescentes y proporcionar a las embarazadas la asistencia necesaria y acceso a la atención y la educación sanitaria”.
¿Cuánto saben los jóvenes latinos?
Lo primero que debes saber es que los adolescentes latinos tienen sexo. Según los datos de la Unicef, en la región, aproximadamente 50% de los adolescentes menores de 17 años son sexualmente activos.
En este marco, América Latina enfrenta actualmente dos principales desafíos con respecto a la educación sexual.
El primero tiene que ver con la planificación familiar y los embarazos no deseados. En Latinoamérica, la tasa de embarazos es la segunda más alta del mundo: un promedio de 38% de las mujeres de la región se embarazan antes de cumplir los 20 años. Casi el 20% de los nacimientos vivos en el área son de madres adolescentes.
En Panamá, esto no difiere mucho. Según un informe del Minsa (Ministerio de Salud), cada 41 minutos una joven panameña queda embarazada. De un total de 68,342 embarazos registrados en 2012 y 2013, 20,858 fueron de jóvenes de 10 a 19 años.
Y en encuestas recientes se revela que el 86% de 592 estudiantes encuestados a nivel nacional (en edades entre 14 y 18 años) no sabe sobre medidas de prevención y cuidado de las infecciones de transmisión sexual. Y de ese mismo segmento, el 84% reconoció haber iniciado alguna actividad sexual desde los 14 años de edad.
En el marco del décimo aniversario en Latinoamérica del Día Mundial de Prevención del Embarazo No Planificado en Adolescentes (DPEA), Bayer HealthCare, MTV Latinoamérica, la Federación Internacional de Planificación de la Familia Región del Hemisferio Occidental (IPPF/RHO) y el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam) realizaron la encuesta “IQ Love Quiz”. La misma dio a conocer que la población juvenil mantiene creencias incorrectas y mitos acerca de estos temas, como por ejemplo: el 34% de los encuestados cree que si la mujer se lava bien después de tener relaciones sexuales, no quedará embarazada, y el 33% piensa que la píldora del día después le asegura no quedar embarazada.
El otro reto tiene que ver con los métodos anticonceptivos y la transmisión de enfermedad venéreas. Por ejemplo, el Informe 2008 de ONUSida sobre la epidemia mundial de sida, destaca que solo el 40% de los jóvenes entre 15 y 24 años tiene conocimientos adecuados sobre cómo se transmite el VIH. Y el informe que se realizó en 2009 de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio destacó que solo el 31% de los hombres jóvenes y el 19% de las mujeres jóvenes (entre 15 y 24 años) tiene un conocimiento integral y correcto acerca del VIH.
El papel del hogar y del colegio
En su libro “Sexo… ¡¿y ahora qué digo?!”, la sexóloga Alessandra Rampolla comentó que un padre comienza la educación sexual desde que su hijo nace, desde la primera vez que nombra sus genitales hasta la contestación de la pregunta más difícil que exprese el niño. Lo cierto es que la educación sexual es un proceso que comienza en casa.
Según Emiliani “el ser humano desde pequeño tiene curiosidad sobre su cuerpo y el de los demás. Hay que orientarlo sobre sus dudas e inquietudes”, explicó. La Psicóloga recomendó que cuando un hijo se acerca a los padres con inquietudes, la postura de los padres debe ser “responder sin ninguna atadura, angustia, temor, con un lenguaje sencillo y cónsono a la edad de los hijos. Es importante que mamá y papá se brinden ayuda”.
Sin embargo, en casa no siempre existe un adulto resposable que esté formando al niño en este aspecto.
La escuela, en este caso, es uno de los espacios de socialización más importantes en la vida de un niño y adolescente. “Entonces la escuela, con personal capacitado, debe garantizarle la educación sexual basada en principios y valores humanos y no el de propiciar la venta y compra de sus partes íntimas a través del manejo de preservativos, pasaporte para tener relaciones sexuales como forma de vida sin ningún control”, explicó Emiliani.
En la encuesta realizada por Bayer HealthCare (IQ Love Quiz) se obtuvo que el “74% de los encuentados reconoce la importancia de contar con más información sobre sexo y anticonceptivos, ya que les ayuda a prevenir un embarazo no planificado, a mejorar su salud sexual, a disminuir las posibilidades de contraer enfermedades de transmisión sexual y a elegir su futuro”.