Todo el verano tuviste que sacar de la galera actividades para los más pequeños, pero la vuelta al colegio representa volver a la rutina, ¡mira cómo manejar la situación!
El regreso a clases suele ser un gran suceso para los niños, pero también para los adultos. Siempre bromeo con que el sistema educativo va por encima del calendario gregoriano y es el que marca finalmente el inicio del año. Ya los hijos no estarán tanto tiempo en casa, donde los sentimos seguros, sin embargo, papá y mamá ya no estarán rompiéndose la cabeza para ver en qué actividades los inscriben. Ya todo parece volver a un cierto ritmo, tanto para los pequeños como para los grandes, y la rutina conocida de trabajo y escuela se vuelve a instaurar. Sin embargo, este proceso de asistir a la escuela o regresar a la misma tiende a ser un poco angustioso para muchos y es importante mantener el ojo abierto ante posibles preocupaciones.
Si esta es la primera vez que tu hijo/a va a la escuela, esto es una gran etapa para su desarrollo. Es la primera vez que conocerá otro mundo fuera del hogar y vivirá nuevas experiencias. Para algunos, ir a la escuela puede ser una aventura y para otros puede ser de mucha angustia. La ansiedad de separación de los padres, miedo a la autonomía o, al contrario, seguridad de poder hacerlo y curiosidad por conocer lo nuevo, jugarán un rol importante. Lo cierto es que cada niño/a responde diferente, dependiendo de su crianza, apego y personalidad. Si a tu hijo/a se le dificulta esta etapa, escuchar y calmar sus ansiedades o temores, al igual que reiterar el apoyo que le seguirán brindado en el camino, pueden ayudar. Si mantiene un llanto excesivo, conductas regresivas (orinarse en la cama cuando ya había dejado de hacerlo) o ansiedad exagerada sin mejoría, es importante detenerse a ver qué está pasando y buscar ayuda profesional.
Si esto es un regreso al colegio, normalmente cada alumno debe saber lo que más o menos se espera, aunque cada año o nivel trae nuevas experiencias y también nuevos desafíos. Si ven que su hijo/a muestra mucha preocupación o comunica dolores de cabeza, de barriga, o se muestra nervioso, quiere estar solo, se esconde, da vueltas y expresa no querer ir a la escuela, está claro que algo le molesta. Pregunten qué le está pasando a nivel emocional, además de sus dolores físicos, ya que sus preocupaciones pueden estar afectando su bienestar. Los problemas sociales suelen aparecer a temprana edad y es mejor atacarlos a tiempo. Si a su hija/a le cuesta adaptarse al entorno educativo, usted debe hablar en el colegio o buscar ayuda profesional.
Por otra parte, si su hijo/a ya es adolescente, entonces definitivamente es la etapa en la que puede no haber mucha emoción de volver a la escuela (por la parte académica), pero sí por la parte social. Si ven a su adolescente que evita, que muestra a su vez síntomas físicos que no suelen ser recurrentes, como dolores de cabeza, barriga, o quedarse dormido porque la alarma “no sonó”, entre otras excusas, lo mejor es no esperar e indagar sobre qué puede estar ocurriendo a nivel emocional o social. El acoso escolar o “bullying” es una realidad en nuestros colegios, y todos pueden ser víctimas, desde pequeños hasta adolescentes. Asegúrate de que tus hijos ni son víctimas ni lo promueven.
Por último, la mejor manera de volver a la rutina es establecer una. Asegurarse de que las mochilas estén preparadas, los uniformes listos la noche anterior, revisar la agenda escrita o electrónica y/o tareas de los chicos, acostarse temprano y mantener comunicación directa con la escuela. Recuerden, aunque los colegios tienen la responsabilidad de asegurarse de que cada alumno esté bien y comunicar cualquier preocupación, su principal tarea es educar. La nuestra, como padres, es la de criar, y la misma va acompañada de otra imprescindible: la de cuidar.