Hemos dedicado designar un espacio de nuestro portal para informar a la mujer sobre cómo afrontar una realidad social de nuestros días, la violencia de género. Pero este pequeño espacio estará dedicado a los niños.
¿Cómo les afecta vivir en un entorno violento? ¿Tiene consecuencias en su personalidad y sus decisiones futuras? ¿Qué hace una madre para protegerlos del agresor? Los niños son, muchas veces, olvidados en medio del caos que significa la violencia de género, ya que, por lo general, este problema se considera “de pareja”. Pero muy por el contrario a la creencia popular, los niños son unos de los principales afectados en estos casos.
Los datos proporcionados por la Unicef en 2006 revelan que, incluyendo los países desarrollados, el número de niños y niñas expuestos a la violencia doméstica alcanza los 11.3 millones. Y para la Organización Mundial de la Salud, un niño expuesto a ella se encuentra bajo el concepto de “maltrato infantil”.
La violencia de género, como cualquier otro tipo, afecta, por lo general, el mundo emocional de los niños. “En la niñez, es importante tener un ambiente seguro, tranquilo, lleno de amor para poder desarrollarse sanamente. Es importante que los niños tengan modelos positivos, ya que en las edades tempranas los niños aprenden cómo relacionarse en la sociedad”, explicó la psicóloga panameña Melany Guajardo. En el caso de los niños que viven la violencia de género en el seno familiar, algunos de los conceptos que se ven afectados son los sentimientos de valor propio, la creencia de ser querido y atendido, el sentimiento de seguridad y confianza en el mundo y las personas que nos rodean, y la percepción de control sobre los acontecimientos y la vida en general.
Sin embargo, el plano emocional no es el único afectado por esta situación. “Las consecuencias de vivir en un ambiente lleno de hostilidad y de violencia son negativas también en el desarrollo social, cognitivo y académico de los niños y niñas”, explicó la psicóloga. Entre algunas de las consecuencias que se pueden observar están “vivir con ansiedad y miedo (rol de víctima), o pueden sentirse atraídos por la sensación de poder y control (rol de agresor), y podrían adoptar uno de estos roles en su vida de adulto”.
Por eso es tan importante brindar a la niñez modelos positivos de socialización y resolución de conflictos. Presta atención a las siguientes recomendaciones para afrontar la situación:
- Los niños necesitan ser tomados en cuenta como “víctimas individualizadas”, con necesidades propias y específicas. Por eso, busca apoyo terapéutico para romper con los patrones disfuncionales y mejorar la autoestima.
- Acudir a terapia individual o de pareja, según sea el caso.
- Haz la denuncia de maltrato para proteger tu vida y la de tu familia.
- Es importante que los niños acudan a psicoterapia para manejar los sentimientos que emanan al observar violencia entre los padres, principalmente la culpa y el manejo de las emociones, ya que pueden ser agresivos en la escuela con otros niños.
- Entidades a las que puedes acudir son Fundalcom (208-7060, para apoyo legal), la clínica de terapia familiar y de pareja de la Usma (230-8348), Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senniaf- para comunicarte con la sede de Panamá marca el 504-4052, y el 475-4235 para la sede de Colón).
Para identificar si un niño es víctima de situaciones de violencia en casa, presta atención a los comportamientos que ellos adoptan según su edad.
- Edad preescolar: agresividad, problemas de comportamiento y miedo a dormir solo. Además, puede experimentar miedos, ansiedad, tristeza y problemas relacionados con los adultos.
- Edad escolar: agresividad, problemas de conducta. Puede presentar síntomas depresivos, baja autoestima, vergüenza, culpa y dificultad para establecer relaciones con otros niños de su edad.
- Adolescentes: comportamientos violentos, fugas, abuso de sustancias.
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