Lun, 03/07/2016 - 22:32
- Para Padres
Según especialistas, el hábito comienza a la semana 16 de la gestación y se considera normal hasta el primer año.

La succión es un reflejo que el recién nacido hace incluso antes de su llegada al mundo. Las ecografías muestran que fetos de 13-14 semanas ya chupan sus diminutos dedos. Incluso en algunos bebés se observa, al nacer, una pequeña ampolla en la mano debido a la succión mantenida dentro del útero. Algunos padres se preocupan de esto, aunque el sitio Children Health Network explicó que esta acción es normal, ya que el niño lo aprende cuando toma pecho de la madre.
Más del 80% de los bebés siguen chupando aunque ya no tengan hambre. Pero ¿cuál es el causante y qué lo provoca? El chupar el dedo produce en el niño la sensación de relajación. Algunos desarrollan el hábito cuando están aburridos, cansados o ansiosos. La mayoría de los niños hacen esto mientras sostienen un objeto que les da seguridad, como su cobija, mamadera, juguete favorito o hasta el cabello. Para la psicóloga clínica Geraldine Emiliani, es importante investigar cuáles son las situaciones que lo provocan, ya que cuando están más grandes ya no se considera normal. “Profundizar en esto para luego elaborar o establecer el tratamiento en el que se involucra a los padres.
Siempre hay algo detrás, algún tipo de conflicto que lo mantiene con ansiedad y temores”, explicó Emiliani. La Sociedad Española de Odontopediatría considera que llevarse el pulgar a la boca es bastante más peligroso que el chupete, por el riesgo de infección que puede conllevar chupar un elemento que está en contacto permanente con agentes contaminantes. Además de este peligro, los perjuicios más notables de succionar un dedo se producen cuando el hábito se prolonga en el tiempo y se mantiene más allá de los tres o cuatro años. Algunos estudios apuntan que el 12.5% de los menores de entre tres y cinco años aún se chupan el dedo.
Consecuencias
Cuando este hábito se prolonga en el tiempo, puede originar complicaciones, por lo que es necesario corregirlo a tiempo. La aparición de problemas maxilofaciales, dentales y del lenguaje están relacionados con la frecuencia, intensidad y tiempo de duración de este hábito, especialmente si se mantiene más allá de los cuatro años de edad. La pediatra María Teresa Romero comentó cuáles serían los principales trastornos que afectan a los niños:
- Cambio de orientación de las arcadas dentarias: el grupo de dientes que forman la mandíbula se movilizan, la parte superior hacia adelante y la inferior hacia atrás.
- Maloclusión dental: mordida abierta debido a la falta de contacto entre los dientes incisivos superiores e inferiores al morder.
- Deformación del paladar: debido al empuje en dirección ascendente que produce la succión del dedo, el paladar modifica su forma haciéndose cada vez más convexo.
- Alteraciones del lenguaje: debido a la modificación de la situación normal de dientes, lengua y paladar, que son los elementos que intervienen en la fonación, la pronunciación de determinados fonemas puede verse afectada dando lugar a dislalias. También puede ser posible el ceceo y el seseo.
- Envenenamiento accidental: los niños que se chupan dedo se encuentran en mayor riesgo de ingerir sustancias tóxicas. También representa para ellos un mayor riesgo de contraer enfermedades contagiosas infantiles, como resultado de meterse constantemente los dedos sucios en la boca.
- A nivel psicológico: por ser visto como una conducta inapropiada socialmente, estos niños pueden ser víctimas de críticas, burlas o castigos por parte de sus maestros.
Cuando el problema persiste más allá de los cinco años, es recomendable consultar con el pediatra o psicólogo infantil, que considerarán derivarlo al logopeda y al odontopediatra si la situación lo requiere.
Tratamiento jaula lingual
La odontóloga Marjorie Sánchez nos comentó que aún se aplica la jaula para los niños que se chupan el dedo. El mismo se trata de un aparato simple, pero efectivo que funciona como pantalla en el área de la mordida abierta con la finalidad de obstruir la entrada de los dedos hacia la boca, impidiendo la succión digital y así corregir los efectos causados por este hábito.
¿Qué hacer para que el niño(a) pare de hacerlo?
La odontóloga Marjorie Sánchez nos comentó que el tratamiento va a depender de la edad del niño. Es recomendable acudir a un especialista para que evalué y determine el plan a seguir.
- Sistema de recompensas. Es un sistema sencillo que puede dar grandes resultados. Puedes darles una calcomanía o un pequeño juguete, diario o semanal.
- Distracción. Muchas veces los niños lo hacen por estar aburridos, encárgales una tarea en el hogar para que se olviden del dedo.
- Sustitución. Si su niño se chupa los dedos cuando duerme, puedes darle un peluche para que venza sus miedos en la noche.
- Límites. Acorta las horas de televisión y realiza actividades que promuevan el hábito en el niño.
- Ojo con los regaños. Elógialo por no hacerlo, especialmente durante periodos difíciles.
- Recordatorio. Usualmente el pequeño no se da cuenta cuando lo hace, puedes colocarle una cinta en la mano y explicarle que cuando lo deje de hacer se la quitarás.