Mié, 05/22/2019 - 16:10
- Para Padres
En la actualidad los niños están sobre estimulados, se les complace en todo, no existen límites y todo es negociable. En lugar de hacerles bien, esto es perjudicial para ellos.
El mundo cambia con el pasar de los días. Lo mismo ocurre con la familia.
Antes la familia era lo más importante en la sociedad, pero parece que esa realidad ha cambiado. Hoy en día, la familia está al borde del precipicio, y parece no haber manera de sacarla de allí.
Al parecer, hay una inversión de roles y mucha permisividad en los hogares. Nadie va a la universidad para aprender a ser padre o madre, esto se aprende en el camino. El problema es que vivimos en un mundo en donde los padres están digitalizados y, con tal de que los hijos no interrumpan, les brindan lo que sea. Esto deja a los niños gobernar en casa, siendo ellos los encargados de poner las reglas. Los niños no están gozando de una infancia sana, se encuentran viviendo a destiempo, no son empáticos y crecen pensando que lo merecen todo. Estamos criando niños con huecos emocionales, quienes incluso llegan a decir que son inservibles.
Es comprensible que el ritmo que llevamos en nuestro diario vivir se ha vuelto más difícil, así como las relaciones, el tiempo de calidad, entre otras cosas. Pero, al decidir formar una familia, se deben tomar muchas cosas en consideración, más cuando hay niños de por medio.
Puedo decir que en la actualidad los niños están sobre estimulados, se les complace en todo, no existen límites y todo es negociable. A veces pensamos que respondiendo de inmediato a todas las demandas de los niños les estamos haciendo bien. Permítanme decirles que es todo lo contrario.
Debemos enseñarles a los niños a ganarse las cosas, no solo dárselas para que no hagan un berrinche o para salir del paso, o porque es hijo único.
Un niño necesita padres disponibles física y emocionalmente allí con ellos, que establezcan límites claros y responsabilidades para ayudarle a crecer sanamente. Con esto no quiero decir que si se tiene todas las facilidades no pueda darle algo a su hijo, sino que le enseñe lo que cuestan las cosas y lo que debe hacer para ganárselas.
Comprenda, usted no va a durar toda la vida. Si le hace el camino fácil a su hijo, cuando usted no esté, él no podrá afrontar absolutamente nada. Sí, suena feo, pero es la realidad. No sigamos criando niños dependientes y, sobre todo, dejemos de limitarlos y ayudémosle a desarrollar sus habilidades.
Napoleón decía: "¿Cuál es la mejor edad para educar a un niño? 20 años antes que nazca, educando a sus padres". Y sí que tenía razón. El sabio no hablaba de la educación académica, sino de los valores y modales se deben aprender en casa.
Antes, a los niños en casa se les daban responsabilidades como arreglar su mochila, sacar la basura, bañar al perro, ayudar a limpiar la casa, etc. Actualmente, la mayoría de los niños no hacen absolutamente nada o lo hace la nana por ellos. No se les da responsabilidades por que "debe ser niño y gozar de la infancia”.
Además, los padres han perdido autoridad. Lo que está pasando hoy en día no se veía hace 15 o 20 años. Ya no hay respeto por nada ni por nadie, los niños son materialistas y apáticos a todo.
Aunque haya diferentes tipos de familia, tradiciones y culturas, la familia debe seguir siendo la misma.
En casa debe haber reglas que seguir, deberes que cumplir y decisiones que tomar. Es importante tomar en cuenta o informar a los niños sobre lo que está pasando en el hogar; sin embargo, es responsabilidad de los padres que todo esto se lleve a cabo de la mejor forma. ¿Cómo podemos hacerlo?
- El respeto es la base de todo. Un niño que no respete a su familia no respetará a nadie.
- Sea claro, explique cuál es el rol de cada uno en casa y, fundamentalmente, hacerles entender que la familia siempre querrá lo mejor para ellos.
- Que su NO, sea NO; y que su SÍ, sea SÍ. ¿A qué me refiero con esto? Los niños son muy, pero muy receptivos, ellos saben con quién pueden lograr algo y con quién no. Como padres, ya sea que vivan juntos o no, tomen decisiones en equipo.
- No limite a su hijo. Permítale ayudar en casa, dele responsabilidades, ya sea pasar las servilletas en la cena o acomodar los cojines del sillón, pero ¡déjele hacer algo!