El temido resfriado

Mié, 01/20/2016 - 22:58
Una de las razones más frecuente de visita al pediatra; presta atención para que tus niños estén saludables en esta época.
Estornudos, congestión nasal, irritación de los ojos, sueño, fiebre, ardor de garganta y dolores musculares son señales de la temporada de los resfriados y las gripes, que nos noquean, sobre todo, en este mes. Los colegios y escuelas se convierten en los principales lugares para su transmisión, siendo los niños los más afectados. Los resfriados son prácticamente inevitables durante los primeros años de vida y más aún en las temporadas de lluvias y frío.
 
 
De hecho, un niño sano en edad preescolar se resfría por lo menos de cinco a ocho veces al año. Pueden aparecer de manera individual o ser el resultado de una epidemia –especialmente si el niño está en la guardería o centro de educación–, ya que se trata de una infección muy contagiosa. Al crecer, los niños desarrollan anticuerpos que les proporcionan inmunidad frente a los resfriados; cuando cumplen los seis años, pueden enfrentarse mejor a las infecciones, ya que alcanzan un nuevo nivel de salud, que se refleja con menos resfriados, menos congestión nasal; y en los padres, mejor sueño.
 
La duda recurrente de los adultos es cuándo llevarlos al pediatra. El sitio web todospapa.com menciona que el resfriado común se cura en una semana y sin mayores problemas, pero si el niño presenta los siguientes síntomas, debes llevarlo de inmediato a la sala de urgencias:
  • Si la fiebre aumenta bruscamente o es mayor de 40°C. 
  • Si sus vías respiratorias están muy obstruidas y no puede respirar correctamente. 
  • Si no para de llorar en toda la noche y no puede dormir. 
  • Si los mocos le impiden comer durante más de un día. 
  • Si tiene faringitis y le sale un absceso alrededor de las amígdalas o por la faringe.

 

Cuidado con los medicamentos
En octubre de 2008 la Agencia de Alimentos y Medicamentos (en Estados Unidos conocida como Food and Drug Administration) aconsejó no adquirir medicamentos sin receta médica, mucho menos para los niños menores de cuatro años. Muchos padres han recurrido a remedios naturales, tales como tratamientos herbales y homeopáticos; algunos de estos tratamientos han demostrado ser eficaces para la prevención y el alivio del resfriado común, mientras otros son ineficaces y peligrosos.
 
Uno de los problemas con medicamentos sin receta es que enmascaran los síntomas. Puede parecer que un niño pequeño se ha recuperado después de tomar un medicamento y reanudar la actividad normal, pero una vez que sus efectos desaparecen, el niño parece agotado. Estos episodios de actividad realmente pueden prolongar el tiempo en que un niño está enfermo.
 
Dice un viejo proverbio español que “el sueño es la mejor medicina”, por ello es tan recomendado cuando nos enfermamos. Por otro lado, la clásica sopa de mamá no se queda atrás. Investigadores del Nebraska Medical Center, en Omaha, encontraron que el caldo de pollo tiene propiedades anti-inflamatorias que aceleran la curación; además, alivia la congestión e irritación de las vías respiratorias.
 

 

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