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Tips para aplicar en tu día a día si eres madre o padre de un niño con autismo
Este síndrome tiene habitual aparición en la infancia temprana y es uno de los trastornos del desarrollo que ha aumentado su aparición en la última década y media; se caracteriza por que los niños presentan formas inusuales de aprender, reaccionar en diferentes situaciones y prestar atención, tienden a ser personas que a lo largo de su vida nos les es agradable realizar cambios en sus actividades cotidianas, por el contrario, prefieren repetir comportamientos, estos aspectos sumado a otros, hace de la alimentación en la etapa de crecimiento una tarea a menudo vulnerable y desafiante. A continuación te ilustramos de manera sencilla los lineamientos básicos a tomar en cuenta a la hora de comer.
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Parámetros nutricionales
Se ha estudiado a profundidad la relación del autismo y las alteraciones comunes que se presentan en su microbiota intestinal ya que la evidencia actual muestra fuertes estados de inflamación dados por las usuales intolerancias o sensibilidades a nutrientes como el gluten, la soya, la leche y sus derivados, y estos se relacionan con mayores alteraciones del comportamiento que son característicos en este síndrome. Pero, ¿a qué se debe esta alteración? En muchos apuntes científicos se ha llamado al intestino del ser humano, el segundo cerebro, y es que la influencia que tienen las acciones metabólicas de bacterias y demás microorganismos que viven en él, tienen mucho que ver con la integridad de la salud de todos.
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Muchos análisis concuerdan en las mejoras de calidad de vida cuando es modificada su dieta, libre de gluten, la cual es una proteína presente en cereales como trigo , cebada, centeno, avena y otros de menor consumo local como la espelta y el trigo kamut, pero ¡cuidado!, pueden venir en diferentes presentaciones como salvado, germen, harina, cereal tostado y alimentos preparados como los espaguetis, el pan, dulces, tortillas, incluso en embutidos y salsas.
En el caso de la soya, es tipo grano que está presente con frecuencia como ingrediente adicional en productos empacados, incluso en aceites para cocinar, aderezos, panes e incluso los chocolates (polvo o barras) y por supuesto en sus derivados como el tofu, miso, leche de soya y otros.
La caseína es la proteína presente en la leche de vaca. ¡Si!, se puede utilizar leche de almendras u otros, pero el asunto no termina solo allí, y es que al igual que la soya, este componente se utiliza en múltiples productos empacados.
Otra recomendación es evitar el consumo de azúcares y procurar una alimentación más natural y en la medida de lo posible orgánica, además, algunos especialistas sugieren que en casos de niños con dietas terapéuticas de este tipo bien llevadas pero sin mejoras aparentes pueden estar relacionadas a un exceso de consumo de arroz y maíz, los cuales están siendo estudiados aún, pero se considera que provocan reacciones similares en la micro biota.
Aunque existen ofertas en el mercado sobre productos libres de gluten (ejemplo panes y pastas) o que no pareciera contener alguno de los antes mencionados, siempre recuerda siempre verificar no solo la etiqueta nutricional de los alimentos, sino sus ingredientes y si cuenta con los sellos que certifican que es un alimento libre gluten y no es genéticamente modificado. GF / Non GMO
Las alternativas más certeras para alimentar a los pequeños con autismo se basan en vegetales de todo tipo, verduras como papa, yuca, zapallo, camote, entre otros, fuentes de proteína animal como pollo, pescado libre de mercurios, carnes; frutos secos e incluso menestras. En este sentido la creatividad será fundamental para lograr el balance nutricional que buscamos.
Retos y desafíos en la alimentación
Es importante mencionar que los niños con autismo pueden presentar comportamientos relacionados a preferencias y rechazos a alimentos debido a que pueden tener hipersensibilidad sensorial, es decir, un sobre estimulación ante sabores, texturas, olores u otros. Puede suceder que toleran mejor los alimentos blando que los crujientes, aunque como se menciona esto puede ser variable entre los individuos.
Como dato interesante, recientemente se ha estudiado la relación de la alimentación durante el embarazo, sobre todo en el último trimestre y la aparición del autismo y otros síndromes como el déficit de atención con hiperactividad, en donde un mayor consumo de ácidos grasos de tipo omega 6 (alimentos procesados, frituras) y menor de omega 3 (aceite de oliva extra virgen, pescados como el atún, sardina y el salmón), parece tener asociación. De hecho, investigaciones revelan que mayores niveles de DHA en los recién nacidos se relaciona con un mejor desarrollo neurológico, por lo que se debe poner especial atención a la alimentación de las madres durante el embarazo y la lactancia.
Estas recomendaciones no pueden sustituir el tratamiento guiado por un especialista en el tema, recuerda que cada niño debe ser evaluado de forma integral, en base a los rasgos que presente en las diferentes etapas de su crecimiento.