Vie, 06/28/2019 - 15:25
- Mente y Cuerpo
Cuando vemos los errores como un aprendizaje y los enmendamos, hay un crecimiento personal; cuando no nos hacemos responsables de lo que evidentemente tenemos la culpa o parte de la culpa, solo evitamos el problema.
Hace poco tiempo venía escuchando un podcast en el carro, se trataba sobre lo fácil que es echarle la culpa alguien o algo más y lo difícil que es aceptar un error, sobre todo cuando este es muy evidente. De todo lo que se dijo en el podcast me quedé con el siguiente relato del narrador: “Un día iba manejando, con la música en alto, algo distraído y, como si fuera poco, hablando por teléfono, cuando de pronto un carro se me atravesó, traté de tomar el control y lo primero que se me ocurrió en cuestión de milisegundos fue orillarme, al último minuto me di cuenta que había un poste, pero como iba tan rápido no me dio el tiempo suficiente para frenar. Lastimosamente, choqué muy fuerte y cuando me bajé del carro para ver cómo había quedado dije: ¡¿QUIÉN PUSO ESE POSTE ALLÍ?!”
Te pregunto, ¿esas atribuciones te parecen conocidas? Te aseguro que lo hacemos más de una vez al día, no nos gusta tomar responsabilidad sobre lo que salió mal. Ahora, ¿me crees si te digo que al tomar responsabilidad de nuestras acciones podríamos lograr una vida más positiva? Sí, cuando vemos los errores como un aprendizaje y los enmendamos, hay un crecimiento personal; cuando no nos hacemos responsables de lo que evidentemente tenemos la culpa o parte de la culpa, solo evitamos el problema y no logramos sacar crecimiento de esto. Suena como si salir de nuestra área de confort nos da felicidad, así que por eso te daré 5 tips para poder vivir una vida más positiva, pero ten en cuenta que esto implica ser conscientes y responsables de nuestras acciones:
1. Piensa en lo errores como oportunidades de crecer y superarte. Como vimos en el relato, tendemos a echarle la culpa a todos; las probabilidades de sentarse a reflexionar sobre lo ocurrido y tratar de mejorarlo es casi nula, pareciera que es una ley universal. Cambiemos eso, rompamos el patrón y hagámoslo intencionalmente. Equivocarse no está mal, no es de fracasados. ¿Sabes cuántas veces Thomas Edison trató de que la bombilla funcionara? ¡Más de mil veces! Entonces tú también puedes intentarlo muchas veces si te equivocas. Con esfuerzo siempre se logrará el objetivo.
2. Todos sobresalimos en maneras diferentes. Es muy probable que nos remueva un poco cuando alguien más triunfe en el área a la que nosotros también nos dedicamos. Es más, podemos aplaudírselo y hacer buenos comentarios sobre sus logros, pero al examinarnos nos damos cuenta que sí hay una competencia interna que muchas veces es difícil de detener. Cuando entendemos que los demás no están tratando de “opacarnos” ni de “superarnos” empezamos a disfrutar más lo que hacemos, hasta es posible que lo empecemos a hacer mejor debido a la pasión que sentimos. Recuerda que no existe algo igual a una competencia, tu ritmo es único, por lo tanto, es necesario que seas tú quien principalmente lo respete.
3. Reduce las críticas internas. Este tip es el que más trabajo requiere, por lo menos en mi caso. Suelo ser una persona bastante exigente conmigo misma, he trabajado mucho en esto, pero me gusta que cada cosa que hago sea excelente. ¿Te confieso algo? Lo perfecto es enemigo de lo bueno. Me llegué a dar cuenta que debido a estas críticas que nos hacemos a nosotras mismas podemos llegar a autosabotearnos. Sé tu propia cheerleader, las cosas no siempre salen bien, pero no es una razón para darnos tan duro.
4. Dedícate unas horitas. En lo físico, en lo mental y en lo espiritual. Examina qué parte está más descuidada y haz un plan para mejorarla. Estas tres áreas son fundamentales para entender cómo vemos el mundo y por qué reaccionamos de ciertas maneras. Crea un balance entre estas tres, son igual de importantes.
5. ¡Lo estás haciendo bien! Concéntrate en lo que sí está saliendo bien. Esto no significa que ignores todo lo que está saliendo mal, pero es muy refrescante ir a esos lugares o eventos donde las cosas salieron como deseabas, retomar ahí las fuerzas que necesitas y salir adelante con todo lo demás. Ya te salió bien una vez, puedes hacerlo de nuevo.