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La moda sostenible ni es solo cosa de "hippies" ni es tan cara como se piensa
El boom de las plataformas de alquiler de ropa, los tejidos tecnológicos que no se arrugan, no se manchan y no generan olores, las hilaturas recicladas junto con la vuelta a la costura tradicional, alumbran el nuevo lenguaje en la moda sostenible. La moda sostenible ni es solo cosa de "hippies" ni es tan cara como se piensa. La moda pronta (la de rápida producción y comercialización) es la segunda industria más contaminante del mundo por detrás de la petrolera, según la ONU, que ha tildado de “emergencia medioambiental” al sector, dado sus impactos negativos en el entorno y la salud.
"La moda pronta nunca será sostenible", aseguró la presidenta de la Asociación de Moda Sostenible de Madrid, Paloma G. López, durante la mesa redonda "La moda en el siglo XXI: disrupción y sostenibilidad", organizada por el British Council. Esta experta considera que hay que cambiar el consumo de moda rápida, que implica repensar todo el sistema de producción e, incluso, de sociedad. "Es necesario un cambio legislativo que se revierta en un mayor apoyo al cuarto sector”.
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Una industria que arroja datos tan alarmantes como que se gastan 13.000 litros de agua para cultivar, procesar y teñir un kilo de algodón con el que se confeccionan tan solo cinco camisetas, o que el 20 por ciento de los vertidos tóxicos que llegan al agua proceden de la industria textil, lo que ha hecho que la sociedad haya tomado conciencia. Datos como que la fibra de poliéster tarda 200 años en descomponerse o que la producción de algodón acapara el 24 por ciento de los insecticidas utilizados en el mundo, "han hecho saltar todas las alarmas", explicó Paloma G. López. Y lo que es peor, todo este deterioro para que al final el ochenta por ciento de la ropa que se consume acabe en el vertedero, cifras que producen escalofríos, "la sostenibilidad ha llegado para quedarse", apunta G. López
Diseñadores y firmas de moda se ponen las pilas, hablan un nuevo lenguaje en la industria textil. La ropa "no es basura", dijo a EFE Curra Rotondo, CEO de la firma Lefrik, que fabrica mochilas con botellas de plástico recicladas. En la actualidad se fabrican más 100.000 millones de prendas al año en el mundo, en los últimos 15 años se ha multiplicado por dos, pero el número de veces que se lleva cada pieza ha disminuido, según publica Ellen MacArthur Foundation, fundación implicada en acelerar la transición a la economía circular.
“La industria textil utiliza más PET que el sector de consumo, la mayoría de las fibras están hechas de plásticos, y el plástico al final contamina", añade Rotondo, quien asegura que cada prenda puede tener hasta siete u ocho vidas más. Es importante "tomar conciencia", dice Rotondo, quien trabaja para conseguir productos cien por cien sostenibles, y que al final de su vida puedan tener un impacto positivo, "por ejemplo, como abono”.
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Todas las acciones suman. Así, tecnología y moda se han fusionado en Sepiia gracias al talento de Federico Sainz de Robles quien ha creado una fibra que no se arruga, no se mancha y no generan olores con la que confecciona camisas y polos. "Su uso evita ensuciar el agua y gastar energía con el lavado y el planchado", explica este ingeniero amante de la moda. Miguel Carvajal, fundador de The Second Self, se une a esta idea. “El futuro de la moda pasa por la tecnología y la sostenibilidad", se necesitan prendas de larga duración y que luego se reutilicen.
Las generaciones anteriores lo hacía bien, confeccionaban prendas de manera artesanal, con tejidos de calidad, "dejando en las costuras suficiente tela para poder adaptar la prenda al crecimiento o fluctuación de peso", recuerda Carvajal, quien considera que el futuro está en apostar por un "armario reducido y de calidad". Desde hace tiempo, la moda circular forma parte de este nuevo lenguaje sostenible, un proceso que comienza con la recogida de materia prima, retales y ropa usada con los que se fabrica un nuevo algodón reciclado que sirve para confeccionar prendas nuevas.
Otras veces, ese material se combina con fibras extraídas de las botellas de plástico hasta conseguir un nuevo hilo, llamado "recover", un producto totalmente sostenible con el que se ahorra agua, energía, se reducen las emisiones de CO2 y se destierran los pesticidas y productos contaminantes. La conciencia social cada día es mayor. La gente ya no compra tanta ropa, prefiere alquilarla. Las redes sociales son la plataforma de este nuevo 'boom', también conocido como el armario en la nube, que utilizan ya más de diez millones de consumidores en todo el mundo en el exitoso portal Rent the Runway.
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El gigante chino Alibaba ya ha puesto el foco en este negocio y ofrece alquilar de ropa y accesorios a mujeres ente 22 y 30 años, idea que rápidamente se va a popularizar entre la población "millennial". Parece que el futuro se teje en el alquiler, un consumo más sostenible.
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