Sáb, 05/04/2019 - 10:00
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Las “cabezas de zapatilla” son un fenómeno social, una moda que apareció a finales de los 80 en el gran mundo del consumismo americano. El término está relacionado a personas cuya obsesión consiste en lograr la colección de zapatillas deportivas más raras y exclusivas.
¿Saben qué son los “sneakerheads”? Probablemente, muchas de ustedes no han escuchado nunca hablar de este término. Yo tampoco tenía ni idea hasta hace un par de semanas, que estaba hablando con mi hijo. Él me estaba mostrando unas zapatillas que se quería comprar y me empezó a enseñar unas páginas donde solo venden ese tipo de calzado. Hasta ahí veníamos bien; pero, de repente, comencé a ver precios que me parecían muy caros para unas zapatillas —no dejemos de lado el hecho de que yo conozco bien los costos de producción de esos productos hechos en China, en su mayoría—, y me sorprendió enormemente los exageradísimos márgenes.
Eran zapatillas que costaban cuatro cifras sin ser de ninguna marca de lujo. Así que mi primera reacción fue: “¡¿Mil dólares unas simples zapatillas?! ¿Quién compra esto? A lo cual mi hijo me contestó: "Uf, mamá, estas no son caras; hay muchísimo más costosas”... Y me señaló de diferentes precios, llegando incluso a los 45 mil. En ese momento pensé que la cifra debía ser errónea, porque ¿quién podía ser tan sumamente insensato de pagar esa cantidad de dinero por una simple zapatilla? Pero, noooooo, para mi sorpresa, la cifra sí era correcta.
Fue tal mi asombro ante este fenómeno que lo empecé a investigar, y rápidamente llegué a los denominados “sneakerheads”.
Los “sneakerheads”, o “cabezas de zapatilla” (como sería su traducción literal), son un fenómeno social, una moda que apareció a finales de los 80 en el gran mundo del consumismo americano. El término está relacionado a personas cuya obsesión consiste en lograr la colección de zapatillas deportivas más raras y exclusivas.
Al comienzo era una moda muy vinculada al baloncesto. Un buen ejemplo fue la aparición de la famosa Nike Air Jordans, en la época del jugador estrella Michael Jordan. Este fenómeno traspasó fronteras y empezó a extenderse hace unos años en los nuevos países capitalistas, como China y la República Checa.
Pero fue tal el impacto que generó entre los jóvenes, que las marcas supieron aprovechar comercialmente este fenómeno y empezaron a destinar gran parte de su esfuerzo a potenciarlo y fomentarlo cada día más. Entonces, crearon colecciones numeradas, de edición limitada, firmadas y cada vez más exclusivas —incluso aprovechando los errores de fabricación para vender esas zapatillas con fallas como piezas muy, muy exclusivas—, creando así una fiebre que ya ha llegado a todas las partes del planeta.
Las marcas de zapatillas que han podido aprovechar de manera muy estratégica este tipo de moda, crean sus campañas con el objetivo de generar esa expectativa que motiva a los “sneakerheads” para ser de los pocos que tienen ese modelo único. Muchos de los fanáticos son capaces de acampar delante de la puerta de un negocio durante varias noches para ser los primeros y los grandes afortunados de pagar una pequeña fortuna por esa maravillosa pieza de arte.
Y siguiendo esta moda, existe un mercado paralelo que es el de la reventa. Una zapatilla cuyo precio de salida en el comercio fue de 250 dólares, en la reventa puede llegar a los $6,000, con gran facilidad. Esto hace que muchos hayan convertido la reventa en una forma de negocio.
Los “sneakerheads” gastan prácticamente todo lo que tienen en la compra de su pasión, llegando incluso a abrir un museo en Estados Unidos sobre la zapatilla, con una colección privada de un americano valorada en más de 1 millón de dólares.
Se han creado incluso eventos, exposiciones y ferias en los países donde los “sneakerheads” se concentran para conocer a otros, con el fin de exhibir sus trofeos y para buscar y adquirir nuevos, pasando a ser el mundo de la zapatilla como el del arte. ¿Serán las zapatillas el nuevo arte contemporáneo?
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