Julio López: "ser padre me cambió de niño a hombre"

Vie, 06/15/2018 - 10:56
El atleta se convirtió en papá a los 20 años, cuando no tenía la menor idea de qué hacer con su vida. Pero su hijo "Julín" le hizo cambiar su visión.
 “Julín” llegó a la vida del atleta Julio López cuando este solo tenía 20 años y era estudiante de Medicina. “Cuando mi hijo nació, fue salir de la adolescencia y entrar en la etapa adulta, fue la escalera más rápida que he subido en mi vida”, señala López. 
 
Cuenta que el aquel momento y a pesar de estar cursando la carrera que le gustaba, por dentro se sentía perdido, no sabía qué hacer con su vida. "Era un hombre completamente infeliz, no tenía un dólar, nunca había trabajado, no sabía que iba a hacer con mi vida... Mi hijo es la razón por la cual empecé a escucharme a mí mismo, lo que yo realmente quería". Fue así como el actual competidor de "Calle 7" y exparticipante de "Big Brother Panamá" volvió a nacer el 14 de noviembre de 2012, día en que vio la luz su pequeño.
 
Fue tal el despertar de Julio en aquel momento que comenzó a tener una nueva visión de la vida. “Empecé a trabajar, mi mentalidad de solo querer parrandear, estar con amigos y mujeres cambió. Tenía que empezar a construir para él”. 
 
Hoy, a pesar de su vida agitada y de no vivir con el niño, Julio intenta estar con él la mayor cantidad de tiempo posible y mantener constante comunicación para procurar la buena salud emocional de su pequeño. “Me preocupo por todas las necesidades de mi hijo, si pudiera darle el mundo, lo haría. Lo que jamás le va a faltar es mi voz, nuestra relación, escucharlo siempre, llamarlo todos los días y saber cómo está”.
 
Incluso, comenta que en un tiempo se quedó sin dinero para pagar la pensión, pero aún así, "con pena" lo buscaba. "Sabía que lo que él sentía por dentro no tenía que ver con sus necesidades materiales sino amorosas. Los vacíos emocionales hacen que seas diferente, que te sientas mal, y eso no lo quiero para él".

Para Julio, la mejor enseñanza que le puede dar a su hijo es la que aprendió de su padre: “Lo que importa no es lo económico, sino el rato ameno que pasamos en familia. Yo tuve el mejor padre del mundo, que era millonario en tiempo, amor, cariño y siempre puso a sus hijos por delante”.

A Julín, su padre Julio le enseña el valor de la humildad. "Le digo que valore de verdad las cosas por su significado y no por su precio; que valore a la familia por tenerla a su lado y no por lo que tengan o le puedan dar", asevera.
 
Otra lección de Julio para su hijo es que puede lograr lo que se propone y alcanzar sus sueños. "Yo le pregunto qué quiere ser cuando seas grande y él me dice doctor o astronauta, y le digo que sí lo puede lograr. Quiero que mi hijo sea feliz y haga lo que le guste, sin pasar por encima de nadie", expresa.
 
Julio cree firmemente en la importancia del diálogo en la crianza. Su forma de corregir a Julín es hablarle o "tratarlo psicológicamente", aunque acepta que en ciertas ocasiones le he alzado la voz cuando la situación se torna más complicada. "Cualquier cosa antes de levantarle la mano...los golpes no amoldan a nadie. No hay nada mejor que tratar a los hijos con sabiduría, razona.
 
El atleta opina que darle voz a un hijo es fundamental. "Sé que los niños no mienten, si creas una buena relación con ellos y lo conoces, sabes que no te miente solo con un apretón de mano, con mirarlos". 
 
Aconseja a los padres que "siempre pongan en primer lugar a sus hijos, sus palabras; cuando un niño llora, es porque quiere algo. Aunque haya mentido antes, ¡escúchalo!". También sugiere no usar la fuerza física al corregirlos. "Edúcate, aprende, lee, no los maltrates, no los eches a un lado, inclúyelos, ellos no pidieron venir al mundo, no son lo que queremos que sean sino lo que ven, ellos aprenden todo de nosotros. Enséñalos a mirar la vida con ojos de ternura", de allí que cree importante educar con el ejemplo.
 
A Julio la paternidad lo tomó por sorpresa, pero nunca se ha arrepentido. "Decía que tendría hijos a los 40 años, cuando hubiera viajado mucho y me hubiera establecido en todos los sentidos; pero los niños siempre son designios de Dios. A veces la gente piensa que un niño a temprana edad es algo malo, pero es una oportunidad, a través de un niño sientes el amor puro, es el sentimiento más lindo que un hombre pueda sentir, la mejor aventura que Dios me ha enviado, mi mayor bendición, la aventura mas divertida y extrema", concluye.

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