Chichica busca generar oportunidades educativas a jóvenes panameños

Por: Laura Marín

“Hace unos años un amigo me invitó a hacer un súper con 10 dólares. Yo pensaba que bromeaba, pero sí, hicimos la compra con ese monto. Al acabar, yo le pregunté que qué hacía con ello, a lo que me respondió que iba a encontrar a quién dárselo”. Así, con una historia aparentemente cotidiana, se inicia la aventura de Jeancarlos Girón: “por esa época yo trabajaba mucho en Zona Libre y anduve con eso en el carro como por tres meses buscando a la persona a quién se lo iba a dar. Recuerdo que un día, un 23 de diciembre, yo iba a una reunión, pero como iba con tiempo, entré a un restaurante y detrás de mí, un señor de mala estética me pregunta muy amablemente si tenía hora. Le di la hora y seguí a lo mío, pero se me había quedado en la cabeza la manera educada de pedírmela. Salí rápido y le saqué conversación, donde descubrí que se había quedado sin trabajo y estaba recogiendo latas para poder alimentar su familia en Navidad. Ahí pensé que esa era la persona. Lo llevé hasta mi carro, le di la bolsa de comida y se puso a llorar. En ese momento me di cuenta como con una contribución pequeña a veces podemos hacer tanto”. 

Esa anécdota se convirtió, con el tiempo, en la semilla de la recién presentada Chichica, un proyecto solidario que tiene por objetivo impulsar el progreso de áreas excluidas de Penonomé, a través de pilares fundamentales como la educación. “El déficit de recursos, la mala alimentación o la falta de medios de transporte para acceder a la escuela, son solo algunas de las duras condiciones que se enfrentan los niños día tras día”, explica Girón, quien añade que son jóvenes que caminan hasta 4 horas diarias y cruzan hasta 9 tramos de río, con su respectivas dificultades, pero que sorprende “su actitud y perseverancia, que les lleva a luchar por sus sueños”.

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A Jeancarlos Girón no está solo. Por el camino ha conseguido reunir una pequeña gran familia que forma el equipo de Chichica: hasta 21 personas involucradas en el proyecto, coordinadas por un 'core team' de siete impulsores de diferentes disciplinas. No obstante, Chichica quiere seguir creciendo y, en este contexto, pone en marcha el programa Padrino, que invita a unirse a través del apadrinamiento, con una aportación de $350, de uno de los 29 adolescentes de la comunidad de Chiriguí Centro y proporcionarles un mayor acceso y recursos para asistir a la escuela. 

“Es maravilloso ver como algo que nació en un principio a través de donaciones puntuales a niños de áreas rurales excluidas de Panamá, va creciendo día tras día  gracias al apoyo de nuestros Padrinos”, asegura Girón. “Sin embargo, aún queda mucho por hacer y muchos niños esperan esa oportunidad”, recuerda. 

En ese mucho por hacer se involucra también a la propia Comunidad. El equipo de Chichica ha detectado a líderes locales comprometidos con el desarrollo y los han capacitado para el desarrollo del proyecto Padrino desde tres necesidades básicas para un buen rendimiento escolar: el transporte, la alimentación y los útiles escolares. De esta manera, son los propios responsables de la comunidad los que controlan el buen funcionamiento de todos los procesos y reportan resultados o posibles incidencias. “Nosotros creemos en el proverbio ‘Si un hombre tiene hambre, no le des un pez, enséñale a pescar”, asegura Jeancarlos Girón, justificando así la importancia de involucrar a todas las familias.

“Chichica es educación y es mucho más. Por ello necesitamos que la gente se sume al proyecto para poder hacerlo crecer y llegar a más niños y más comunidades”, enfatiza Girón. Por ello han iniciado una serie de activaciones, que se pusieron en marcha el miércoles, 13 de junio, con la presentación oficial en el Casco Antiguo de Panamá, para dar visibilidad a esos niños ya apoyarlos en la construcción de un futuro en igualdad de oportunidades. 

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