La verdad acerca de las duchas vaginales

Lun, 09/12/2016 - 12:32

Existen muchos hábitos que tenemos en nuestro diario vivir, que están lejos de ser necesarios; en algunas ocasiones, los realizamos porque nos atrapó el buen mercadeo de un producto... 

Es exactamente el caso de productos femeninos como las duchas vaginales, los desodorantes vaginales y otros procedimientos que aclaman proveer higiene para tu zona íntima y ser necesarios en tu rutina diaria, pero, ¡cuidado! Hay algunas cosas que debemos aclarar de manera urgente.

La vagina de una mujer es un aparato autosuficiente. Es decir, tiene métodos de autoregulación que permiten la salud e higiene de esta zona del cuerpo. 

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Conversamos con la Ginecóloga panameña Julissa Garisto, quien nos explicó cómo funcionan estos mecanismos. “A partir de la pubertad, se inicia la producción de estrógenos que da lugar a cambios en las características de los órganos genitales, por ejemplo, la mucosa de la vagina se torna más gruesa y rica en glucógeno que promueve la producción de ácido láctico que su vez, favorece un pH más ácido para  mantener un equilibrio de la flora vaginal dominada por lactobacilos. También inicia la leucorrea fisiológica, un flujo normal transparente o blanco producto de la descamación de células que están en continua regeneración. Las  glándulas a nivel del cuello del útero producen moco con una función protectora. 

Todos estos mecanismos tienen como función eliminar células, secreciones, residuos de menstruación, semen, etc., que se entiende como una ‘autolimpieza’”. 

¿De dónde, entonces, sacamos la idea de que constantemente debemos estar agregando productos de higiene femenina a nuestra rutina diaria? Si hacemos un viaje en el tiempo, nos daremos cuenta que los avisos publicitarios para este tipo de productos provienen de las décadas de los 40 y 50’s. Si haces una pequeña búsqueda en Google, te  darás cuenta que los anuncios publicitarios de aquella época arrojaban el mensaje de que las mujeres tenían algunas fallas: olores, manchas, y falta de placer a raíz de estos últimos. 

Con el tiempo, esos mensajes nos llevaron a creer que había algo ‘raro’ o ‘poco saludable’ en los flujos y olores naturales de nuestra vagina, pero la verdad es otra. “A algunas mujeres les preocupa el olor del área genital, llevándolas a tomar medidas exageradas sin considerar las recomendaciones médicas y comprometiendo la salud. Algunas de estas medidas son el uso de duchas vaginales, automedicación de óvulos o cremas vaginales, uso de antisépticos, desodorantes, talco, perfumes, gel lubricante con olor”, expresó la Dra. Garisto. 

La realidad es que estos productos pueden provocar muchos más dolores de cabeza en el largo plazo. “Actualmente no se recomiendan las duchas vaginales. Pueden barrer la flora vaginal normal, promoviendo un cambio en el pH que aumenta la posibilidad de infecciones. Además si hay una infección vaginal o cervicitis activa es posible que favorezca la entrada de los gérmenes al útero lo que puede desencadenar una Enfermedad Pélvica Inflamatoria. También hacen a las mujeres más susceptibles a contraer infecciones de transmisión sexual”, explicó la Dra. Garisto. 

También nos comentó que existen dos mitos muy famosos entre las mujeres los cuales hay que desmentir cuanto antes: “las duchas vaginales no previenen embarazos ni infecciones de transmisión sexual”. 

Recomendaciones 

La Dra. Garisto nos dio algunos consejos en cuanto a este tema: 

  • Lavado del área genital 2-3 veces por día con jabones suaves o con pH formulado para mujeres. El lavado excesivo cambia la flora normal y favorece las infecciones.
  • Evitar el uso de talco, desodorantes y perfumes.
  • Evitar el uso de ropa interior con material sintético. Preferiblemente que sea de algodón y al lavarla no utilizar detergentes ni suavizantes.
  • Evitar el uso de ropa ajustada.
  • Cambiar constantemente las toallas sanitarias y tampones. De usar protectores diarios estos deben cambiarse mínimo 2 veces al día.
  • Si persiste el mal olor a pesar de tener una buena higiene íntima, y además se asocia a cambio en las características del flujo vaginal, enrojecimiento e irritación vulvar, ardor al orinar o al bañarse y/o picazón, es necesario consultar a su ginecólogo porque lo más probable es que tenga una infección vaginal que requiera tratamiento. 
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