A mi nadie me sacó de un cuento de hadas, he peleado con dragones, tengo mi propio castillo, me pongo un vestido corte princesa y me da picazón, no tiré el zapato a medianoche lo cambié por flats para seguir bailando, mi corazón lo protege una armadura, si tengo que pelear por lo que quiero…lo hago.
Y si me siento a esperar que el dichoso Príncipe azul del caballo blanco me venga a rescatar, aquí me pudro sentada. Toca re-escribir la historia ya que es un poco machista que me quede intacta esperando que aparezca el dichoso tipo en su caballo blanco y yo tenga que treparme con mi gran vestido y frágil tacón. Será que en estos tiempos mi súper Príncipe viene vestido en un Tuxedo azul manejando un MUSTANG blanco? Aun así de que se supone que debo ser salvada? A veces, es la PRINCESA la que mata al dragón y salva al PRINCIPE, sabías? Cariño nosotras ya no creemos en cuentos de hadas, creemos en finales felices a la mitad de la historia y sin tanto cuento.
Que levante la mano la que es GUERRERA y no solo PRINCESA. Yo no como cuento, no puedes venderle sueños a quien ha dominado pesadillas. Hace mucho tiempo atrás cambiamos el precioso y delicado vestido para ponernos los pantalones y enseñarles que hay mucho por hacer, somos profesionales, tenemos carácter, criamos desde perros hasta hijos, somos buenas negociando, no necesitamos que un “casi-PRINCIPE” nos intenté enamorar con su sangre azul, castillos en las montañas, teniendo nosotras las mismas oportunidades de triunfo y acceso económico hoy día, y si nos sacas a pasear nos veremos tan regias como cuando Cenicienta va al baile y tira la zapatilla de cristal porque además jamás perderemos nuestra esencia de mujer y vibra femenina.
Quieres ser una frágil y tierna PRINCESA sin saber que la que es GUERRERA se hace PRINCESA.
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