La convulsión febril es una crisis convulsiva inducida por la fiebre, sin necesidad de ser alta, y se presenta más frecuentemente en niños de aproximadamente 6 meses a 5 años. En la mayoría de los casos, no causa problemas de salud a largo plazo ni tiene evidencias de causas neurológicas, pero, se ha demostrado que puede ser una crisis hereditaria.
El hecho de que se presente una convulsión febril, puede deberse a que los músculos se contraen luego de exponerse a un intenso calor interno, sin embargo, se recomienda descartar cualquier otra causa como la meningitis.
Al sufrir una crisis febril, los niños tienden a perder la conciencia y la capacidad de mantenerse en pie, y su cuerpo, total o parcialmente, se estremece bruscamente, se queda inmóvil y flácido o se vuelve rígido. Otros síntomas que se pueden presentar durante esta situación son:
- Tiene problemas para respirar
- Se muerde la lengua
- Puede orinar o vomitar
La duración de una convulsión es capaz de durar hasta 10 minutos y, a veces, tiende a repetirse. La gran mayoría son inofensivas y no hay evidencia que cause daño cerebral, retrasos en su desarrollo de aprendizaje ni epilepsia. Al finalizar, lo más probable es que el niño no recuerde lo sucedido o se quede dormido.
Hay que recurrir a distintos exámenes si: es un bebé menor de 6 meses o un niño mayor a 5 años, la convulsión se da en una sola parte del cuerpo, dura más de 10 minutos o si el niño tenía problemas cerebrales, neurológicos o de desarrollo. Algunas medidas necesarias a seguir si su hijo presenta un caso de convulsión febril:
- No agarre al niño ni intente detener sus movimientos, simplemente colóquelo en un lugar seguro, alejado de cualquier objeto que pueda causarle un daño corporal y colocándole algo acolchado alrededor.
- Coloque al niño de lado, a fin de evitar que se ahoge con saliva o vómito y retírele la ropa, para que su cuerpo pueda reducir la fiebre.
- Adicional, retire cualquier cosa que el niño tenga en la boca y no intente introducirle nada, porque podría obstruir la entrada de aire o causarle heridas.
Lo más importante luego de pasar una crisis es darle al niño algún medicamento para bajar la fiebre (de preferencia vía rectal) y llevar al niño a un centro médico para identificar cuál es la causa de la fiebre o si necesita algún exámen o tratamiento.
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