- Nutrición
Entre el esfuerzo por comer sano y el cuidado obsesivo hay un solo paso, ¡alerta!, puedes caer en un trastorno alimenticio llamado Ortorexia.
Es una realidad conocida que la industria alimenticia ha transformado la manera en la que nos alimentamos.
A veces con conocimiento de causa y otras veces ignorándolo, ingerimos hormonas, transgénicos y pesticidas cargados en los elementos que usamos para cocinar a diario en casa. Y antes de entrar en materia, queremos aclarar que estamos a favor de una dieta sana y balanceada, cuidando aquellas cosas que están a nuestro alcance. Con lo que no estamos de acuerdo es con la patología que se ha derivado en los países desarrollados por un ‘cuidado obsesivo’.
Nos referimos a esas incómodas situaciones cuando estás a punto de comer una papa frita (quizás hecha en casa con aceite vegetal) y alguien te mira y te dice: “¡Eso es veneno! ¡Es un producto industrial, lleno de aditivos artificiales y químicos cancerígenos!”. Pues si has pasado por esa situación, entonces ya has conocido la ortorexia, el nombre científico que le han dado a este trastorno obsesivo alimenticio.
Así lo describe la Organización Mundial de la Salud, primero se empieza por huir de lo artificial, por contar calorías y por huir de lo transgénico y se acaba por caer en lo patológico. Rubén Bravo, especialista en Nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (Imeo), afirma que desde el punto de vista psicológico, los que experimentan este desorden alternan estados de euforia con otros de ansiedad y experimentan una falsa autoestima, basada en un sentimiento de superioridad fundado en la idea de que su modo de vida es mejor que el del resto.
Según la OMS, la ortorexia afecta a un 28% de la población de los países desarrollados, y su prevalencia podría ir en aumento en los próximos años. Principalmente afecta a mujeres, adolescentes y deportistas.
¿Cuándo pasa a ser ‘cuidado obsesivo’?
No podemos negar que cuidar lo que comemos y tratar de hacerlo de manera sana es algo bueno. Pero las líneas pueden ser delgadas. Según los expertos en psicología, uno se da cuenta que alguien padece ortorexia cuando el cuidado obsesivo por los alimentos comienza a afectar sus relaciones sociales. “Las alarmas se deben disparar cuando alguien dedica más de tres horas a organizar su menú, cuando busca cualquier excusa para no comer fuera hasta el punto de minimizar sus relaciones sociales e, incluso, cuando cuenta cuántas veces mastica cada bocado”, explica el doctor Bravo.