Historias de un taxi

Lun, 01/25/2016 - 21:00
Un exterior amarillo y un interior lleno de coloridos relatos; hoy el transporte selectivo pasa a ser el testigo de las calles.
El reloj marcaba las 12:00 m.d., el apuro y las ganas de llegar a mi destino eran más importantes que el molesto reflejo del sol que me daba en la cara. Pensé que la solución sería ofrecerles un par de dólares más por la carrera, al fin y al cabo yo saldría ganando y ellos también, ¿quién se resistiría a esta atractiva oferta? Pero la respuesta que imaginé estaba lejos de la realidad, más bien fue algo así como: “no voy pa’ allá”, “¡qué va!”, “nombe, no”, “ay no mami, eso ‘ta lejos”, entre otras múltiples excusas y miradas, como si los hubiera insultado. Hasta ahora, ¿les suena familiar la escena? Tal vez han pasado por el clásico “no iba para allá, pero móntate”, en un tono como si te estuvieran haciendo un favor. Para completar la incómoda situación, no hace falta el que te echa flores o hasta un piropo que te hace contar los minutos hasta tu destino.
 
No es que todos los conductores sean así, pero son bastante pintorescos. Los hay de todas las formas, aunque los que nunca faltan son: los señores jubilados que manejan por “hobbie” para hacer dinero extra; los que te cuentan toda su vida y andan en busca de un consejo (y por más cansada que estés siguen hablando); los eternos amantes a la música que no se dan cuenta de que su bocina está dañada y te están matando con el alto volumen o los que se quejan de los tranques.
 
Ya entrando en materia, algunas veces damos por sentado todas las cosas que abarcan al móvil mundo de los taxis. Comenzando por el prejuicio que existe de que “las personas que manejan taxi tienen un bajo nivel de educación”, no se puede generalizar en este tema. Muchos profesionales han visto que esta opción es más rentable que su propio trabajo de ocho a cinco; ya que al recibir dinero en efectivo, no tienen obligación de pagar impuestos; saben cómo manejar su tiempo cómo más les conviene, sin mencionar que le sacan mayor provecho a su vehículo que cualquier otra persona. Estas son tan solo algunas razones por las que eligen este camino.
 
 
Los “no voy”
Algunos de los problemas que conlleva que los conductores sean sus propios jefes es la predominante frase: “no voy”, ya que queda a su discreción a quién llevan y a quién no, lo que crea un gran dilema entre las personas que necesitan del servicio, sobre todo quienes esperan en la vía pública. Según la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), este año solo han recibido cuatro denuncias contra taxistas por la práctica del “no voy”. Mientras, el año pasado se atendieron 50 denuncias de este tipo en los juzgados de tránsito, aunque ningún conductor fue sancionado con la cancelación de su certificado de operación. Nicolás Brea, secretario general de la institución, informó que luego de la sanción estos casos entran en un proceso de apelación, y algunos concluyen mientras otros se mantienen en investigación. Las autoridades recomiendan que si una situación como esta te ocurre, anotes el número de la placa del taxi y lo reportes llamando al 311, donde debes informar la fecha y el lugar de la falta. Este año también han recibido otro tipo de denuncias, alrededor de 26, en contra del transporte selectivo, de las cuales 10 son por alteración del pasaje, tres por un mal servicio, una por manejo desordenado, dos por ruidos excesivos, tres de autos mal estacionados, uno sin certificado de operación, y dos de “taxistas piratas”.
 
En búsqueda de soluciones
Cuando la “cosa se pone dura”, como algunos panameños dirían, el ingenio se vuelve parte de la solución. Y ante la gran problemática del transporte, surgen dos grandes respuestas: los taxis piratas y los radiotaxis. Aunque son muy diferentes una de la otra, son soluciones rápidas y efectivas al problema del transporte. El primer grupo, los taxis piratas, tiene un sector específico y es servir a los usuarios de Panamá Oeste. A pesar de que prestan un servicio ilegal, sus usuarios aseguran que son mejor que los buses y taxis. Aunque están conscientes de los peligros que conlleva utilizarlos.
 
Los radiotaxis son un método totalmente diferente que consiste en llamar a una piquera donde le dices al interlocutor tu ubicación, y sí alguno se encuentra en el área, te pasan a buscar. Es una forma segura, ya que te dicen qué conductor y número de taxi te va a pasar a buscar. Claro está que esta comodidad se cobra extra, pero es una alternativa práctica para llegar a tu destino. Los radiotaxis tienen otras variantes, en las cuales puedes reservar (pagando $5 dólares más la carrera) el taxi y te lleva donde quieras. Esto asegura que, sin importar la hora o ruta, tendrás un auto a tu disposición. Por otro lado, si quieres hacer mandados, muchas compañías ofrecen el servicio de llevarte pagando $10 dólares por hora. Si te vas de viaje, y no tienes a nadie que te transporte al aeropuerto, de $25 a $40 dólares (dependiendo de dónde estés), te llevan. En Panamá hay cerca de 32 compañías de radiotaxi, entre las más reconocidas están: América Libre (800-8294), Caribe (269-7575), Concordia (236-7848), Italia (270-0563), San Antonio (239-1191) y Dorado (260-9371).
Lenguaje único
 
Algo muy curioso de este sistema son los códigos que los conductores usan para comunicarse entre ellos y con la operadora. Es como si se tratase de otro idioma, pero son claves utilizadas por motivos de seguridad e intimidad entre los choferes. Las hay para designar las direcciones, la vestimenta del pasajero que van a pasar a recoger (para identificarlo) hasta para hablar de ellos. Sí, aunque no lo creas, pueden llegar a hacer comentarios de sus pasajeros sin que ni siquiera te das cuenta. Cabe destacar que el tipo de lenguaje que usen dependerá de cada compañía.
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