El último de tus hijos finalmente dejó casa. Llegó, entonces, el momento para volver al punto de partida, a aquel instante en el que solamente eran dos, o simplemente uno, y la convivencia, ya sea entre ambos o sola, era algo nuevo. Sentirte algo triste y deprimida, frente a una dinámica totalmente desconocida, es totalmente normal. Pero hay buenas noticias...
El “síndrome del nido vacío” es un fenómeno psicológico que se enfrenta cuando los hijos abandonan el hogar donde se criaron. “Para algunos padres, el momento de la emancipación del último hijo que vivía en el domicilio familiar es uno de los momentos de mayor vulnerabilidad, de mayor fragilidad desde el punto de vista psicológico, se pueden presentar desajustes emocionales y se plantea un periodo muy difícil para aquellas personas que han construido su proyecto vital sobre la base de una familia y sus hijos”, explicó la psicóloga Alayza Escudero, terapeuta infantil y de parejas.
Según la experta, esos sentimientos de tristeza y de pérdida son normales, y debes entenderlos como un proceso de duelo, por esta razón, es complicado aventurar cuánto tiempo van a durar. Sin embargo, el proceso de recuperación depende en gran parte de la actitud con la que te enfrentes a este proceso. “Para poder afrontar esta situación de la mejor manera, se debe adoptar una buena consigna, en este sentido sería intentar visualizar la nueva situación, en lugar de como una pérdida, como un periodo de creciente libertad y posibilidad de autodesarrollo”, explicó Escudero. Además, otra de las recomendaciones que suelen darse es que tendrás que ver la relación entre tú y tus hijos como una relación entre adultos, esto quiere decir que ya no mantendrán la misma dinámica que existía cuando ellos vivían en casa. Necesitarás estar abierta a nuevas formas de compartir con ellos y saber que, al final del camino, este nuevo tipo de relación puede ser igual de gratificante.
Una investigación publicada en la revista “Psychological Science” muestra que la satisfacción conyugal, en realidad, se da a partir de que los hijos abandonan el hogar. Sara Melissa Gorchoff, especialista en relaciones adultas de la Universidad de California, afirma que “no es que sus vidas fueran desgraciadas", sino que los matrimonios mejoraron con la salida de los hijos.
Una nueva etapa
Ahora cuentas nuevamente con libertad, incluso tus responsabilidades son menores que antes. ¿No te parece esta una razón para celebrar y acoger con una actitud positiva esta nueva etapa? Sí, sabemos que quizás demores un poco en descartar aquel viejo cliché que dice: “todo tiempo pasado fue mejor”. En el campo de la psicología hay quienes apoyan la idea de que las mujeres somos más propensas a padecer este síndrome, pero independientemente de eso es importante que visualices este nuevo tiempo como una ganancia.
“Lo que sí se puede hacer es buscar salidas y nuevas iniciativas a partir de este momento de cambios cruciales. En estas condiciones, lo mejor es no quedarse apegado a los hijos y poder construir nuevos proyectos personales”, aconsejó Escudero.
No dudes en que este es el tiempo correcto para realizar actividades que quedaron relegadas durante tantos años al priorizar el cuidado de tus hijos. Ahora puedes aprender algo nuevo, dedicarte a un “hobby”, viajar, entre otros.
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