Un estudio publicado en 2007 por el Cambridge Journal of Education, concluyó que el aburrimiento es bueno para el cerebro. Los expertos aclaran que hay que dejar que los niños se aburran porque en estos momentos aumenta su capacidad de conectar pensamientos no relacionados, con lo que aparece la creatividad.
La psicóloga educativa Consuelo Coloma afirmó al diario español ABC que el aburrimiento “es un ejemplo más para aprender a tolerar la frustración, la apatía y poco a poco sacar los aspectos positivos que este tiene”. Sin embargo, es necesario crear un balance entre estos espacios. Pequeñas dosis ayudarán a crear el efecto descrito por la psicóloga.
El estudio realizado por la Universidad de East Anglia, Reino Unido, concluyó en que aburrirse estimula la creatividad, y estar siempre ocupado la aniquila. Los enemigos número uno de no desarrollar este proceso en los niños de hoy día son: actividades constantes, gratificación instantánea y entretenimiento sofisticado.