Sáb, 11/20/2021 - 17:00
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La actriz, en el filme "Spencer", muestra a una Diana huraña, rota, paranoica y con el único consuelo de sus dos hijos, Enrique y Guillermo.
Una cárcel. Una jaula de oro. Un aislamiento real y claustrofóbico. Así vivió Lady Di sus últimas Navidades como princesa de Gales. Tres días de angustia que Kristen Stewart, caracterizada como Diana de Gales, retrata en "Spencer", el último largometraje del chileno Pablo Larraín.
"Hacer este papel ha sido muy bonito y muy gratificante. Representar a Diana en este escenario me ha dejado marca", explica Stewart en una entrevista con varios medios de comunicación en Londres.
La actriz estadounidense se preparó durante cuatro meses para interpretar a Diana de la forma más fidedigna posible, asimilando sus gestos, su forma de ser y, sobre todo, el horror de aquellas Navidades en las que su matrimonio con el príncipe Carlos estaba muerto, pero del que no tenía aún una vía de escape.
"He pensado mucho en ello, cada día", dice Stewart sobre la posibilidad de revivir cómo sería la vida en una familia real y sobrevivir a aquellas Navidades en el castillo de Sandringham, donde Isabel II y los suyos celebran las festividades.
"Si estuviera en la misma posición de Diana... Hay gente que puede interpretar varios papeles en su vida, que puede ser varias personas. No creo que sea algo saludable y no creo que yo fuera buena en eso. Cuando era más joven uno de los consejos que me daban era que para las entrevistas, que me podían dar un poco de miedo, fuera otra persona, que hiciera un papel. Pero yo, cuando interpreto un papel, no soy otra persona", matiza la actriz.
El film, que ha colocado a Stewart en la carrera para el Óscar, muestra a una Diana huraña, rota, paranoica y con el único consuelo de sus dos hijos, Enrique y Guillermo, que representan los escasos rayos de luz dentro de una obra que toma a ratos tintes de "thriller".
Los enfoques cortos, para enfatizar la impecable caracterización de Diana, los planos secuencia, persiguiendo a la actriz por los pasillos del castillo de Sandringham, y la música extradiegética, como si se tratara de una película de Hitchcock, apuntalan la cinta, que consigue su objetivo con maestría.
Agobia, atosiga y molesta al espectador con una Diana apenas vista hasta la fecha. "Quería hacer una buena imitación de ella. Yo sé que no soy una gran imitadora, aunque cuando imito a alguien delante de mis amigos se me da bien. Pero no soy el tipo de actriz que se sale del papel y que intenta hacer algo muy alocado. Para mí una película tiene que ser como un espejo. Decodificar todos sus gestos y emociones ha sido muy divertido. Ha sido como montar un puzzle sentimental", analiza Stewart.
"No creo que sea importante si todo representa o no fielmente la realidad porque ese no era nuestro objetivo. Queríamos honrar su memoria y ponerla en consideración", añade la actriz.
Como preparación para ello, Stewart, declarada fan de la legendaria figura británica, echó mano de todo aquello que pudo. "No hay ningún truco de magia ni nada raro. Simplemente lo vi todo. Vi todos los vídeos y películas que caían en mis manos, todas las fotos. Todo, desde diferentes perspectivas para formarme una imagen de ella", agrega.
"Durante el rodaje, si me ponía nerviosa, Pablo (Larraín) me decía que me relajara y que confiara en mí porque ya sabía todo lo que tenía que saber de ella", apunta Stewart. EFE