- Mente y Cuerpo
Este planta formó parte de los secretos medicinales de antiguas civilizaciones, ¡mira!
Conocida hasta el siglo XIX como acíbar, la sábila o Aloe vera, forma parte de los secretos medicinales de antiguas civilizaciones.
Esta sustancia amarga, brillante, como su nombre árabe -alloeh- lo indica, es originaria del norte y este de África, y a lo largo de la historia tuvo diversos usos: la civilización egipcia hace referencia, en sus pinturas y grabados, al aloe como fuente de salud y bienestar, Aristóteles se lo recomendaba a Alejandro Magno como una medicina para sus soldados, en la corte china era conocido como el alivio de los dolores estomacales, en India se usaba como curador de irritaciones en la piel y los árabes la conocían como una loción hidratante para el cutis.
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Todas estas propiedades llegaron a redescubrirse después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el aloe fue aplicado en el tratamiento de las víctimas de Hiroshima y Nagasaki, allí se logró comprobar que estos evolucionaban más rápido, y en algunos casos, sin rastros de cicatrices.
Secretos para tu rutina de belleza
- Ayuda a cicatrizar heridas: el aloe suele actuar como un anestésico suave, disminuyendo la hinchazón y el dolor. Aumenta el flujo de sangre hacia la herida y estimula los fribroplastos, células encargadas de la cicatrización. Es también utilizado en los tratamientos post quirúrgicos y alivia por completo las quemaduras sobre la piel.
- Si lo utilizas por un buen tiempo, es posible que te ayude a remover esas manchas causadas por el sol. El aloe, además, es un excelente filtro solar de rayos UV.
Beneficios para el organismo
- Gran alimento: el jugo de Aloe vera contiene diecinueve aminoácidos, veinte minerales y doce vitaminas, por lo que es un excelente suplemento nutricional natural.
- Alivia problemas intestinales: la incorporación de esta planta en jugos y recetas culinarias tiene como resultado el balance del PH gastrointestinal, la desintoxicación de los intestinos, neutraliza la acidez y alivia las úlceras gástricas.
- Reduce los niveles de azúcar en sangre en diabéticos.
- Regula la presión arterial.
- Fortalece el sistema inmunológico protegiéndonos de bacterias e induciendo la formación de anticuerpos.
- En los pacientes con psoriasis, reduce la picazón.
- Reduce los niveles de colesterol en sangre.