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Productores y comercializadores lamentan cómo se han perdido ciertos productos a consecuencia del golpe económico que provocó la pandemia de la COVID-19. Sus principales compradores están cerrados.
La tierra no sabe de pandemia, es rica, fértil y de la mano de un buen agricultor da frutos; sin embargo, hay factores que inciden en las cosechas, especialmente en su comercialización, cuando el trabajo de meses se ve empañado por la falta de dinero para comprar los productos que tanto sudor, cansancio y dinero han costado.
Lorenzo Jiménez es productor de Tierras Altas en la provincia de Chiriquí, y aunque reconoce que la actividad agrícola no se ha detenido, admite que ha sufrido las consecuencias de la pandemia. “Lógicamente el ritmo de venta no ha sido como otros años, la actividad no ha parado, pero sí el ritmo de venta”, dice.
Y es que, debido a la pandemia por la COVID-19, un 35% de la producción que llega a la unidad alimentaria Merca Panamá no se está vendiendo, lo que representa significativas pérdidas monetarias para los comerciantes, que sin dudas, repercute también en los productores, afirma Yoris Morales, presidente de la Sociedad de Comercializadores de Alimentos de Panamá.
Según Morales, la mayor parte de las ventas en Merca Panamá y de la producción nacional en este momento de pandemia, ha sido absorbida por las casas, minisuper y supermercados a quienes se dirigió toda la producción, debido a que la mayoría de los negocios de la industria de alimentos estaban (algunos aún) cerrados.
Yoris menciona que en marzo, al inicio de la pandemia, hubo gran incertidumbre entre los productores, lo que trajo como resultado que no hubiese muchas siembras planificadas entre marzo y abril, lo que tuvo como resultado una disminución de las cosechas entre los meses de junio y julio; mientras que en agosto la cosecha empezó a nivelarse e incluso hubo sobreproducción de alimentos como la yuca.
“La mayor parte de la yuca que está destinada a Panamá y el resto de las provincias no es para las casas, sino más bien restaurantes, fondas y parrilladas, ya que es allí donde hay el mayor consumo de yuca”. Destaca que la que llegó a Merca Panamá no se vendió prácticamente, lo que hizo que la yuca que el año pasado costaba entre $16 y $20 el saco, este año bajó entre $5 y $8.
“Al no estar abierta la industria del alimento ha traído como consecuencia que ahora que hay una plena producción y se estabilizaron los campos, porque los productores empezaron a sembrar, mucha de la producción no tiene dónde colocarse, porque el mercado nacional, ese gran absorbedor que es la industria hotelera, los casinos, restaurantes estaban cerrados”, lamenta Morales.
Los 'jumbo' han sido pérdida total
Peor aún, acota Yoris Morales, que muchos productos grandes, los llamados “jumbo” como papas, zanahorias, apio, repollo, yucas, sandía de arriba de 10 libras, melones de arriba de cinco libras, piñas de cinco o seis libras, los absorbía esa industria y ahora esos productos se están quedando en el campo, porque los clientes actuales compran para sus casas productos pequeños.
“Ese producto grande no tiene mercado, ni aunque se trocee, porque estaba destinado para esa industria que al estar cerrada ha afectado”, explica Morales, quien a pesar de todo está optimista de que para finales de este año aumente el consumo y empiece una estabilización y se deje de tener la actual falta de ventas.
Jiménez también hizo alusión a esos productos grandes, que se venden principalmente a los hoteles y restaurantes, por lo que esa línea se ha perdido. “El que produce un rubro de los grandes, si no lo regala por ahí, se le va a perder”.
Ni hablar de los productos perecederos
Por su parte, Nodier Díaz, miembro de la Asociación de Productores de Arroz y Granos de Chiriquí, también hizo referencia a la situación por la que están pasando los productores de rubros como las legumbres, que son perecederas, porque al cerrar los restaurantes y demás, afecta directamente, ya que no se está comercializando la cantidad que debiese.
Díaz recuerda que a diferencia de los granos, que se pueden almacenar y tienen más términos de vida, se está viendo cómo se pierden dichos rubros al no poder venderse.
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En ese sentido, Lorenzo Jiménez hizo referencia a la lechuga, que es un producto altamente perecedero, por lo que es uno de los que más se ha perdido. “En estos días se perdió cualquier cantidad de lechuga, no se pudo vender, no es que se vendió barata, es que se perdió y ahora está entrando en escasez, porque la lluvia que está haciendo su labor ha caído en exceso y repercute en la siembra. Hay un adagio que dice que el agua es vida, pero el exceso de ella es todo lo contrario”.
Jiménez también puso de ejemplo el caso del tomate y la papa, en el que hay sobreproducción, “las autoridades deben involucrarse, porque no es justo que se pierdan alimentos cuando hay necesidades en el país, es mejor que esos productos que se van a perder le llegue a la mesa de un panameño que no pudo comprar el alimento, eso sería genial”.
Otra preocupación
A Yoris Morales le preocupa el hecho de que si el productor no recupera sus costos y ve que no le es rentable sembrar un producto, dejará de sembrarlo y caemos en una escasez y probablemente dentro de unos días o meses se hable de precios altos y la gente se preguntará por qué, “pero es porque estos ciclos (escasez y sobreproducción) son los que afectan mucho y que el consumidor final se afecta con el aumento de los precios”.
El contrabando es la “cereza del pastel”
Como si fuera poco con la falta de comercialización de algunos alimentos agrícolas, el contrabando no se detiene, y tal como dice Nodier Díaz, continúa entrando al país mercancía ilegal que coincide con la cosecha nacional. “Todo esto afecta la comercialización de la producción nacional en un momento dado. Las autoridades tienen que velar para que estos productos no entren de la forma clandestina poniendo en riesgo no solo la producción nacional, sino también alguna plaga que entre ya sea con plátanos, cebolla, ñame y otros”.
Reportes de la Autoridad Nacional de Aduanas (ANA) indican que en lo que va del año 2020 se han retenido productos agropecuarios por presunto contrabando con un valor CIF (costo, seguro y flete) que asciende a $98,857.32. Algunos de los productos son: pepino, tomate, fresas, guineo, plátano, cebolla, ñame, berenjena, limones, hortalizas, entre otros.
La mayoría de las retenciones se han registrado en la provincia de Chiriquí (Zona Occidental), Colón (Zona Norte) y en la ciudad capital (Zona Oriental).
Compran lo primordial
El productor Nodier Díaz enfatiza en que además “por la situación económica que está pasando el país y el mundo, los consumidores compran los productos que más necesitan y dejan como segunda opción ciertos rubros, cuidando la economía y estirando más el dinero que tienen”.
Con él coincide Lorenzo Jiménez, quien destaca que “la gente ahorita mismo en su orden va a optar por comprar la comida, pero en ese orden van a tratar de comprar lo más necesario. Yo como panameño lo primero que compro es el arroz, ya después vienen otros artículos de acuerdo a las necesidades y hay que aceptarlo, la legumbres u hortalizas no son un producto de primera necesidad”.
Jiménez se enfoca en el cultivo de cebolla, en su caso están recuperando las hectáreas que antes sembraban. Informa que para el verano que viene ya hay suficiente cebolla sembrada, de hecho, tienen el temor de que haya una sobreproducción de cebolla, pero actualmente se sigue consumiendo. Aunque sí ha habido una baja de consumo de 10 mil quintales por mes a nivel nacional, pero como en este momento no se está produciendo la cantidad, se está complementando con las importaciones y por eso no se ha visto afectado el mercado, “pero es cuestión de tiempo, le aseguro que la historia va a ser otra de enero en adelante”.
Gobierno compra a productores
Los productores entrevistados coinciden en que no se recibe un apoyo o paliativo específico para enfrentar las pérdidas; sin embargo, el Instituto de Mercadeo Agropecuario (IMA) está impulsando mediante el Plan Panamá Agro Solidario (PAS) la compra de rubros como maíz, mazorca, ñame, otoe, yuca y zapallo a pequeños productores de todo el país, que sirven para complementar las bolsas de alimentos que se le entrega a personas vulnerables afectadas económicamente por la pandemia.
Han sido $752,640.77 los pagados por el Gobierno Nacional a 154 pequeños productores de diferentes provincias desde el pasado 13 de mayo que se inició el plan y se insta a que otros productores también oferten sus cosechas enviando una nota con su oferta al IMA o al Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) “especificando el tipo de producto, variedad, cantidad, precio y periodo de entrega; también deben adjuntar copia de cédula, foto del rubro y certificado de productor emitido por el MIDA”. Igualmente pueden consultar vía Whatsapp del IMA al 6330-2370.
Se acota que una vez se haga la entrega de los alimentos que formen parte del PAS, en un periodo aproximado de 45 días se les realiza el pago a los productores.