- Mente y Cuerpo
Esta es una invitación a soltar lo que ya debemos dejar ir, para poder sostener lo que deseamos recibir
El calendario gregoriano nos anuncia nuevamente un fin de año. A veces se nos olvida que estos 365 días los hemos respirado y han representado un año de vida humana. No solemos prestar atención al paso del tiempo, y cuando llegan estas fechas de celebración, en vez de disfrutar, solemos asustarnos pensando que a lo mejor no hemos vivido el presente año completamente y que se nos quedaron cosas por querer lograr, cumplir o hacer. Pero preocuparnos excesivamente por el futuro o culparnos por el pasado solo hace que ocupemos nuestro cuerpo y mente, y evitemos que algo mejor se pose en nuestras manos. Es por eso por lo que extiendo la invitación a soltar lo que ya debemos dejar ir, para poder sostener lo que deseamos recibir.
Soltar no es un acto solo físico, es también mental y emocional. Soltar relaciones que no suman, sino que restan; expectativas que solo hacen que nos frustremos; las malas decisiones y quedarnos con las lecciones. Soltar es aceptar las cosas como son y no como las juzgamos y dejar ir lo viejo para que lo nuevo pueda llegar. Soltar también puede ser echar a un lado una idea y darse cuenta de que debemos cambiarla si queremos buscar otra solución. Soltar es darse la oportunidad de cambiar o de arreglar... o quizás simplemente reparar.
Reparar puede ser transformar aspectos de tu vida que hasta ahora no funcionan, pero que quizás con un cambio pueden adquirir un nuevo rumbo. Las relaciones, por ejemplo, sí podemos repararlas, vale la pena intentarlo a través del perdón, el trabajo mutuo y la empatía.
Por otra parte, estamos entrando en una concienciación mundial de proteger el planeta intentando disminuir desechos. Creo que podemos aplicarlo a nuestro diario vivir. Al desechar menos energía en pelear, criticar, juzgar y preocuparse nos permitimos conservar nuestra energía o reparar nuestro estado de ánimo agradeciendo, identificando lo que sí funciona y disfrutando de las pequeñas cosas de la vida. Por último, pero igual de importante: aprender a pedir lo que queremos que se cumpla. Nuestros pensamientos son muy poderosos y nos empujan en las direcciones de la acción. Si solo pensamos en lo que no queremos, lo que no nos gusta y lo que nos falta, solo recibiremos desacuerdos, insatisfacción y carencias.
Por el contrario, te invito a pedir lo que quieres y hacerlo muy detalladamente. Por ejemplo, si deseas estar más sana, pide exactamente qué quieres (alimentarte sanamente, caminar todas las mañanas, etc.) Si deseas mejoría económica, visualiza cuánto quieres ganar el próximo año y qué harás para obtener esa ganancia. Cuanto más claras y específicas son nuestras metas, deseos o anhelos, más alta la probabilidad de cumplirlas.
Después de soltar lo que debe irse, reparar lo que tiene arreglo y pedir lo que queremos cambiar, recordemos que lo importante de la vida no está solamente en hacer y deshacer, sino en aceptarnos ser y permitirnos estar en este preciso momento, valorando que nuestro presente siempre será el verdadero regalo de la vida.