Jue, 06/20/2019 - 06:00
- Mente y Cuerpo
Una técnica que te ayuda a vivir el aquí y el ahora de una manera más consciente. Descubre maneras de ponerla en práctica en tu día a día.
¿Te ha pasado que en vez de disfrutar el hoy ya estás pensando en la semana que viene? Estoy segura que como a mí te ha sucedido que estamos pensando tanto en el mañana, que se nos olvida que hoy también estamos viviendo. La ansiedad por el “qué voy hacer” y el “cómo lo voy a hacer” es el estrés del día a día que nos lleva a perdernos demasiado del hoy. Cuando llegué a un punto de darme cuenta de que esto me estaba pasando con mucha frecuencia, tuve que buscar alternativas prácticas para ser más consciente de mi presente.
Hace ya unos meses compré unos libros que explicaban la técnica del mindfulness. Según Sylvia Boorstein “Esta técnica nos permite estar más conscientes y tener una aceptación balanceada de la experiencia presente; es estar abiertos para recibir el momento, ya sea agradable o no; es aceptarlo tal cual se nos presente, sin apegarnos a él, pero tampoco rechazándolo”. Lo más atractivo de esta técnica es que se aplica para actos cotidianos como lavar la ropa, cocinar, hacer ejercicio e incluso escribir. Es poner nuestros 5 sentidos en la acción que estamos realizando.
Una de las prácticas que debes aplicar es la gratitud diaria, por tu familia, por la salud, por las personas que te han acompañado en tus ideas más locas, por lo que has logrado hasta aquí y hasta por tu trabajo. Si lo analizas muy detenidamente nos pasamos horas del día quejándonos, es como si pidiéramos algo, por ejemplo, un trabajo, lo consigamos, pero a la semana ya tenemos una queja sobre él y de pronto se nos olvida agradecer por la oportunidad que se nos brindó.
Otra práctica es ponerle atención a tu cuerpo, muchas veces nuestro cuerpo nos puede decir mucho de nuestro mundo interior, más de lo que pensamos. La rigidez de nuestros músculos e incluso la manera en que estamos respirando puede decirnos cómo nos sentimos. Es igual con la comida, tener una buena relación con la comida y prestar atención a lo que nuestro cuerpo está necesitando, no más, no menos. A medida que pasa el tiempo debemos sentirnos más familiarizados y a gusto con nuestro cuerpo, haciendo ejercicio y comiendo sano, no por belleza si no por salud.
La siguiente práctica es una de las que más atención requiere: prestarle atención a tus pensamientos. Normalmente pensamos mucho en lo negativo, por nuestras cabezas pasan pensamientos de enojo, tristeza, ansiedad, estrés y todo esto a lo largo de las 24 horas de día. Esto nos pasa porque dejamos pasar por alto lo que pensamos y no le ponemos un alto al ciclo de negatividad. Este hábito se puede cambiar tan solo con la observación, con esto serás capaz de liberarte de ese ciclo que mantiene a la mayoría de las personas atrapadas de por vida y empezar a pensar en positivo.
Una de mis favoritas es la de visualizar mi día. Visualízate siendo exitoso ese día, visualiza cómo te vas a sentir después de lograr tus metas diarias en el trabajo, universidad o escuela. Imagínate sintiéndote feliz y contándole a tu familia o amigos cómo te estás sintiendo.
A medida que vas implementando esta técnica a tu vida, irás notando ciertos beneficios tales como mantener una estabilidad emocional, felicidad en tus relaciones, dormir mejor (ya que ayuda a controlar y bajar los niveles de estrés), reduce los síntomas de ansiedad, te ayuda a mejorar tus habilidades de memoria, concentración y, claramente, tu desempeño. Es totalmente increíble que el simple hecho de ser más consciente de lo que estamos viviendo traiga tantos beneficios a nuestras vidas. Cuanto más repitas estas actividades aplicando el mindfulness vas a crear rutas cerebrales, y entonces, podrá convertirse en un estilo de vida con muchos beneficios para ti y los que te rodean.
Para tener una vida más consciente hay que ser sumamente intencionales en lo que queremos lograr. Te invito a hacer una rutina diaria que te permita alcanzar esta meta. Siempre he pensado que dos son mejor que uno, así que, si tienes a alguien cercano que esté interesado en formar parte de tu cambio, invítalo y ríndanse cuentas de sus procesos.
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