Medicamentos que producen adicción

Mar, 02/23/2016 - 18:48
Dicen que a veces el remedio puede ser peor que la misma enfermedad. Descubre la verdad de los fármacos controlados.

La combinación letal de medicinas prescritas con alcohol, o el abuso de las mismas, es el hilo conductor en las repentinas muertes de artistas con prestigiosas carreras, como Anna Nicole Smith, Heath Ledger, Michael Jackson o Whitney Houston. Esta alarmante realidad ha puesto los ojos del mundo entero en los peligros que representan estos fármacos, ya que en algunos casos, sus compuestos han demostrado crear dependencia y nefastos efectos secundarios. Pareciera que su función original se ha desvirtuado, llegando a ser utilizados como drogas recreacionales o, cual panacea, como la solución de cualquier trastorno emocional.

 

Según el Dr. Alan Leshner, director del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (National Institute On Drug Abuse), la mayoría de los pacientes que toman medicamentos por prescripción médica lo hacen de manera responsable. Sin embargo, cuando su uso es abusivo se produce una alteración importante en la actividad cerebral. Los efectos o consecuencias que provocan estos fármacos dependerán de la naturaleza de su función. Hay tres grandes grupos en los que se clasifican: opioides (para el dolor), estupefacientes (para la ansiedad y trastornos del sueño), y los estimulantes, creados para tratar el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Lo que resulta realmente riesgoso es combinarlos o tomarlos en dosis inadecuadas, ya que los componentes podrían reaccionar de maneras inesperadas. El Dr. Leshner explicó que un 46.6% de pacientes con problemas de dependencia a este tipo de medicamentos coinciden en que su médico no les supo explicar cuáles eran realmente los efectos o posibles consecuencias de tomar el tratamiento.

 

Por su parte, el Dr. Sanjay Gupta, corresponsal médico de CNN, afirma que al cabo de un tiempo de utilizar este tipo de drogas controladas, el cerebro asocia el “remedio” con la cura del síntoma al sentir alivio o satisfacción, por lo que empieza a pedir más y se convierte en un círculo vicioso, que lejos de curar el mal, es una salida momentánea. A pesar de que su ingesta exagerada puede llegar a desarrollar desde cuadros depresivos hasta euforias incontrolables o ataques de ansiedad, lo que diferencia a estos fármacos de las drogas ilícitas son sus fines medicinales, ya que los laboratorios que las producen deben certificar su efectividad para corregir conductas o cuadros patológicos y/o estados de ánimo por medio químico. Este tema sigue produciendo diferencias en el campo médico, mientras algunos se oponen a su utilización, otros hablan de sus cuantiosos beneficios basados en la eficacia en el tratamiento de determinados trastornos y los reducidos efectos adversos que producen en la actualidad.

 

Panamá cuenta con una estricta regulación en este sentido. Hasta hace algunos años, los médicos generales tenían la potestad de recetar estos poderosos remedios; pero en la actualidad, solamente los doctores especialistas pueden hacerlo. Las leyes sobre este tema establecen que las casas farmacéuticas deben tener un control severo sobre su distribución y venta. La Ley 1 de 10 de enero de 2001 estipula que las sustancias controladas no deben ser expedidas después de 48 horas de su prescripción, de igual forma, si la persona no retira en su totalidad la cantidad recetada, deberá acudir a la misma farmacia por el restante. La ley hace especial hincapié en que la persona deberá firmar la cantidad de veces que retire el remanente del medicamento.

 

Elena, una señora de 74 años y relativa buena salud, narró su experiencia con las medicinas que le recetaron hace más de tres décadas. Empezó a tomar este tratamiento a los 40 años porque su ocupación le provocaba estrés y problemas para dormir. “Inicié tomando Valium, luego me aumentaron la dosis y surgieron otros medicamentos como Librium. Y así se fueron sumando las pastillas”. Su problema se incrementó cuando no podía pasarse del horario sin que le provocara ansiedad, desesperación o taquicardia. Cuando otros miembros de la familia se vieron afectados por su rutina emocional, cambió de médico para minimizar el uso de las pastillas. El nuevo tratamiento consistió en terapias de relajación que le ayudaron a encontrar la raíz de su problema y a resolverlo.

 

En el caso de Juan, un joven de 28 años, la rutina laboral le causó insomnio hace algunos años. Su doctor le recetó Clonazepam, que tomó durante cuatro años, hasta que empezó a ver afectada su habilidad motora y decidió dejarlo. Pese a que su médico le propuso otros fármacos, como Prozac, para aplacar la reacción, Juan prefirió dejar que su cuerpo sanara solo. Le dijeron que no resistiría el síndrome de abstinencia que incluía pánico y malestar físico. “No fue fácil, porque hice exactamente lo que los doctores me dijeron que no hiciera”. Actualmente, Juan controla su insomnio de manera natural comiendo balanceadamente y haciendo ejercicios.

 

De acuerdo con la Dra. Berta Aguilar, psiquiatra del hospital San Fernando, la medicación no debe volverse una adicción, ya que los doctores deben recetarla en pequeñas dosis y por periodos cortos. Esto dependerá de la patología que la persona tenga, incluso se pueden evitar las medicinas controladas optando por formas no invasivas de enfrentar la molestia. Para solucionar ciertos trastornos se pueden probar terapias de relajación, cognitivo-conductuales, y psicoterapias indirectas. Es recomendable visitar varios médicos para contrastar diagnósticos y comparar opiniones.

Con el debido uso y supervisión, los fármacos prescritos pueden ser beneficiosos para solucionar ciertos síntomas o molestias. En caso de que tome la decisión de empezar este tipo de tratamiento, hágase exámenes antes de iniciar y asegúrese de investigar sobre las experiencias de otras personas con ese medicamento.

Efectos secundarios

La mezcla inadecuada de medicamentos o su administración errada pueden provocar dolores de cabeza, cambios extremos en el estado de ánimo, modificaciones en la personalidad, cansancio, debilidad muscular, disminución del deseo sexual o mayor transpiración. Incluso, algunos fármacos pueden causar problemas de salud aún mayores como dificultades para la visión, crisis convulsivas, depresión y hasta pérdida del contacto con la realidad. Las más populares Entre los medicamentos más vendidos para combatir el dolor y molestias musculares están: Vicodin, OxyContin y Demerol. Los sedantes usados para calmar el sistema nervioso más populares son Valium y Xanax. Y entre los estimulantes para la ansiedad e hiperactividad están Dexedrine y Ritalin.

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