- Mente y Cuerpo
Recuerda que el primer paso siempre es aceptarte, después de allí, podrás trabajar en las cosas que no te agraden de ti.
Dove lanzó hace algunos años, por las redes sociales, un video en el que un artista forense ilustraba los rostros de mujeres mediante la descripción que ellas mismas le daban de su figura física. Una vez terminados los “sketchs”, el artista volvió a ilustrar los rostros de las mujeres, pero esta vez a través de la descripción de otra persona. Irónicamente, los retratos más cercanos a la realidad eran los que estaban basados sobre las percepciones de otros. Al terminar de ver el video, uno no puede dejar de hacerse preguntas como: ¿cómo nos vemos las mujeres?, ¿qué opinión tenemos acerca de nosotras mismas?, ¿somos demasiado exigentes y duras?
Un estudio global publicado por Dove en 2011, bajo el título “La verdad sobre la belleza: una revisión” reveló que solo el 4% de las mujeres se consideran guapas y que la ansiedad sobre el aspecto físico empieza cada vez más jóvenes. En el estudio, realizado a 1,200 mujeres de entre 10 y 17 años, el 72% de las mujeres dijo que se sienten presionadas por ser guapas.
La autoestima, definida por la Psicóloga Olivia Sandoval Shaik como “el amor o estima que tiene la persona de sí misma”, no es voluntaria, espontánea o natural; por lo general, está definida por las condiciones, experiencias y lo que cada una ha sobrellevado a lo largo de su vida.
La primera valoración que tenemos de nosotras mismas es entre los 5 y 6 años, y esta se basa en la forma en la cual nos perciben nuestros mayores (madre, padre, abuelos, maestros, etc.). Por lo tanto, podemos decir que la primera influencia que recibimos en nuestra forma de percibirnos proviene de nuestros padres.
Posteriormente, según la Psicóloga Olivia Sandoval Shaik, Psicóloga clínica y forense, “en la adolescencia es cuando reafirmamos nuestro autoconcepto o lo que pensamos de nosotras mismas”. Cuando entramos en la pubertad, comenzamos a tener conciencia de los cánones de belleza adoptados por la sociedad. Por lo tanto, nuestra autoestima comienza a girar y a depender de estos estándares.
El estudio publicado por Dove concluye con que la mayoría de las mujeres asocian las ideas de “belleza” y “atractivo físico”; el 60% de las mujeres concuerdan con que hoy en día se espera que el sexo femenino mejore su atractivo físico y, además, el 45% de todas las mujeres concordaron ampliamente en que “las mujeres más bellas tienen mayores oportunidades en la vida”.
Cuando no encajamos en esos patrones dictados por la sociedad, entonces desarrollamos ideas equivocadas, confundimos conceptos y terminamos haciéndonos daño a nosotras mismas.
La autoaceptación
Es necesaria a la hora de evaluar la forma en la cual nos percibimos. Nuestra aceptación propia significa hacernos conscientes de quiénes somos en este momento, e incluye tanto nuestros defectos, como también nuestras virtudes. Cuando nos conocemos a nosotras mismas, y nos aceptamos como somos, nuestra autoestima comienza a cambiar. Además, podemos comenzar a trabajar con nuestra personalidad para realizar cambios positivos.
Según la psicóloga Olivia Sandoval Shaik, existen algunos ejercicios que se pueden realizar para mantener nuestra seguridad y confianza:
Proponte realizar una lista de todas tus cualidades, tanto buenas como malas. Establece un plan de acción para cambiar aquellas que reconozcas como negativas.
Párate enfrente a un espejo, en el que puedas verte completa. Después de haber observado tu figura física, puedes recordarte que eres especial y única.
Por último, si te has equivocado en algo o no has sido efectiva, procura reconocer el error, pero no seas tan exigente contigo misma.
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