Mié, 01/27/2016 - 18:12
- Mente y Cuerpo
El estrés es causante de muchas de las enfermedades de esta generación. Identifícalo antes de que se vuelva un problema.

Artista: Rosie Hardy
La rutina y los problemas cotidianos despiertan ansiedad y desesperación, muchas veces haciéndonos padecer de estrés. Pero, ¿cómo saber si lo sufres? Este se manifiesta como una descarga en nuestro organismo producto de la acumulación de tensión física o psicológica. En este proceso participan casi todos los órganos y funciones del cuerpo, incluidos cerebro, nervios, corazón, digestión y músculos.
Los estudios han demostrado que lo que pasa en nuestro interior al experimentar estrés es una sobreproducción de cortisol (una hormona). Esta, al llegar a los tejidos, hace que el organismo libere glucosa a la sangre para enviar cantidades masivas de energía a los músculos; de esta forma todas las funciones anabólicas de recuperación, renovación y creación de tejidos se paralizan y el organismo cambia para resolver esa situación de alarma.
Los típicos malestares que produce son: dolor de cabeza, de espalda, cansancio, sudoración, salpullidos, depresión, gastritis, pérdida de sueño, aparición de pesadillas, aumento del apetito o por el contrario pérdida del mismo. Una persona expuesta a situaciones de estrés tiene mucha probabilidad de desarrollar problemas de hipertensión.
No solo es incontrolable el daño que pueda ocasionar en nuestro cuerpo, también puede guiarnos a comportamientos perjudiciales, tales como el abuso de alcohol o drogas, lo que nos puede situar en un gran riesgo. También puede deteriorar nuestras relaciones, llevándonos a explosiones emocionales y, en algunos casos, a la violencia física.
Otra manifestación derivada es el estrés crónico, al que se llama así porque implica factores que no son pasajeros, ya que es ocasionado por situaciones que permanecen inmodificables por largos periodos, por ejemplo: el medio laboral, complicaciones o dificultades con la salud o el ámbito económico. En el momento en que una persona no consigue superar estas circunstancias, aparece una respuesta psicofísica, la cual se va acumulando y multiplicando, si esta situación negativa ocurre repetidamente.
El estilo de vida influye mucho en este padecimiento; algunos de los que pueden conducir al estrés son: el excesivo consumo de tabaco, alcohol, calorías y grasas saturadas, falta de entrenamiento físico, largas horas de trabajo, pocas horas de sueño, y falta de actividades relacionadas con la relajación y descanso personal. Para aminorar su impacto, se recomienda hacer cosas que promuevan la salud y la calidad de vida del individuo. Es sumamente positivo involucrarse en actividades que incluyan un programa nutricional balanceado, sumado a programas de ejercicios físicos y técnicas que facilitan la respuesta de relajación son vitales y de gran necesidad para afrontarlo.
Aprender a llevar las situaciones que te provocan estrés es la mejor manera de evitar problemas de salud. Más importante aún, si el estrés te está poniendo en un estado insostenible o interfiriendo con tu vida escolar, familiar o laboral, busca ayuda profesional con psicólogos o expertos en el tema para que te ayuden a resolverlo.
Descubre cómo lidiar y evitar el estrés
- Ejercicio: ayuda a revelar la energía y tensión contenida, además, el hecho de verte y sentirte en forma contribuirá con tu buen ánimo.
- Meditación: es una manera de relajar la mente, lo puedes hacer de varias formas, ya sea desde la casa o asistiendo a clases de ejercicios respiratorios.
- Aromaterapia: es una técnica fácil de recrear, no necesitas de doctores para hacerlo. Las hierbas o flores que utilices servirán para darle armonía a tu mente y cuerpo.
- Tómate cinco minutos: cuando estés en una situación estresante, pide unos minutos para despejar la mente y mantener la serenidad.
- Comparte: si la situación que atraviesas se sale de tus manos, y no hay nada que puedas hacer para remediarla, siempre es bueno rodearse de seres queridos o amigos para pasar un rato agradable.
- Tratamiento: frente a la falta de respuesta al tratamiento físico, el doctor puede recomendar algún tipo de psicoterapia. También puede recetarte tranquilizantes antidepresivos o betabloqueadores como medida a corto plazo.
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