
Actualmente, el principal problema nutricional que puede enfrentar una adolescente (10 a 19 años) es la anemia. Y lo más significativo de este dato es que si no se trata o detecta a tiempo, las jóvenes pueden sufrir consecuencias a nivel cognitivo y en su crecimiento. La anemia se ha determinado como una enfermedad en la que nuestra sangre tiene menos glóbulos rojos de lo normal para determinado sexo y cierta edad.
En la adolescencia, al igual que en la infancia, se experimenta un intenso crecimiento, así que es necesario contar con suficientes nutrientes en nuestra dieta habitual.
El hierro, en particular, es un nutriente que se requiere en altos porcentajes. Este está presente en todas las células del cuerpo y es un nutriente básico para los procesos biológicos que desarrollamos, por ejemplo, la producción de hemoglobina —una proteína rica en hierro que le da a la sangre el color rojo— o la función de enzimas. Pero cuando el hierro es insuficiente porque nuestra dieta no proporciona los niveles adecuados, el cuerpo comienza a utilizar las reservas corporales.
Los periodos de crecimiento y las pérdidas de sangre, como lo es la menstruación, requieren altos niveles de este nutriente. Es por esta razón por la que las adolescentes y jóvenes adultas son más propensas a experimentar una deficiencia de hierro. Esto es una condición que no tiene síntomas, es decir, es algo difícil que sea aparente. En su estado más avanzado es cuando se desarrolla la anemia.
Según la Organización Panamericana de la Salud, el 50% de los casos femeninos de anemia se dan por esta razón, la deficiencia de hierro.
¡A prestar atención! La deficiencia de hierro por lo general causa disminución del apetito, afecta la ingesta de alimentos y, por lo tanto, de energía. Según la Organización Mundial de la Salud, el 20% de la talla de la edad adulta es ganada durante la adolescencia, por lo tanto, es necesario contar con condiciones adecuadas de nutrición y la prevención del embarazo. Por otro lado, los expertos aseguran que en la etapa de la adolescencia es necesario prevenir el embarazo, ya que este y la lactancia pueden detener el crecimiento lineal y la disminución de la grasa y masa corporal.
Según el informe de la Organización Panamericana de la Salud, “La anemia entre adolescentes y mujeres adultas jóvenes en América Latina y el Caribe: Un motivo de preocupación”, “la baja talla de la madre es un factor de riesgo para el trabajo de parto obstruido, principalmente debido a desproporción céfalo-pélvica (DCP); condición en la que la cabeza del bebé es demasiado grande para atravesar el canal del parto”. Alrededor del 13% de las muertes maternas en América Latina y el Caribe ocurren debido al parto obstruido.
Datos para adultas y su embarazoLos mayores requerimientos de hierro ocurren en el tercer trimestre de tu embarazo.
Asegurar los niveles de hierro adecuados en tu cuerpo será de gran beneficio para tu bebé y su crecimiento.
La falta de hierro está asociada con bebés de bajo peso y partos prematuros. En Estados Unidos se llevó a cabo un estudio en el que se suministró suplementos a mujeres embarazadas durante el primer y segundo trimestre. Los resultados fueron la reducción de los nacimientos prematuros y de bajo peso al nacer.
Consulta con tu obstetra acerca de las vitaminas prenatales, te pueden ayudar a estar cubierta durante los nueve meses de gestación.
Consumir vitamina C también ayudará a tu cuerpo a que asimile mejor el hierro que proviene de los alimentos, tanto de origen vegetal como de orígen animal.
Consejos simples para prevenir la enfermedad
Según la Organización Panamericana de la Salud, algunas de las medidas que podemos tomar para prevenir esta enfermedad son:
1. Estimular el consumo de alimentos ricos en hierro: es necesario que hagas una revisión de tu dieta diaria y que la modifiques si es necesario. Procura incluir alimentos como almejas, cereales integrales, legumbres como la soya o la lenteja, y los vegetales verdes como la espinaca o la acelga, y por supuesto, carnes blancas y rojas.
2. Tratar y prevenir las infecciones parasitarias: las infecciones por parásitos pueden afectar los niveles de hierro corporales, ya que algunas dañan la mucosa intestinal y provocan sangrados. Las dos más comunes son: helmintos intestinales y las uncinarias.
3. Brindar suplemento preventivo con hierro: esto es algo más delicado, por lo cual debes conversarlo con tu médico personal. No existen regímenes de suplemento de hierro para jóvenes. Sin embargo, no es algo que se descarte. Las personas adultas sí pueden recurrir a un suplemento por vía oral.
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