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Los cuarenta son los nuevos veinte y cambiar tu rutina de ejercicio te ayudará a sentirte plena y en lo mejor de tu edad
La verdad es que cuando cumplimos cuarenta años comienzan a suceder algunas cosas dentro de nuestro cuerpo que nos obligan a hacer modificaciones a nuestra vida en general, y en particular, a nuestras rutinas de ejercicios, alimentación, e incluso a la actitud y la perspectiva. ¡Pero no hay necesidad de asustarse! Mientras más rápido y eficientemente te adaptes a esos cambios, más feliz serás y podrás disfrutar de tus cuarentas, ¡quizás hasta más de lo que disfrutaste de tu juventud! Ya conocen mi lema: los 40 son los nuevos 20.
Toma en cuenta lo siguiente para tus rutinas diarias a partir de esta edad.
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Evita perder masa muscular y masa ósea a través del entrenamiento de fuerza y resistencia
Se acerca la pre-menopausia y gradualmente comenzarán a declinar tus niveles de estrógeno, una hormona que entre otras cosas se encarga de mantener sanos tus huesos y músculos. Haz énfasis entonces en el ejercicio de fuerza y resistencia, sin usar demasiado peso, pero con suficientes repeticiones para tonificar tus músculos y mejorar tus huesos. Recomiendo practicarlo de tres a cuatro veces por semana.
Presta especial atención a tu postura y haz ejercicios para aumentar tu flexibilidad y equilibrio
Lo sé, a esta edad pueden comenzarnos a doler un poco la cintura, las piernas, tener un achaque o molestia por aquí y por allá. Esto lo puedes combatir con ejercicios para mejorar tu postura, flexibilidad y equilibrio, y el yoga y el tai chi son especialmente buenos para este propósito. Puedes incorporarlos a tu rutina al menos dos veces a la semana.
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Combate las enfermedades del corazón con más ejercicio cardiovascular
Otras funciones del estrógeno son mantener a raya el colesterol y la presión arterial, lo que significa que estos factores de riesgo para las enfermedades cardiacas pueden aumentar a partir de los cuarenta. Correr, nadar, andar en bicicleta, bailar o incluso caminar vigorosamente por media hora diaria puede ayudarte a reducir ese riesgo.
No olvides:
- Realizarte un chequeo médico general para descartar cualquier problema de salud y, en el caso de que hubiese uno, seguir la rutina más indicada para tratarlo.
- Hacer siempre estiramiento y calentamiento antes de iniciar cualquier actividad de ejercicio físico.
- Mantenerte siempre hidratada, tomando al menos ocho vasos de agua o infusiones de frutas o hierbas al día.
- Asesorarte con profesionales certificados, entrenadores expertos, fisioterapeutas, para evitar cualquier lesión o problema derivado del ejercicio.
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