El coronavirus ha cambiado la forma de vivir y sobrevivir. Prácticamente la economía se ha paralizado, especialmente en rubros como la industria creativa, donde sus actores han tendio que, literalmente, "reinventarse".
La moda ha sido uno de los rubros más golpeados, pero los diseñadores, artesanos, casas de moda y emprendedores han encontrado una oportunidad en la necesidad.
Ante las medidas de protección para evitar propagar el virus se encuentra el uso de mascarillas, que en un principio de la pandemia la OMS recomendó su uso para personal médico o personas al cuidado de pacientes enfermos, pero recientemente el organismo cambió de opinión y ahora las sugiere para todas las personas. En Panamá, al igual que en varios países, es obligatorio salir de casa portando correctamente los tapabocas. Esto ha disparado la demanda de este accesorio, y los diseñadores lo han aprovechado para subsistir.
Más allá de usar una mascarilla quirúrgica (que la OMS ha recomendado solo para personal médico para evitar que escaseen) se ha popularizado el uso de tapabocas de tela, ya que son reutilizables y al final termina siendo menor la inversión. Entonces, ya no se trata de llevar un simple accesorio para protegerse, sino un complemento más del 'outfit'.
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Algunos artesanos, artistas y diseñadores panameños se han sumado a esta tendencia, tal como lo han hecho casas de lujo de la talla de Fendi, Louis Vuitton y Gucci, y han decidido darle una vuelta a su negocio confeccionando cubrebocas de tela. Eso sí, siguiendo las recomendaciones de la OMS y las autoridades de salud respecto a los materiales que se deben usar para protección de quien las porta y de los demás. Son accesorios únicos, con el estilo distintivo de cada artista.
Con toque costumbrista
El artista e ilustrador Mario Saldaña es conocido por su trabajo enfocado en el costumbrismo panameño, el cual ha trasladado a sus mascarillas pintadas a mano. "Algunas 50% son sublimación de mis obras y la otra mitad diseños abstractos", dice. Es así como en sus tapabocas se observan desde empolleradas hasta diablicos sucios y elementos de la flora y la fauna del Istmo.
"Son doble tela , micro fibra , anti/fluidos con protección UV. Se pueden lavar a mano suave hasta 40 veces", detalla, mencionando que decidió elaborarlas "porque detrás de cada mascarilla hay un ingreso económico para más de 5 familias", pues se involucran costureras, proveedores de materia prima, mensajería... "y así ganamos todos". Los tapabocas de Mario oscilan entre los 20 y 25 dólares.
"La moda no tiene límites , lo importante es que nos sintamos cómodos con nosotros mismos. Es tan impredecible que nos ha puesto un accesorio que hoy día nos ayuda a proteger la salud. Es extraño, pero hay que aprender a sobrellevarlo y seguir", dice Mario, quien en cuarentena también ha seguido pintando su colección de cuadros de este año.
Inpiración ancestral
El equipo de Lasso Handmade se vio afectado por la actual crisis, pero cuando sus clientes les pidieron que confeccionaran tapabocas bonitos, delicados y panameños, pusieron manos a la obra. "Nuestro mayor motivo es realzar nuestra cultura panameña, en especial la cultura Guna, porque somos originarios de la isla San Ignacio de Tupile. Todos nuestros diseños están inspirados en la flora y fauna panameña y las molas tradicionales", indica Milena Lasso, creadora del proyecto.
Los precios de los cubrebocas de Lasso Handmade varían según el diseño y la complejidad de la misma. "Tenemos precios de 12.00 hasta 25.00 con doble forro y tela antifluido".
Para Milena, las personas involucradas en el mundo de la moda deben adaptarse a las nuevas tecnologías y estar donde todos están (tienda online y redes sociales, entregas a domicilio, etc.). "La ética y transparencia serán más importantes para dar seguridad a nuestros clientes".
Resaltando la afro cultura
El diseñador Alex Adames fue uno de los primeros en comenzar a confeccionar mascarillas de tela como una forma de entretenrse en la cuarentena. "Desde el 19 de marzo inicié con el grupo de #masck4all, es una campaña internacional donde se hacían mascarillas artesanales de tela para todos. Empecé aprendiendo a hacerlas con ese grupo y toda la técnica de la telas antifluidos, corte, etc.". Alex comenzó regalando tapabocas a sus clientas amigas y vecinas, hasta que en abril el uso de este elemento comenzó a ser obligatorio en el país y comenzó a tener muchos pedidos.
Hoy, Adames pertenece al grupo de artesanos y modistos apoyados por el Ministerio de Cultura y Ampyme para comercializar sus creaciones en diferentes provincias, a través de un catálogo virtual en conjunto. Esto le ha favorecido, luego de que el mes de mayo (Mes de la etnia Negra) sufriera un bajón en sus ingresos. "Esto (el Covid-19) afectó a la mayoria de personal (de moda): ayudantes, modelos, fotógrafos, etc., ya que todo el mes teníamos 'fashion shows', muchas presentaciones privadas en hoteles, 'malls', colegios, universidades, entre otros".
Adames ha nombrado a sus creaciones "afro mascarillas". "Para yo no perder la esencia de mi marca las hice con mi toque de afro cultura, siguiendo todas las estrictas medidas higiénicas y antifluidos. Cuando le agregé su turbante a juego fue todo un 'boom'", recalca. Adames comercializa su accesorio desde 3 dólares, las más sencillas. "Tengo de 10 dólares a juego con su turbante, y las de las enfermeras y sector salud con su juego de gorroo quirúrgico a 15 dólares".
Pintadas a mano
Jean Decort utiliza en sus mascarillas las mismas técnicas que para la confección de sus vestidos, sin embargo "es un trabajo más delicado, tomando en cuenta todas las medidas y recomendaciones del Minsa (Ministerio de Salud). La inspiración es resaltar nuestra cultura y proteger a nuestra gente". El motivo por el que el diseñador colonense decidió hacer mascarillas fue por sugerencias de clientes, "igualmente porque debíamos adaptarnos a la situación y crear un producto innovador, sin perder la esencia. También creamos la opción de que las personas pudieran pintar su mascarillas en casa para brindarle esa experiencia y activaran su creativad", expresa.
Aunque este tiempo ha representado un reto para la industria de la moda, Jean ha encontrado en la pandemia una oportunidad. "La creatividad en tiempo de crisis te hace experimentar cambios en todo, salir de la zona de confort y crear un estado de supervivencia". A él le afectó porque tuvo que cerrar su 'show room', pero lo convirtió en un taller para trabajar más cómodo junto a su equipo.
Para el artista, la cultura y la salud nunca pasará de moda, y mira una revolución en la industria de lo 'fashion'. "El futuro de la moda será adaptada a las necesidades de las personas, será más amigable, los vestidos de alta costura por un tiempo no se realizarán por su alto costo; las tendencias serán inspiradas en la comodidad de las personas, va ser 50% inspiración del diseñador y 50% sugerencias del clientes; todo será virtual por un tiempo. Los diseñadores después de la cuarentena tendrán los pies sobre la tierra y su creatividad será imparable". Sus mascarillas las comercializa a partir de los 20 dólares.
Tapabocas con glamour
Jorge Santos, creador de la marca Santino, promociona a través de sus redes sus mascarillas 100% confeccionadas a mano. Al pricipio, el diseñador elaboró mascarillas sencillas para regalar y apoyar a una fundación. "Luego algunas clientas y amigos me empezaron a preguntar si les podía hacer algunas, ahí empezó todo la necesidad de tener sus mascarillas que sean reutilizables. También por el costo que a la larga genera adquirir las mascarillas desechables, que conlleva mucha contaminación", señala, agregando que a su taller también llegó la crisis porque tuvo que pausar varios proyectos con clientas, además de la dificultad para comprar los insumos y poder realizar trabajos desde casa.
El toque distintivo del joven diseñador de 31 años, oriundo de Bocas del Toro, es el uso de encaje y pedrería en sus diseños, que le da un toque de glamour a este accesorio. Los diseños mayormente están inspirados en la naturaleza panameña, es así como aparecen plasmadas sobre telas lisas mariposas bordadas con cristales de swarovsky y corales confeccionados con lentejuelas y canutillos. "Mi intención es mantener un trabajo impecable, elegante y sofisticado en los detalles para que ganen protagonismo, cuidando los pequeños detalles como al hacer un vestido. Las mascarillas que elaboróo son en tonos lisos y algunos estampados en telas de seda y algodón, estas dan la posibilidad al cliente de personalizarla con algún detalle que le haga sentir mucho más cómodo a su estilo (aplicaciones de flores 3D, cristales, pinturas a mano, bordados y bolsillos para filtros)". El costo de las mascarillas oscila entre 15 dólares y 20 (las personalizadas).
Santos es optimista y señala que con este gran impacto el rubro de la moda seguirá mucho más fuerte "dándole valor y potencializando a cada uno en su campo, para continuar generando las chispa creativa con la visión de mantener un equipo positivo y productivo apesar de las dificultades".
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