- Para Padres
El hecho de que tal vez hayas tenido un malentendido con su familia no significa que él tenga que tomar partido, ¡no lo hagas elegir! Mejor aprende el arte de sobrellevar la situación.
Seguramente esta pregunta te sonará familiar. En Panamá, no hay que estar casados para tener suegros. Basta con iniciar una relación de algunas semanas para que tus amigas empiecen a preguntarte por el árbol familiar de tu nuevo pretendiente y, sobre todo, cómo fue ese primer encuentro. Ya no parece ser importante arreglarte para tu novio, pero empiezas a sacar la artillería pesada para llevarte bien con los padres y demás. Algo como sacar tu vestimenta más conservadora, tu plato de cocina estrella, te educas en el jazz, y comes los vegetales que tanto le rechazaste a tu propia madre. Me viene a la mente esos pájaros que bailan y se inflan en NatGeo para llamar la atención. No está mal hacer el esfuerzo, pero tampoco te pierdas en el intento.
¿Por qué le ponemos importancia? Quizá porque sabemos que al final, son las personas más importantes de tu pareja (en la mayoría de los casos). Conocer a la familia de tu pareja es también saber que ella muestra interés en ti y te está dejando entrar a su vida. Es un rito de pasaje. El asunto es que las relaciones con las familias políticas siempre son algo complejas (ya con la palabra “política” creo que lo he dicho todo). Volviendo a la pregunta; si contestas: “superbién”, lo más probable es que lluevan comentarios de buena fortuna como si te hubieses ganado la lotería. Si contestas otra cosa, bueno pues, ya sabemos cómo es eso; empieza la indagatoria.
Y es que hay que admitir que todos hemos tenido al menos una experiencia en la que sabemos que en el encuentro nos fue fatal. Recuerdo que la mamá de un novio mío aparentemente se burlaba de mi voz cuando yo no estaba. A él le parecía muy gracioso; a mí no tanto como entenderán. Eso duró lo que duró. Y esa es la versión “light” de cuando no estás “in”. Sea lo que sea, si hay rechazo por parte de su familia, primero detectar qué tipo de rechazo sientes, confirmar si de verdad es así o un malentendido. Al final, dependerá del lugar que decida darte tu pareja y de los recursos que tengan para manejarlo. A veces son temas de sobreprotección, celos, miedos y demás y con solo conversarlos se puede llegar a comprender y mejorar con paciencia.
Ahora, si eres tú la que no hizo clic con la madre, el padre, o hermana (incluso concuñada) o TODOS en general, hay que ver qué pasa. Y es que todas las familias son diferentes. Están las muy dispersas y las aglutinadas, las que no dejan entrar a nadie y las que te dan la bienvenida. Cuando se comparan, siempre chocarán las creencias, reglas, rituales y demás. Antes de que tu rechazo sea evidente y se convierta en la novela de las ocho, mira bien qué pasa contigo. Carl Jung, otros de mis admirados psicoterapeutas, “sutilmente” nos tira en cara que todo lo que nos irrita de los demás nos da mucha información sobre nosotros mismos. Observa qué es lo que tanto te molesta y mira bien qué no te gusta, quizá el problema es más tuyo de lo que crees. Cuando logramos identificar el ¿qué? y el ¿por qué?, puede mejorar.
En cualquiera de estos escenarios van a haber desafíos, incluso en las buenas relaciones. Recuerda que tú eres parte de tu familia y así mismo tendrás lo bueno y no tan bueno de ellos ahí contigo. Así mismo es con tu pareja. Y si lo que quieren es construir un proyecto de vida, busquen juntos soluciones a esos desafíos. Con buena comunicación, límites sanos y respeto, las relaciones “políticas” pueden permanecer diplomáticas.