Viviendo con ellos en casa

Mar, 11/24/2015 - 18:05

Temida por algunos y esperada por otros, la vejez es una etapa en la vida por la que todos debemos pasar. Sin embargo, puede resultar difícil de manejar para la familia y allegados, ya que esta llega con cambios inesperados para todos. Entre algunos de ellos podría surgir la necesidad de tener que mudarse y convivir con seres queridos, ya que por la avanzada edad no pueden permanecer solos ni valerse por sí mismos.
El Dr. Nelson Rodríguez, especialista en Medicina Familiar, explicó que, en primer lugar, la ancianidad es un proceso fisiológico causado por el desgaste del cuerpo producto del tiempo, y que se considera que una persona está en esta etapa a partir de los 65 años.
El especialista afirmó que cuando se toma la decisión de mudar al abuelo (a) al hogar de los descendientes se crea una crisis normativa, ya que la familia nuclear cambia su estructura y dinámica pasando a ser extendida. Esto genera situaciones difíciles, ya que se debe compartir el espacio, limitado en algunas ocasiones, con un miembro más.
Para las personas mayores también puede ser una situación difícil de afrontar. Pueden sentir que pierden autoridad e independencia, y hasta decaer en tristeza o depresión sintiendo inutilidad y baja autoestima. Es común que desarrollen el sentimiento de que no vale la pena pedir ayuda, y que el médico o la familia pueden emplear su tiempo en cosas mejores que ellos.
El Dr. Rodríguez agregó que al principio del deterioro cognitivo se pierde la memoria, y es común que las personas mayores al darse cuenta tengan un mecanismo de defensa que se manifiesta siendo tercos y groseros. “La familia es todavía la fuente primaria de apoyo emocional, su paciencia, amor y comprensión son fundamentales. Es importante entender que son personas que han vivido muchos años, por lo que su experiencia es invaluable”, dijo.

Claves para una buena convivencia:

  • Propicie su autonomía: los mayores deben aprovechar todas las posibilidades que tengan de movilizarse libremente. Si es posible, evitar utilizar sillas de ruedas o bastones. Su uso innecesario o exagerado puede volverlos más dependientes de lo que en realidad son, ya que la inmovilidad acelera el deterioro.
  • Aliente sus iniciativas: cuando quieran salir a pasear o ir de visita, saque un tiempo y acompáñelos. Por ejemplo, una caminata corta les proporciona ejercicio y alegría.
  • Interésese por su vida: converse sobre sus actividades, gustos y rutinas para que se sientan integrados. Es cierto que tienden a contarnos las mismas cosas varias veces, pero solo si dialoga con ellos podrá estar al tanto de sus sentimientos y necesidades.
  • Comuníquese: a veces, la gente mayor parece tener su propio discurso. Otras veces, debemos ser nosotros quienes les hablemos de la actualidad familiar y diaria. Preocúpese especialmente por mantenerlos informados sobre los movimientos de la casa.
  • Encárgueles tareas simples pero fijas: algo en la cocina o en la casa, el jardín o el cuidado de los más pequeños a determinadas horas pueden ser rutinas que se adapten a su ritmo. Les ayudará a mantenerse con la mente despierta y a sentirse útiles.
  • Cómpreles una mascota fácil de cuidar: un perro, una tortuga o un pájaro proporcionarán la sensación de que son indispensables y queridos, además son una excelente compañía. Es importante que sea elegida por ellos mismos.
  • Vigile su salud física y mental: puede pasar que “envejezcan” mucho de un mes a otro. Hay que estar atentos a las enfermedades que ya tienen, seguir su evolución para darles el mayor cuidado posible en casa y evitar internarlos frecuentemente en urgencias. Para esto, es necesario que usted pueda tener una relación fluida con el médico.
Cómo adecuar la casa para recibirlos

No se trata de una adaptación ortopédica de la casa, sino de un diseño que contribuya a disminuir los riesgos de accidentes, a mejorar las comunicaciones y la manipulación de objetos, así como los enseres domésticos. Su objetivo es proporcionar mayor seguridad en el desplazamiento al igual que al utilizar el baño y la cocina, que son los lugares donde pueden encontrar mayores inconvenientes.

Puertas. El ancho ideal es de 90 centímetros y el mínimo, 80, para que puedan entrar con facilidad en silla de ruedas y en muletas.

Baño. Se aconseja instalar grifos monocomando.

En zonas de giro. El espacio necesario para permitir el giro completo de una silla de ruedas es de 1.50 metros, de modo que esta medida determinará la disposición de objetos en los ambientes.

Interruptores. Colóquelos a una altura de 85 cm desde el piso.

Suelos. Deben ser lisos, antideslizantes y sin elementos que sobresalgan (como ocurre a veces en el acceso a terrazas y balcones). Evite el uso de alfombras

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