
El término familia reconstituida hace referencia a aquellas compuestas por dos adultos que forman un nuevo núcleo familiar, en el que uno de los miembros, o ambos, cuentan con hijos de su relación previa.
Si eres una mujer que atravesó un divorcio o la pérdida de un cónyuge y estás meditando acerca de la posibilidad de restaurar el núcleo familiar, existen, según la American Psychological Association, varios puntos que hay que considerar antes de tomar una decisión rotunda.
El planificar una nueva familia puede traer consigo muchos desafíos; el primero gira en torno a la nueva vivienda y los acuerdos financieros que se deben establecer entre la nueva pareja. Respuestas a preguntas como ¿viviremos en un nuevo hogar?, ¿dividiremos los gastos?, ¿compartiremos el dinero o lo mantendremos por separado?, son necesarias para garantizar la satisfacción en el proceso de adaptación.
El segundo desafío tiene que ver con la anticipación de los cambios. Los hijos de la nueva pareja juegan un papel importante en esta decisión. Según la psicóloga Alayza Escudero, “los niños suelen mostrarse más permeables a la entrada de un nuevo padre/madre si ambos mantienen una buena relación. No obstante, la aceptación conlleva tiempo (alrededor de 15 a 24 meses), en especial para adolescentes”. Es posible que la adaptación cueste. “Al principio, los niños pueden rechazar a la nueva figura, cuestionando sus atribuciones y la autoridad que se le pretende otorgar. Inconscientemente, perciben a la nueva pareja de sus padres como un rival o presunto sustituto”, comentó la Dra. Escudero. Ante tal panorama, lo recomendable, según los especialistas, es no presionar a los hijos para que acepten el cambio rápidamente. Es importante que los padres comprendan que dicho cambio puede desembocar en ciertas inseguridades. Con este nuevo núcleo “se confirma para ellos la pérdida de sus padres biológicos como pareja”, aclaró la psicóloga.
Entonces, ¿cómo se logra crear lazos afectivos sanos entre los nuevos miembros de la familia? En las familias reconstituidas, cada miembro vive el proceso de acuerdo con su historia personal y las expectativas que se tengan del cambio. Una recomendación de la Dra. Alayza es que puedan convivir en un espacio neutral de forma progresiva. “Pueden iniciar la convivencia compartiendo fines de semana de manera que los niños de forma gradual conozcan, acepten y compartan con la nueva pareja de sus padres”, señaló.
Entre los cónyuges es de igual importancia respetar el proceso individual de cada uno. “Nadie debe sentirse presionado a querer inmediatamente al hijo de la nueva pareja, del mismo modo que no hay que forzar a los niños a que acepten al nuevo cónyuge de su padre o madre desde el primer día, como si lo conocieran de toda la vida”, aclaró la psicóloga. La pareja debe tener claro, además, el rol que cumple en la vida de los nuevos integrantes. El rol de madre o padre biológico difícilmente podrá ser sustituido. Es recomendable poder potenciar y reconocer la relación.
La Dra. Alayza manifiesta de igual manera que “las decisiones más importantes sobre la educación de los niños deberían ser consensuadas por el padre y la madre, aunque estén separados”; sin embargo, “se les debe hacer entender a los hijos que ahora han de cumplir las normas de la nueva familia”.
Si bien para los adultos, la idea de volver a formar una familia puede causar ilusión, la forma de proceder debe ser cautelosa, llena de paciencia, comprensión y amor. “Siempre debe tenerse en cuenta la realidad de los niños, ya que son los más frágiles de todo este entramado y para ellos esta nueva decisión puede implicar un cambio no siempre fácil de asumir”.
Consejos generales para familias reconstituidas
La psicóloga Alayza Escudero nos dejó una serie de consejos para aquellas parejas que intentan recomponer su familia y comenzar una nueva experiencia sin dejar de lado a sus hijos.
1. Dejarles muy claro a los niños que, aunque la nueva persona o nuevo compañero con quien se pretende casar o unir ocupa un nuevo lugar en su vida, ellos continúan teniendo a los padres de siempre y que no van a perder su afecto y atención.
2. Respetar el ritmo y los espacios de cada uno de sus miembros, las relaciones deben fluir y para nada ser impuesTas.
3. No establecer comparaciones para hacer más simpática la pareja a los ojos de los niños. Todo debe darse de manera natural y sumamente espontánea.
4. La presencia del padre o madre que no vive con el niño debe ser respetada y tener un cierto lugar, tanto en las conversaciones como a través de fotografías u otros recuerdos.
5. Mostrar sentimientos positivos, comprensión y apoyo.